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Himalaya Exploración

Primera al Takargo con lo puesto y con criterio

Los estadounidenses David Gottlieb y Joe Puryear se hacen con este pico virgen de 6.771 metros del Rolwaling Himal (Nepal). En total fueron 12 días de actividad; 3 de ellos escalando la montaña. También ascendieron varias vías de hielo en las cercanías de Beding.

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Andoni ARABAOLAZA

Sin ningún tipo de florituras. Sin caravanas de porteadores. De forma simple; quizás, minimalista. Con lo puesto. Ligero. Fuera de las «autopistas» y casi de los mapas. Aunque suene raro: exploración. Zonas y montañas vírgenes. Una filosofía casi a contracorriente. Esa es la dirección que estos últimos años han tomado David Gottlieb y Joe Puryear en sus incursiones en el Himalaya.

La cordada estadounidense comenzaba su particular andadura a finales de 2008 con el Kang Nachugo (6.735 m) y seguía en la primavera del año pasado con el Jobo Rinjang (6.778 m). Dos picos vírgenes en la más absoluta soledad. La tercera montaña en discordia ha sido el Takargo (6.771 m) en el Rolwaling Himal (Nepal).

Uno de los picos más importantes de la zona, con una posición única al ser la montaña más alta de una sub-cadena y rodeado de otros desconocidos como el Trakanding, Drolamba... Sin ninguna ascensión, ¿qué más podían pedir (y soñar) los estadounidenses?

Finalmente, el pasado 12 de marzo cayó el Takargo. Fueron 12 días de actividad desde la aldea de Beding (pueblo sherpa a 3.700 m), sin ningún descanso, y con tres días reales en montaña. En términos generales, debido a la lejanía del monte, uno de los trabajos más duros fue la aproximación con nieve en malas condiciones y un terreno escabroso. En plena montaña, en cambio, las condiciones de la nieve fueron buenas y encontraron hielo excelente.

Pero el viaje al Rolwaling Himal fue más que ese titular de la ascensión al Takargo. El propio Puryear adelanta a GARA lo siguiente: «Ha sido una aventura increíble, y la verdad no sé por dónde empezar. El viaje ha tenido tres partes diferentes pero complementarias. Y todo ello unido da un resultado de un viaje perfecto. Primero, escalamos muchas cascadas de hielo. Segundo, hemos tenido la oportunidad de convivir con la comunidad sherpa. Y tercero, cómo no, hemos tenido la suerte de escalar en estilo alpino un pico virgen del Himalaya».

Hielo y más hielo

La aldea de Beding fue su campamento base; el pilar de las tres experiencias comentadas. Allí, en sus alrededores, Gottlieb y Puryear le dieron bien al piolet en las cascadas de hielo que durante el mes de febrero estaban formadas. Escalaron un total de 13 líneas de entre WI3 y WI6; la mayoría de las cuales han sido seguramente primeros ascensos. «Nosotros vimos unas 30 cascadas, incluso podrían llegar a unas 50 si hay condiciones. Y todo ello a un par de horas de Beding, una aldea que se encuetra a 4 días de la carretera. Desde principios de diciembre ya están formadas, y aguantan hasta febrero. Se encuentran entre 3.400 y 4.200 metros de altura. La mayoría son fáciles, y hay muchas para explorarlas. Ya conocíamos Rolwaling de la expedición de 2008. Vimos un montón de líneas que se estaban formando a finales de octubre. Este invierno ha sido un poco seco. Escalamos algunas cascadas como «Beyul» de 700 metros y WI4», informa Puryear.

Takargo, la joya

Después de calentar bien en las cascadas de hielo de los alrededores de Beding, la cordada estadounidense se centró en el objetivo principal: el pico virgen del Takargo.

Gottlieb y Puryear se ponen en marcha, y para el 7 de marzo ya se encuentran ante la cara oeste de la montaña. Pero, como adelantábamos, el invierno fue seco y la pared no se encontraba en las mejores condiciones; sobre todo, muy ruidosa por las constantes avalanchas de piedras.

Descartan su cara oeste, y se van hacia el glaciar de Trakarding. Así apuestan por la cara este del Takargo, justo frente al glaciar Drolamba. En dos jornadas más montan el campamento en la base de la este a 5.700 metros.

El 11 comienzan la escalada: «La vía que ascendimos recorre una banda rocosa en la parte más baja de esta vertiente. Y luego se dirige hacia el enorme serac colgante. Nos adentramos por un corredor que nos llevó hacia el glaciar superior, siempre con tendencia a la izquierda y luego ya recto hacia la arista cimera. Nos decantamos por esta ruta porque nos parecía razonable y bastante segura. Solamente montamos un vivac, justo en la arista».

Si la proximación a la montaña se las trajo, la escalada al Takargo fue mucho más disfrutona. Una escalada corta, pero gozando con la calidad del hielo. Puryear nos resume la escalada: «Los largos de hielo (7 en total) fueron hermosos y muy agradables. Después de la travesía del serac, ya tirando a cima, escalamos a partir de una rimaya otros 5 largos de hielo sostenido. Algunos tramos de ellos bastate tiesos con secciones de hasta 80º, y luego a 55º-60º con algún resalte más empinado».

Según nos adelantan los protagonistas, estuvieron protegidos del viento y la temperatura fue agradable. Todo ello hasta pillar la arista cimera. Allí soportaron vientos de hasta 30 km/h que llegaban desde el oeste (tuvieron que ponerse toda la ropa que llevaban). De la arista veían 3 cumbres, siendo la del medio la más alta. Ya en la cima (12 de marzo) sólo pasaron media hora por causa del frío y por la llegada de nubes. El descenso fue por la ruta de la ascensión. A las 11 de la noche del día siguiente llegaban al campamento instalado en la base de la pared.

rolwaling himal

La expedición de David Gottlieb y Joe Puryear a la zona nepalí se tradujo en escaladas a cascadas de hielo vírgenes y a la primera ascensión al Takargo (6.771 m) por su cara este.

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