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Crónica | Celebración de la Diada

La disputa por el voto independentista marca una Diada multitudinaria

Las distintas formaciones independentistas que van a disputar los votos en las próximas elecciones autonómicas compitieron en la Diada para visibilizar que su proyecto es el que mejor recoge el espíritu del millón de personas que el 10 de julio llenó Barcelona.

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Laia ALTARRIBA i PIGUILLEM

No sorprendió a nadie que ayer, en el acto institucional de la Diada, el president del Parlament de Catalunya, Ernest Benach (ERC), asegurara que el país se encuentra en «una etapa de grandes decisiones y que esto significa que se ha terminado el tiempo de las ambigüedades». Ni tampoco que añadiera que «en esta nueva etapa hay que decidir por donde seguir con el camino del autogobierno», y que esta decisión corresponde «a la ciudadanía de Catalunya».

La efervescencia del independentismo el último año ha marcado un antes y un después. Empezó en Arenys de Munt con la primera consulta sobre la independencia, continuó con las siguientes olas de consultas en las que ya ha votado medio millón de catalanes y culminó con la respuesta masiva a la sentencia del Tribunal Constitucional español sobre el Estatut.

Así pues, no sorprendió ayer que el president de la cámara catalana se atreviera a hacer un discurso institucional con un carácter marcadamente soberanista -no hay que olvidar que su partido propone un referéndum independentista en la próxima legislatura-. La mayor parte de las decenas de miles de personas que ayer concurrieron a los actos de la Diada comparten la sensación que muchas cosas han cambiado en los últimos meses en la política catalana, y que la sentencia sobre el Estatut ha sido la constatación que el autonomismo es una vía muerta. Y también saben que va haber consecuencias en las elecciones autonómicas convocadas para el próximo 28 de noviembre.

Si considerásemos que la manifestación de la Diada que ayer por la tarde recorrió el centro de Barcelona es un buena barómetro electoral, ERC debería estar muy preocupada. De los partidos que concurrieron a la movilización independentista, fueron los de Puigcercós quienes menos manifestantes llevaron detrás de su pancarta. La Solidaritat Catalana que encabeza Laporta, así como Reagrupament, visibilizaron que ERC ha perdido buena parte de la conexión con el sector más activo de su electorado. Aunque una cosa son los votantes que salieron ayer a la calle a manifestarse y otra quienes irán a depositar su voto en las urnas.

Pugna

Sin duda, para ERC ha sido un alivio la ruptura entre los de Laporta y los de Carretero (Reagrupament), puesto que la división puede desanimar a parte de los que apoyan las nuevas formaciones y su discurso en favor de la unidad. En este sentido se expresaba Joan Puigcercós, presidente de ERC, cuando presentaba a su formación como el «independentismo útil». Habrá que seguir lo que sucede las próximas semanas, si finalmente hay entente entre las dos nuevas formaciones y quién logra situarse en el centro del debate electoral para atraer la mayor parte del voto independentista.

Por un lado, Solidaritat Catalana tiene su baza en el carisma de Laporta, aunque el ex presidente del Barça pudo decepcionar a más de uno cuando ayer por la tarde, después de hacerse la foto con la pancarta al principio de la manifestación, se marchó para presenciar el Barça-Hércules en el Camp Nou. Esta formación ya ha escogido sus candidatos para el 28N, y ha logrado poner caras conocidas de distintos sectores del independentismo. Pero tiene una flaqueza que, por contra, beneficia a Reagrupament, y es la escasa estructura militante. El factor de la solidez del partido también juega a favor de ERC, junto su capacidad de mayor proyección en los medios y su arraigo en las comarcas.

Más allá de las riñas entre los partidos que concurren a las urnas el 28 de noviembre, la izquierda independentista mostró como ya viene haciendo los últimos años su unidad y solidez con más de 5.000 personas secundando su llamamiento. La marca electoral de este movimiento, la CUP, decidió hace más de un año no hacer aún el salto a las elecciones autonómicas, sino prepararse para reforzar su presencia en los ayuntamientos en la cita de 2011, en vistas a ganar solidez y más adelante dar pasos más firmes hacia comicios autonómicos. Así que no se disputaban el electorado que ayer se manifestó en Barcelona, sino que desde el escenario que clausuró la jornada, Xevi Safont, concejal de la CUP por Mataró, recordó que la estrategia de este movimiento pasa por avivar la movilización y consolidar las CUP en todos los Països Catalans.

En referencia a las nuevas formaciones independentistas, Safont criticó que «no se puede hacer un brindis al sol diciendo que el año que viene vamos a ser independientes», y les criticó también porque «desnudan el discurso independentista de contenido político». Se refería al hecho que tanto Solidaritat Catalana como Reagrupament tengan como único proyecto político la independencia, sin detallar más cuál es su propuesta en materia social. Además, el edil de la CUP también lamentó que sus líderes «se peleen desde el ego por sillones en el Parlament».

Esto no es solo la opinión de la izquierda independentista, sino que son muchos los que entienden que la imposibilidad de crear una candidatura única se debe al personalismo de algunos de los que encabezan estos dos nuevos partidos.

Mientras tanto, el president José Montilla, en su discurso institucional, a pesar de reconocer que el dictamen del Tribunal Constitucional español «ha dañado el sentimiento de afecto de muchos miles de catalanes en relación con España y las instituciones», apelaba a rehacer la «concordia» con el Estado español. Y el convergente Artur Mas trataba, por su parte, de esquivar las referencias a la independencia centrándose en criticar el discurso de Montilla por «partidista».

HOMENAJE VETADO

La Audiencia Nacional española vetó una movilización en apoyo a Lola López y Marina Bernadó, presas bajo la acusación de pertenecer a ETA. Ante la prohibición del acto llamado por el colectivo Rescat, se realizó una encartelada.

TRAS LA MOVILIZACIÓN

A la conclusión de la movilización que recorrió el centro de Barcelona para demandar la independencia, un grupo de encapuchados quemó una foto del Rey español, así como una bandera española y otra francesa.

RECHAZO

El delegado del Govern Jordi Fàbrega que también es portavoz de la entidad Decidim.cat, quemó una copia del Decreto de Nueva Planta para simbolizar el rechazo a la sentencia sobre el Estatut y a la legislación española, que «restringe a Catalunya».

LA ESTELADA

El PP celebró que la bandera independentista catalana, la estelada, no presidiera las tradicionales ofrendas florales al monumento a Rafael Casanova en Barcelona y alabó al conseller de Interior, Joan Saura, por el despliegue policial.

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