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Raimundo Fitero

Ruido de diseño

En uno de esos reportajes de divulgación científica que de vez en cuando convierten al electrodoméstico esencial en una fuente de entretenimiento que aporta algún tipo de conocimiento básico sobre asuntos de toda categoría y utilidad descubrimos la existencia de diseñadores de ruidos, aunque en su expresión curricular se llaman diseñadores de sonido, noción que se puede confundir con los ingenieros de sonido para espectáculos, y se trata de otra cosa bastante diferente. De profesiones que tienen el título de psicoacústica, y que sirven para, aprovechando los avances en la tecnología, buscar los elementos mecánicos, los materiales más adecuados para conseguir, por ejemplo, que las puertas de los automóviles cierren haciendo un ruido muy concreto para que den la sensación de calidad.

Parece ser que tiene estudiado que en el imaginario de los posibles compradores de automóviles existe un sonido característicos que se relaciona con la calidad del coche. Estos especialistas en conseguir ruidos apropiados a los objetivos de mercadotecnia de las empresas que les contratan, consiguen que los motores de los coches suenen de una manera especial para lograr esa simulación de potencia, o hacen que los intermitentes vuelvan a tener un ruido similar a cuando eran puramente mecánicos y no electrónicos como ahora. Solamente relacionado con la industria automovilística se nos ofrecieron docenas de casos de investigación para lograr esos ruidos adecuados, pero también se utilizan estos conocimientos para muchas otras industrias.

Lo más sorprendente de todo fue ver cómo una multinacional suiza dedica una cantidad ingente de dinero para conseguir el tono crujiente de sus cereales y sus chocolates. Parece ser que de ese ruido al masticar, de esa textura depende el éxito, la vinculación con sentimientos de felicidad ligados a la infancia, y para ello, claro está, utilizan componentes químicos, combinaciones secretas de productos no conocidos, y hacen pruebas constantes con especialistas que les van dando las claves para lograr sus objetivos. Según el ruido consumimos más. No es mala idea para filosofar. O para recapacitar.

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