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Una plataforma vecinal saca los colores al alcalde de Laudio

No hay nada decidido aún sobre el futuro que les espera a varios edificios de viviendas del barrio laudioarra de Areta. Pero lo que ya han conseguido sus vecinos, agrupados en torno a la plataforma Berlojatzen, es sacar los colores al alcalde, el jeltzale Jon Karla Menoyo, al proponer otra modificación del Plan General de Ordenación Urbana que evita los derribos de varios inmuebles.

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Agustín GOIKOETXEA

El 25 de mayo, responsables de la Agencia Vasca del Agua URA, dependiente del Ejecutivo de Lakua, y del Ayuntamiento de Laudio se reunirán para tratar de resolver el conflicto creado por la modificación del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU), que ha ampliado el cauce del río Nerbioi para evitar las consecuencias de las cíclicas riadas que han anegado la localidad y ha puesto en jaque a cerca de 400 familias de Areta. Son aquellas que habitan en la conocida como «Casa Rosa», así como en inmuebles de las calles Nervión, Virgen del Carmen y Doctor Fleming.

Los afectados, agrupados en torno a la plataforma Berlojatzen, aguardan una respuesta a las propuestas planteadas al alcalde, Jon Karla Menoyo, en una reunión que celebraron el 31 de marzo. En ella, tal y como consta en la grabación en video que existe y que está colgada en el blog de la iniciativa ciudadana, Menoyo tuvo que reconocer que la propuesta de nuevo cauce, que supondría el derribo de las viviendas, fue municipal, no de URA como se dijo al principio. Al conocerla, los afectados argumentaron que el nuevo planeamiento urbanístico no le suponía nada al Consistorio y sí a los vecinos, cuyos pisos se declaraban «fuera de ordenación» y se les instaba a esperar la llegada de un promotor que edificara los bloques de viviendas donde serían realojados.

Alvaro Barrios, presidente de Berlojatzen, explica que mientras sus viviendas queden fuera de ordenación «no se podrían hacer reformas, ni poner ascensores, ni poder venderlas. Nos han devaluado el valor real de las mismas. Estaríamos amarrados hasta que a un promotor privado le apeteciese construir». Tras interpelar a Menoyo por el motivo por el que no se barajaron otras opciones diferentes al derribo, o si el Ayuntamiento dispone de recursos económicos para afrontar tal posibilidad, los afectados pusieron encima de la mesa dos alternativas, desechada la expropiación a precio de mercado.

La primera era el realojo de los afectados como vía de negociación, recuerda Barrios, de modo que «los vecinos no asumen la incertidumbre, ni el horizonte temporal; lo asume el Ayuntamiento». Al final, la solución parece haberse encontrado en la modificación del Plan. «No desarrollar la zona de Caminos Viejos, haciendo en ella un parque fluvial, tal y como fluía el agua en 1880, y de esta manera salvar todos los inmuebles». La condición que han puesto, y que al parecer ha sido bien recibida por los técnicos, es declarar los inmuebles como protegidos, al igual que otros de Laudio como los depósitos de aguas y edificios de empresas. Argumentan que supone una «discriminación positiva al daño causado públicamente y garantía de que jamás se vuelvan a plantear los derribos».

De igual manera, plantean que, si la alternativa fuese viable, el nombre del parque sea Berlojatzen «para que públicamente se sepa que esos edificios tienen su garantía en ese parque y ese parque representa la fuerza de la unión de los vecinos ante el poco tacto del poder». Tras la reunión del 31 de marzo, se estipuló el plazo de dos meses para analizar la propuesta vecinal.

«Al parecer -explica el presidente de la plataforma-, los técnicos de LKS [la firma que efectuó el proyecto de modificación del PGOU] han visto con buenos ojos la alternativa pero públicamente se da a entender que es un planteamiento hecho por los políticos, no por los vecinos, y se habla de la condición de compensación positiva al daño causado». «Condición -advierte Barrios- sin la cual los vecinos no están dispuestos a aceptar ningún acuerdo».

Tras la experiencia, se preguntan: «¿Cómo es posible que unos vecinos sin ningún medio hayan hecho un planteamiento que al parecer podría salvar los inmuebles y la Administración con un alcalde, un concejal de Urbanismo, un Consejo de Urbanismo, un arquitecto municipal y una ingeniería como LKS, con una `millonada' invertida en el proyecto, sólo dan como solución unos derribos que económicamente son inviables para el municipio y planteándola de la manera que la han planteado?».

Secreto desvelado por una periodista

Los afectados, tal y como han confesado, tuvieron noticias de la amenaza que se cernía sobre sus viviendas gracias a una información periodística. «Fuimos informados por una periodista, que se enteró a través de un error de comunicación del Ayuntamiento», rememora Alberto Barrios. A partir de ahí, constituyeron la asociación de vecinos Berlojatzen, partiendo del planteamiento de que los cambios contemplados en el Plan General «no le suponen nada» al Ayuntamiento y sí a ellos.

La plataforma ciudadana ha defendido que hay otras alternativas urbanísticas que permiten que, en el futuro, se derriben menos viviendas. Así, el Consistorio ha asumido que la «Casa Rosa», así como los edificios de Caja Vital, en el número 1 y 3 de la calle Nervión, y del BBVA, en el portal número 6 de Virgen del Carmen, no serán demolidos, al quedar comprobado que la propuesta vecinal de incrementar la capacidad hidráulica del río a través de la desaparición de una porción del parque de Villosa es viable técnicamente.

Cinco años después de que el Consistorio laudioarra comenzase la revisión del PGOU, una de las «patatas calientes» es lograr que los problemas de inundabilidad por las riadas del Nerbioi desaparezcan, o sus consecuencias sean mínimas. Por el momento, quienes han dado una lección a la Administración han sido los vecinos de Areta, que han recibido múltiples apoyos.

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