GARA > Idatzia > Euskal Herria

CRÓNICA Bajo la carpa del circo

28 años de sonrisas en el Gran Circo Mundial de Aste Nagusia

Una gran carpa, los colores de toda la vida, blancos y rojos, las barracas y el Gran Circo Mundial. Es la atracción preferida de todos los niños. Los elefantes, los tigres y los trapecistas hacen las delicias de muchos jovencitos bilbainos.

p016_f02.jpg

Janire MENDIETA

Son las 11.45 en el parque Etxebarria y ya se ven niños en los alrededores del circo. Una pregunta, «¿aquí qué habrá?», referiéndose a una gran carpa blanca. El niño de al lado le contesta, «aquí hay elefantes». «Y como todavía no es su hora de función pues vamos a los hinchables», replica la niña.

Los señores de la limpieza que bordean la gran carpa de 14 metros de altura sólo quieren saber qué hizo el Athletic; «4-3» les responde un señor. Se quedan contentos y siguen con la faena.

De traje y corbata

Se ven muchos ancianos a esa hora en el parque, ya que a las 12.00 sí que hay función. Es más corta de lo habitual. Eso sí, de forma gratuita para ellos. Todavía hay bilbainos nostálgicos que recuerdan el circo con cariño. Quince minutos antes de empezar, los «abueletes» ya están en el lugar donde los han citado, no se puede llegar tarde. Incluso alguno se ha puesto traje y corbata; «hay que ir elegante al circo», aclaraba.

Mientras entraban, un niño que estaba en la puerta miraba a su madre. «Yo también quiero entrar», le decía con la mirada.

Unos abueletes van al servicio nada más pasar por la taquilla, no vaya a ser que tengan que perderse parte de la función. Aun así, alguna señora llega algo tarde, «me he retrasado», se excusa. Pero no pasa nada, los trabajadores enseguida le acompañan hasta la entrada.

A las 12.00 en punto y con las campanadas de la basílica de Begoña, la música se para y suenan dos pitos que dan comienzo al «espectáculo del Gran Circo Mundial». Tras dar las recomendaciones oportunas, una música de magia comienza. Pero enseguida cambia a otra llena de ritmo acompañando a la rapidez de las manos de los malabaristas. Con las hazañas difíciles, una música de tensión llena la carpa.

Nacido en Bilbo

«Aquí hace más fresco que fuera», comenta a GARA Mustapha Ouachao, delegado del circo. Hace cerca del cuarto de siglo que el Gran Circo Mundial pasa por la Aste Nagusia. Bilbo es «una plaza tradicional para el circo». Incluso Enrique Polo, alias Magic Polo, nació aquí.

Su número de magia deja con la boca abierta al público. Una mujer entra en la jaula, la tapan y de la nada surgen dos perros en lugar de la artista. Con una bola de discoteca enorme sucede lo mismo. Pero esta vez, primero le dan fuego. Y desde dentro salen dos mujeres y un tigre de bengala. Pero como los animales se mueven mucho por el instinto, cuando tenía que salir de la pista se quedó en medio para que le dieran algo de comer.

Por las instalaciones traseras del circo se pueden ver los próximos artistas en actuar. Uno de ellos, trapecista, está colgado boca abajo de una barra, como si de un mono se tratara.

Nadie entiende un Aste Nagusia sin el circo. «Las fiestas sin circo son raras, es como si les faltara alguna cosa», declara Ouachao. Es parte de la cultura y la costumbre de las fiestas. «Es un público culto el de Bilbao, al que le gusta el espectáculo y las novedades». Por eso, el circo nunca repite función de un año para otro. A los bilbainos les gusta todo «desde los payasos, a los animales, atracciones, equilibristas, trapecistas. Todo les gusta. Porque yo siempre estoy por la sala. Y la gente aplaude a todo, le encanta. Cuando salen de aquí, salen encantados».

El miércoles, el circo se trasladó al hospital de Basurto. E hicieron las delicias de todos los niños con actuaciones de los artistas. Además, «después repartieron juguetes y los niños salieron muy muy muy contentos de allí».

Aparte del circo, en el parque Etxebarria hay 72 atracciones de las cuáles muchas repiten cada año. Por eso, la relación entre los que trabajan en ellas y los trabajadores del circo es muy buena. Asimismo, coinciden en todas las ferias grandes del Estado español y se ayudan en todo.

Pero no todo es bueno. Ha habido protestas entre las funciones en contra del trato que los animales reciben en el circo. La respuesta de Ouachao es clara. «Primero tienen que entrar y ver los animales. Que vean cómo se les trata y el espacio que tienen».

Cada animal tiene su propia jaula, y van a la pista sueltos, sin la jaula. Entre 3 y 4 meses antes de montar el circo, la empresa tiene que dar las medidas de los animales y el espacio que necesita cada uno para que les den la autorización de montar aquí el circo.

Bajo la magia del circo, una empresa contrata a artistas de todo el mundo para hacer felices durante 2.15 horas a las 2000 personas que entran en la carpa. Los 14 metros de altura de carpa, los 180 empleados, 80 animales y 40 caravanas, seguirán haciendo felices a los demás hasta el 5 de setiembre.

Imprimatu 
Gehitu artikuloa: Delicious Zabaldu
Igo