Los 33 mineros rescatados esta semana de las profundidades de la mina de Copiapó han narrado el infierno de los 17 días que permanecieron bajo tierra tras el derrumbe antes de ser descubiertos con vida. Sus cuerpos se debilitaban y la angustia crecía con la falta de aire, agua y alimento. A los 33 hombres enterrados en la mina de Copiapó no les quedaban más que tres raciones de comida y 10 litros de agua cuando fueron descubiertos más de dos semanas después del derrumbe. 31 de los «33 de Atacama» fueron dados de alta ayer y sólo quedaban dos mineros hospitalizados, uno por problemas bucodentales y otro por sufrir síndrome vertiginoso.