GARA > Idatzia > Iritzia> Kolaborazioak

Josu Imanol Unanue Astoreka Activista social

Lo peor de lo peor y el akelarre nacionalista

¿Acaso es ilícito pensar? ¿Acaso no se puede ser de izquierdas y abertzale? ¿Sólo se puede ser neofranquista? ¿Se ha de pasar alguna prueba de idoneidad ideológica? ¿Quién concede el lábel de demócrata de toda la vida?

No han andado muy finos, el dúo Basagoiti-Pastor, quienes de sus propios miedos y prepotencia trabajada hicieron estas manifestaciones. Seguramente, sería un mensaje de escasa capacidad interpretativa sólo para sus seguidores mas acérrimos. O habían querido parecer inteligentes y ágiles ante el reto que la ciudadanía más rebelde les planteaba. Demasiado para las mentes de los citados. En realidad, con eso sólo demostraron la torpeza y la habitual incontinencia verbal insultante que les caracterizan.

Personalmente acudí a la manifestación para reivindicar los derechos que como ciudadano me corresponden, derechos que me son negados por estos y otros personajes que, desde su totalitarismo excluyente, pretenden seguir imponiéndonos sus ideas mal denominadas democráticas.

Que yo sepa, no he cometido delito alguno tipificado en la ley para merecer esas flatulencias verbales. Incluso siendo lo peor de lo peor, según ellos, me considero suficientemente sensato y libre como para que otros no me impongan ideas como las de ellos.

Una vez más demuestran quiénes son, ellos que día tras día hacen alarde de su incompetencia y carecen de alternativas para este pueblo, ellos que sólo piensan en ocupar cargos que ni por decisión popular les corresponden. Pues, que yo sepa, los votos y los escaños autootorgados gracias a la Ley de Partidos no cuadran en la dinámica del respeto a la voluntad popular.

Personalmente me siento timado, engañado por el fraude actual al darme cuenta de que no todos decidimos, ni todos tenemos derechos iguales, pero sí algunas obligaciones para mantener el fraude en vigor. De ahí la importancia de los miles de ciudadanos reivindicando soluciones y no descalificaciones por un delito que no hemos cometido.

¿Acaso es ilícito pensar? ¿Acaso no se puede ser de izquierdas y abertzale? ¿Sólo se puede ser neofranquista? ¿Se ha de pasar alguna prueba de idoneidad ideológica? ¿Quién concede el lábel de demócrata de toda la vida? ¿Los de los 40 años de paz o los que tienen en su haber causas pendientes por algunas actuaciones de «violencia legal» aún no aclaradas?

Uno se pierde ante tanto mensaje desde las instituciones excluyentes y de los que dicen gobernarnos, pero pienso que mejor harían si dimitieran y realmente concedieran a los ciudadanos lo que les corresponde: su representatividad acorde con la voluntad popular expresada libremente. Sería lo normal. ¿No es ése el principio y la razón de la democracia participativa?

También me gustaría que los medios de comunicación, sobre todo los públicos, hicieran la labor que les corresponde, la de informar y dejar de interpretar según lo que el «amo» les indique, puesto que de lo visto personalmente en Bilbo y de lo oído y leído posteriormente, tengo claro que hay mucha manipulación, una muestra más de la libertad de prensa y expresión inexistentes y pendientes de lograr.

Por último, si lo peor de lo peor se vio en Bilbo, según algunos voceros ideológicos de la derecha nacional-española, habría que pensar en algún tratamiento para que las neuronas de quienes insultan sin conocer previamente a los participantes empiecen a funcionar correctamente.

No me considero mejor ni peor que nadie, pero tampoco merecedor de esos calificativos. Por aclarar, visto lo visto y lo que hay en el nacionalismo español (PP y PSOE entre otros), creo que, por lo menos, muchos somos conscientes de que nuestras opciones ideológicas elegidas voluntariamente son mas adecuadas también incluso a la hora de reclamar los derechos ciudadanos que nos corresponden, que no es poco.

Lo del akelarre, su persecución, en Euskal Herria como en otras partes del mundo, ha sido una injusticia cruel que llevó a cientos de personas al sufrimiento y en muchos casos a la muerte. Según la historia actual, iba acorde con la demencia y locura de quienes impulsaron la persecución y odio a seres libres con otra forma de ser y pensar. Los impulsores de la persecución se consideraban a sí mismos poseedores de la verdad única y la creencia divina. ¿De acuerdo, señor Pastor?

Imprimatu 
Gehitu artikuloa: Delicious Zabaldu
Igo