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Iñaki LEKUONA Periodista

El nuevo pendón de Francia

Es sabido que, a pesar de la canción, las banderas no sólo son trapos de colores. La simbología que, por ejemplo, arrastra la tricolor francesa puede costarle 7.500 euros de multa y hasta seis meses de prisión a cualquiera que ose ultrajarla - léase quemarla- en un acto público. Desde ahora, y gracias a la siempre muy francesa, muy republicana, muy jacobina y muy de derechas Michèle Alliot-Marie, degradar de cualquier forma el pendón francés, verbigracia arrancándolo con nocturnidad y alevosía de un mástil público, como ya ha sucedido por estas tierras, será castigado con 1.500 euros.

Justifica la antigua edil lohizundarra que la tricolor es un símbolo de la nación, perdón de la Nación, y como tal hay que protegerlo como se protege la Libertad de expresión o la propiedad privada, perdón la libertad de expresión o la Propiedad Privada. No, al menos la francesa no es sólo un trapo de colores.

Sin duda, escupir sobre una tela es un hecho gravísimo; y calcinarla un acto imperdonable. Por ello hay que legislar duro para castigar como es debido a aquellos que ultrajan, no ya la bandera, sino lo que en el fondo simboliza: un gran país, perdón la Grandeur de un país.

Pero sin embargo, el amiguismo, el enchufismo, la corruptela y en definitiva el abuso de poder al que tiene acostumbrados la clase política francesa a sus electores, eso no merece una reforma legislativa, eso no merece ningún tipo de escarmiento. Así es esta nueva Francia y Lilianne Bettencourt su nuevo pendón. No es el único escándalo, pero es el último, el trapo que ahora ondea de lo más alto del mástil del Elíseo, el que simboliza un Estado gris, descolorido y ridículo. Perdón, Ridículo.

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