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Los homínidos de Atapuerca cuidaban de los discapacitados

Los investigadores de Atapuerca creen que los homínidos que vivieron en la sierra hace medio millón de años eran solidarios y ayudaban a los individuos que tenían problemas, según una investigación que publicaba ayer on line la revista científica norteamericana «PNAS».

Pedro Sedano (EFE) | BURGOS

El artículo publicado en la prestigiosa «PNAS» (Proceedings of the National Academy of Sciences of de United States of America) difunde el estudio realizado en las vértebras lumbares de un Homo Heidelbergensis que vivió en Atapuerca, y que tenía tales lesiones que «seguramente limitaban su movilidad y hacían imposible que cazara». La hipótesis del equipo investigador es que, igual que ocurre en las sociedades actuales de cazadores-recolectores, este individuo se tendría que quedar en la aldea y ayudar a las mujeres. La teoría se corresponde con la aparición también en Atapuerca de un cráneo infantil con evidencias de una lesión severa que implicaba una discapacidad, pese a lo cual vivió varios años.

Las vértebras lumbares que se analizan en el estudio se encontraron hace veinte años y han sido examinadas por un equipo que forma parte del grupo de investigadores que lidera uno de los tres codirectores de Atapuerca, Juan Luis Arsuaga. Alejandro Bonmatí, primer autor de la investigación, explicó ayer que la primera dificultad se encuentra en la extracción de los restos, que fueron encontrados en la Sima de los Huesos, una zona de los yacimientos de Atapuerca de acceso muy complicado en la que se han localizado 6.000 fósiles humanos. En esa abundancia radica la segunda dificultad, dado que existe también un elevado número de restos de osos, que en ocasiones son difíciles de distinguir, y luego hay que intentar determinar a qué individuo corresponde, ya que pertenecen al menos a veintiocho.

En este caso, no sólo se han podido encajar las vértebras lumbares, sino que se ha establecido su correspondencia con una pelvis cuyos detalles ya se publicaron en 1999 y que actualmente se muestra en el Museo de la Evolución Humana (Burgos), donde se conoce popularmente con el nombre de la «Pelvis Elvis».

De los datos obtenidos de la investigación de estos fósiles se ha deducido que corresponden a un individuo de más de 45 años, «posiblemente más de 50», según Bonmatí, de gran corpulencia, con una estatura de entre 170 y 174 centímetros y unos 90 kilos de peso «con una musculatura muy potente». Se trata de una edad muy avanzada para la época, porque «la tasa de envejecimiento era mucho mayor que ahora», los factores ambientales hacían que la vida fuera muy peligrosa y la propia corpulencia del individuo suponía un factor de desgaste. Aunque hasta ahora no se han encontrado en Atapuerca restos de pelvis femeninas completas, los investigadores han comparado estos restos con los de féminas encontradas en otros lugares del mundo, lo que ha confirmado que ya en esa época existía un claro «dimorfismo» (diferencia) entre varones y hembras.

ANCIANOS

El esqueleto parcial, perteneciente a un varón de gran corpulencia física de una especie antepasada de los neandertales, revela que padecía importantes enfermedades degenerativas que le obligarían a adoptar una posición encorvada y, quizás, a usar un báculo para mantenerse erguido. Era un «anciano» de entre 45 y 50 años.

ESPALDAS

Otros esqueletos hallados en la Sima de los Huesos, sin deformidades, han permitido descubrir que esta población, al igual que los neandertales, poseía una columna vertebral con curvaturas menos marcadas que las que recorren nuestras espaldas.

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