La convocatoria de Javi Martínez, que ayer estrenó concentración con la absoluta española, para el Mundial de Sudáfrica va a ser un arma de doble filo. La llamada de Del Bosque es, en cierto modo, una garantía de calidad para los círculos deportivos y mediáticos madridistas que ya han comenzado a echar las redes por el de Aiegi.

La decisión final estará en las manos de quien va a ser anunciado en los próximos días como nuevo técnico merengue, José Mourinho, reciente ganador de la Champions con el Inter casi medio siglo después, uno de los trofeos que con más ahínco ansía Florentino Pérez para sus vitrinas.

Del polémico preparador luso, que ya se ha avanzado firmará por cuatro temporadas a raíz de 10 millones por cada una de ellas, dependerá que el centrocampista navarro recale en Concha Espina. Eso sí, si el Real Madrid quiere llevarse a Javi Martínez, deberá abonar la cláusula de 30 millones que tiene establecida en su contraro.

Una merma de dicha cifra supondría una auténtica marejada opositora de los aficionados hacia Fernando García Macua, que sería lo último que desearía el máximo mandatario rojiblanco con los numerosos frentes en su contra que se han abierto en los últimos meses, tanto desde el ámbito judicial como dentro de su propia junta directiva.

Sólo una operación por ese montante, con el anuncio de que sería reinvertido en otros jugadores de calidad para suplir al de Aiegi -ahora mismo las alternativas pasarían por Raúl García y Mikel Arteta-, podría ser asumida por la masa social del Athletic, cuyo proyecto deportivo está seriamente basado en la realidad futbolística que ya es Javi Martínez.