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Los Consistorios de Otxandio e Igorre abren nuevos cauces de participación

Los ayuntamientos de Otxandio e Igorre han abierto en mayo nuevos cauces de participacición ciudadana, siguiendo la senda de otros gobernados por la izquierda independentista interesados en la profundización de la democracia participativa frente al modelo representativo imperante.

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Agustín GOIKOETXEA

Otxandio e Igorre son los municipios vizcainos que en mayo profundizarán en el establecimiento de nuevos cauces de participación ciudadana, siguiendo la estela de experiencias emprendidas en otros ayuntamientos de Euskal Herria gobernados por la izquierda abertzale. En el caso del primero, se constituirá el Consejo Ciudadano que «pretende ser -explica el alcalde, Aritz Otxandiano- el órgano fundamental a partir del cual seguir construyendo la arquitectura de la democracia participativa en nuestro pueblo».

El paso que están llevando a cabo parte del proceso de reflexión participativa que desarrollaron entre 2005 y 2006. Antes, en 2003, el acceso a la Alcaldía de la plataforma Batia, impulsada por la izquierda independentista «con la vocación de sumar fuerzas y democratizar la práctica institucional», sirvió para poner encima de la mesa de las prioridades municipales la necesidad de profundizar en este ámbito.

Otxandio tiene ejemplos donde fijarse. «Me parece ejemplar todo el proceso que se ha desarrollado en Usurbil a la hora de implantar el sistema puerta a puerta, proceso que ha culminado con un referéndum vinculante, máxima expresión de la democracia directa», comenta Otxandiano. Lo que deja claro el alcalde es que no van a «copiar» otros modelos. «Cada realidad requiere de sus propias experiencias, dentro de un proceso dinámico y gradual que requiere de importantes dosis de innovación política», apostilla, en sintonía con Galder Olibares, primer regidor de Igorre, que también en mayo pondrá en marcha un Área de Participación Ciudadana con competencias también en comunicación y relaciones con los vecinos. «Optamos por profundizar en nuestro propio camino; la realidad de cada municipio es diferente», aclara.

Experiencias novedosas en Bizkaia han sido los procesos participativos abiertos por los ayuntamientos de Elorrio, para aprobar su Plan General; o de Izurtza, para marcar sus actuaciones prioritarias. Todas las iniciativas han sido novedosas ya que, tal y como argumenta el alcalde de Otxandio, «tanto la arquitectura institucional como su marco legal han sido diseñados para la democracia representativa, y en muchas ocasiones entorpecen el desarrollo de la participación. La democracia participativa requiere de otra arquitectura institucional y otro marco legal, así como de un profundo cambio cultural en la clase política, los representantes institucionales, y también en la sociedad civil en general».

Los procesos de consulta efectuados en diversas localidades vascas han chocado con obstáculos y prohibiciones impulsadas por instancias administrativas superiores. «Si la participación se da en temas que atañen únicamente al ámbito local, es muy difícil que nadie se moleste en poner trabas legales. Sin embargo, si el ejercicio democrático toca temas de importancia supramunicipal y detrás de esos temas se esconden intereses políticos o económicos que poco o nada tienen que ver con la voluntad popular, es muy probable que terminen prohibiéndola, tal y como ha ocurrido con las consultas sobre la línea de alta tensión. Y si además el alcalde es de una determinada tendencia política y el ejercicio democrático es una consulta sobre el TAV, puedes terminar en los tribunales, tal y como le ha ocurrido al alcalde de Aramaio», declara Otxandiano.

La depuradora, primer asunto

En el primer Consejo Ciudadano de Otxandio, en las próximas semanas, se tratará la gestión sostenible del ciclo integral del agua. Así, por un lado, se planteará la delegación de competencias y la incorporación al Consorcio de Aguas Bilbao Bizkaia (CABB), u optar por la gestión local y la implementación de un sistema semiecológico de depuración que se integraría dentro de un ambicioso proyecto que persigue la mejora ambiental y la puesta en valor de la cola del embalse de Urrunaga, uno de los principales atractivos que poseen. Antes del Consejo, los vecinos recibirán en sus domicilios la información básica de las dos opciones.

La otra alternativa, defendida por la Diputación vizcaina, es que el Consorcio construya una depuradora al uso a cambio de que Otxandio se incorpore a la mancomunidad y amortice la infraestructura a través de las tarifas a cobrar a los vecinos. «Para imponernos esta obligación, se basan en una interpretación muy mercantilista de la Directiva de Aguas 2000 CE del Parlamento Europeo», señala el alcalde.

Al explicar su oposición al plan foral, asegura que el Ayuntamiento le parece «absurda la obligación de amortizar el 100% del coste de la inversión a través de las tarifas. Absurda -insisten los responsables municipales- si detrás de esa condición no se esconde la intención de preparar el terreno para una futura privatización de la gestión del agua, que es lo que ya está ocurriendo en algunas ciudades del Estado español».

Todo otxandioarra podrá participar en el Consejo vecinal para debatir de los temas que se incluyen en diez áreas, que son: profundización democrática, soberanía energética, gestión sostenible del ciclo integral del agua o basuras, reducción de la movilidad, ordenación y protección del medio rural, política de vivienda, desarrollo de la identidad cultural, mejora de las infraestructuras deportivas, y necesidades de una población envejecida. «En una fase más avanzada, la intención es que asuma otras funciones más operativas como la aprobación definitiva del PGOU, u otras más operativas como la aprobación del presupuesto o las ordenanzas fiscales», argumenta Aritz Otxandiano.

Este nuevo órgano dispondrá de una comisión permanente conformada por el alcalde, los presidentes de las diferentes comisiones informativas, los técnicos superiores del Ayuntamiento y tres vecinos elegidos en el seno del Consejo. «Como no existe marco legal que ampare la capacidad de decisión del Consejo, ésta estará amparada por nuestra voluntad política, utilizando la mayoría absoluta que nos dio el pueblo para respetar y cumplir sus decisiones», resalta.

Respecto al futuro, el alcalde otxandioarra avanza que los restantes proyectos definidos en las diez áreas de intervención estratégica vendrán después de que se aclare el asunto de la gestión del ciclo integral del agua. «No tenemos plazos concretos y tampoco nos preocupa demasiado. Este es un proyecto estratégico de largo alcance, dinámico en su definición y desarrollo, y donde el ritmo de avance no es lo más determinante», argumenta Aritz Otxandiano.

Acabar con la opacidad en Igorre

Donde también están empeñados en dar otro rumbo a la gestión municipal es en Igorre. «El anterior gobierno del PNV se caracterizó por la opacidad y el oscurantismo, la gestión a espaldas de la ciudadanía. Desde que accedimos en 2007 a la Alcaldía, se han puesto en marcha diferentes iniciativas, y tras una trayectoria de tres años y un proceso de reflexión interno -argumenta Galder Olibares, su alcalde- hemos propuesto la creación del área de participación ciudadana, para darle un reflejo a nivel orgánico y estructural a una línea de trabajo que llevamos desarrollando desde el principio».

Recuerda el proceso participativo para la elaboración de los presupuestos de 2008, en el que se implicaron 194 vecinos, «más del 5% del censo municipal». En materia de urbanismo, por ejemplo, se han efectuado consultas vecinales sobre el frontón de Elecalde, el concurso de ideas sobre la reforma de Agirre Lehendakaria y la urbanización del barrio de San Juan.

En la nueva comisión participarán representantes de los tres grupos políticos con representación municipal: la izquierda abertzale, PNV e Igorre Denontzat (ID). Ante el planteamiento del equipo de gobierno izquierda independentista-ID, los jeltzales se abstuvieron. «Sería demasiado impopular para ellos mostrarse en contra de nuestra propuesta -declara Olibares-, que tiene el apoyo de la mayoría del pueblo».

La exigencia de cauces de participación vecinal en ese Consistorio de Arratia no son nuevos. Estando el PNV al frente de la Alcaldía, «desde la oposición se reivindicaron los presupuestos participativos a partir de 2005. Por otro lado, desde varias asociaciones vecinales, al hilo de la construcción de la Kultur Etxea, se realizó la campaña `Kultur Etxea, herriarena, herriarentzat', para reivindicar la gestión participativa del mencionado equipamiento».

Fruto de las reclamaciones ciudadanas, añade el alcalde actual, en 2002 arrancó el Plan de Euskara, en cuyo diagnóstico participaron más de 250 personas. «Se trata de un área de trabajo en el que sigue profundizando el Ayuntamiento de forma intensa, ya que en 2008 se creó el Área de Euskara con una técnico municipal. La segunda experiencia la constituye la comisión de fiestas, abierta a todas las vecinas y vecinos, con una trayectoria de más de 10 años organizando unas fiestas patronales a medida de la ciudadanía», señala Olibares..

El Ayuntamiento de Elorrio da voz a los vecinos de sus catorce barrios

Elorrio constituyó hace dos años su consejo municipal, el primero que se creó en Durangaldea, y se ha dotado de una ordenanza, que se aprobó el 15 de abril por unanimidad del Pleno del Consistorio, para regular ese órgano consultivo. En esta línea, han conformado el Consejo de Barrios, en el que estarán representados los alcaldes de los catorce núcleos rurales de esta villa vizcaina.

«La función del Consejo es la de dar voz a los barrios en la organización, planificación y solución de los asuntos que les conciernen, pues, al ser urbanísticamente Suelos No Urbanizables, sus problemáticas son radicalmente diferentes a las del casco urbano y, al mismo tiempo, son bastante comunes a todos ellos», explica el alcalde, Niko Moreno.

«Su misión es, como órgano consultivo que será, la de asesorar al Ayuntamiento en todos los temas concernientes a los barrios, así como, en la parte presupuestaria que les corresponda también, diseñar los objetivos a desarrollar en los barrios y todo aquello que tenga que ver con ellos. Además -añade- queremos que ello sirva también a la autoorganización del barrio, al aumento de la conciencia de pertenencia, a la fluidez de las relaciones barrio-calle».

El Consejo se reunirá, en principio, cada tres meses. Lo primero que han hecho ha sido elegir a los alcaldes de barrio y, a partir de ahí, comenzarán a elaborar el reglamento del Consejo, la ordenanza que regula las subvenciones para las fiestas de los barrios y el diseño de las diferentes redes de saneamiento, cuyos proyectos serán analizados por los responsables municipales elorrioarras.

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