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De injurias al rey a enaltecimiento, un repaso en primera persona de 20 años de pancartas sanfermineras

Txema Esteban lleva 20 años pintando pancartas para las peñas sanfermineras. Acaba de ser absuelto de «enaltecer el terrorismo» y ahora respira más tranquilo. Aunque cree que de alguna forma ya ha sido marcado, él defiende su trabajo como parte de una tradición que es más vieja incluso que el vestir de blanco y rojo en las fiestas de Iruñea.

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Aritz INTXUSTA

No superan la decena los autores de las pancartas de San Fermín. Txema Esteban pugna por ser el más prolífico de todos los que siguen en activo: en 2009 fue autor de seis de las pancartas y este año firma otras cuatro. Después de haber sido procesado por injurias al rey en 1993 y absuelto hace una semana por «apología del terrorismo», se ha convertido en el más polémico de los caricaturistas sanfermineros.

«Cuando me llamaron en agosto pasado los de la peña San Fermín para avisarme de la denuncia, le resté importancia. Pensé que, si había salido de lo del rey, esto se quedaría en nada», comenta Esteban. Pero pronto cayó en la cuenta que la denuncia llevaba un recorrido distinto: «Empezaron con las fotos de los presos en Bilbao, con las herrikos... De repente, el tema de las pancartas se convirtió en una baza terrible para ir contra todos. Ahí ya me preocupé. Creía que me había tocado. Me vi jodido».

Después de meses de un proceso judicial en el que tuvieron que declarar los presidentes de las peñas San Fermín y Armonía Txantreana y los autores de las pancartas, la Audiencia Nacional española determinó que no existía ningún tipo de enaltecimiento. «Ahora mismo, no me lo creo del todo», afirma este pancartero, que está convencido de que «el colectivo festivo molesta a algunos, que lo vieron muy claro: `metemos a ETA de por medio y nos lo cargamos'».

La acusación por enaltecimiento le provocó pasar por momentos amargos y estuvo a punto de costarle el trabajo. «Yo soy dibujante y ahora, de cara a trabajos futuros, me veo marcado, aunque se haya hecho público que no he hecho nada malo». La sentencia ha dejado en evidencia el uso partidista de la Policía Municipal a manos de la alcaldesa de Iruñea Yolanda Barcina, que retiró la subvención a las dos peñas díscolas. El auto define que tanto el «Iñaki etxera» de la pancarta de San Fermín, como el «Ongi etorri Kurika» de Armonía Txantreana constituyen un mero «recuerdo a unas personas por su situación personal». Aun así, el Ayuntamiento ni ha pedido disculpas, como solicitaba la Federación de Peñas, ni ha devuelto la subvención que retiró por este motivo.

Romper la tradición

Nunca la censura sobre los emblemas de las 16 peñas de Iruñea se había endurecido tanto. Las pancartas reivindicativas constituyen una tradición sanferminera más vieja incluso que el vestir de blanco y rojo durante las fiestas. La vestimenta se popularizó en los años sesenta, mientras que las pancartas datan de los años veinte. Si en un principio las telas contenían mensajes simples de bienvenida, pronto comenzaron a incluir caricaturas y críticas políticas. También durante el franquismo, aunque fue durante la transición cuando los pinceles de los dibujantes ganaron enteros en cuanto a sorna y acidez.

«Cuando pilló Balda arrancó todo -explica Esteban-. Al ver sus telas puedes alucinar sobre cómo se atrevía a poner a caldo a los picoletos en los años 40. Marcó una línea que estalló después con la transición y nos lleva al punto en el que estamos ahora, bueno, o hasta el año pasado». Pedro Martín Balda fue el pancartero más importante, realizó su primera pancarta en el año 1943 para la extinta peña Iruñako y firmó la última en el año 2000, que ondeó la peña Oberena. En total fueron 147 las obras que realizó este iruindarra, creador también de cuatro carteles de sanfermines, que falleció a finales de diciembre pasado.

«Considero a las pancartas de San Fermín como las fallas o las chirigotas de Cádiz», explica Esteban. Para el pancartero, lo importante «es ese trasfondo de criticar a quien tiene el poder, darle la vuelta a la tortilla durante los días de fiesta. Las telas reflejan los chascarrillos del pueblo, lo que se comenta en los bares. Es sano reírse de quienes nos gobiernan durante una semana ya que, después de todo, el resto del año les pagamos el sueldo con los impuestos».

«Pero se han pasado siete pueblos y medio. Se puede decir que la línea que se llevaba hasta ahora se ha roto. Cuando pasó lo del rey nos avisaron, nos dieron la oportunidad para rectificar. Ahora ha sido: `yo señalo, éste denuncia y el otro elabora un informe'», sostiene Esteban. Por este motivo, este año las pancartas serán negras por primera vez y carecen de dibujos. El pancartero agradece la solidaridad de los 5.000 socios que han tomado la decisión pero, aunque firma cuatro de las pancartas, echa en falta las caricaturas. Reconoce, además, que ha sido «muy cabrón» conseguir un tono negro convincente. «Soy un poco enfermo, me gustan los dibujos y lo cierto es que los echo en falta, pero los lemas eran necesarios». Las 16 peñas se han repartido cuatro consignas para estos sanfermines: «Libertad de expresión», «No más ataques a las peñas», «Queremos unos sanfermines populares» y «Por unos sanfermines participativos».

Pese a que la libertad siempre ha presidido las pancartas, las polémicas han sido más bien pocas. Sólo dos de ellas habían sido censuradas hasta el año pasado. La de 1993 de Esteban (por supuestas injurias al rey) y otra más, en 1983, de Oberena, en la que se leía «Hala ETA gustiz ere». En la segunda, sólo se censuraron las mayúsculas. Sin embargo, Esteban recuerda otra que desató las iras de la prensa madrileña en 1982. La tela pertenecía a la peña Rotxapea. En la pancarta aparecían los kilikis del Papa, el alcalde Javier Bauluz, el Naranjito del mundial y un policía de uniforme marrón zurrando a bastonazos a los mozos de Iruñea. A «La Gaceta», le dolió ver a Karol Wojtila «repartiendo leña».

El tema religioso también levantó ampollas en la pancarta de Muthiko Alaiak de 2007. El arzobispo de Iruñea, Fernando Sebastián, montó en cólera al verse caricaturizado portando un Cristo que alzaba la mano al modo franquista. UPN denunció la tela para que se prohibiera, pero entonces primó la libertad de expresión (estaba muy vigente la polémica sobre las caricaturas de Mahoma). Pese a ello, la comunidad ultracatólica navarra llegó a celebrar una misa-protesta, organizada por la Asociación Católica de Propagandistas, días antes de los Sanfermines de 2007, a la que acudió Barcina.

Telas a concurso, el proceso creativo

El proceso de asignación de las pancartas no ha cambiado apenas con el paso de los años. Normalmente, las pancartas salen a concurso, aunque ya son muchas las peñas que confían sus telas a un dibujante de confianza, que suele recibir entre 800 y 1.000 euros por el trabajo. Esteban calcula que invierte una media de 70 horas en la realización de cada una de las telas. Se trata de un proceso con diferentes fases que viene a ajustarse a un calendario. El mes de abril se dedica para recopilar y listar todos los temas que se pueden incluir en la caricatura, que se presentan a las peñas para que los valoren. Marzo es el mes de los bocetos a carboncillo, aunque en los últimos años comienza a verse algún esquema en formato digital. Ya en junio se pintan las telas; se suele tardara unos tres días en rematar este trabajo. Finalmente, ven la luz a finales de mes en el Día de las Peñas y a través de los clichés.

De las supuestas injurias al Borbón de la pancarta de 1993...

«Después de todo el Cristo que sufrimos con el ir y venir de la familia real al morir el padre del rey, vi el chiste. Estaba de moda aquello de la Vespa y reflejé un poco todo el paquete: el rey, el muerto, la pasta y la Vespa. No tiene mayor secreto», explica Esteban sobre su pancarta para la peña Rotxapea en 1993. La tela fue denunciada por Santiago Cervera, hoy líder del Partido Popular de Nafarroa. El dibujante tuvo que declarar el mismo día 6 de julio en los juzgados. La Policía se presentó en la peña para llevarse la tela, que estaba ya pintada; la requisaron y estuvieron buscando los clichés. Sólo la oportuna actuación de los trabajadores de la imprenta, llevándose las cajas de los clichés, permitió que hoy podamos seguir riéndonos con el dibujo.

...Al frustrado «enaltecimiento del terrorismo» de 2009

En la pancarta de la peña San Fermín del pasado año aparece la madre de Iñaki Marin Mercero, un socio de la peña en prisión preventiva, gritando: «Iñaki etxera!». El preso rompe los barrotes de la cárcel ante esa llamada. Esta caricatura bastó para imputar por «enaltecimiento del terrorismo» tanto al dibujante como al presidente de la peña. A la Armonía Txantreana le ocurrió lo mismo. Las denuncias las practicó la Policía Municipal, oportunidad que aprovechó el Ayuntamiento de Iruñea para cortar la subvención a ambas peñas. El órgano encargado de dilucidar el caso fue la Audiencia Nacional, que en su auto tumba todas las acusaciones. El proceso se alargó durante meses, lo que constituyó un calvario para los afectados. La subvención sigue sin entregarse.

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