El director general de la Organización Mundial del Comercio (OMC), Pascal Lamy, afirmó ayer que «nadie escucha a la UE» en las cumbres del G20 porque «no habla con una única boca». Para Lamy, no tiene sentido que cada país europeo se pronuncie por separado en las reuniones del G20 (países ricos y emergentes), según dijo en el Foro de Bruselas. «Si un europeo toma la palabra sobre un tema, y luego otro europeo la toma sobre el mismo tema, nadie escucha, ya que o bien es lo mismo y se hace aburrido, o bien no es lo mismo y no influencia el resultado final», señaló el director general de la OMC.

Sugirió como solución que Europa hable «con una boca, no con una voz» sobre cada punto de la agenda. El subsecretario de Estado de EEUU de Economía, Energía y Agricultura, Robert Hormats, compartió esta opinión al criticar que Europa «quiere ser vista como una fuerza cada vez más unificada, pero también quiere un montón de sillas» en el G20. La Unión Europea tiene dos sillas en el G20 (el presidente estable del Consejo y el presidente de la Comisión Europea), a las que se suman las otras cuatro que ocupan por su cuenta Alemania, Gran Bretaña, Italia y Estado francés.

Además, el Estado español ya ha consolidado su puesto en las reuniones del grupo, en el que no está incluido formalmente pero en cuyas tres últimas cumbres (Washington, Londres y Pittsburg, en EEUU) ha participado como invitado.