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Profunda remodelación del Gobierno español

Euskal Herria y la pugna electoral centran la agenda de Zapatero

José Luis Rodríguez Zapatero oficializó ayer una profunda remodelación de su Gobierno, que coloca al ministro de Interior y ahora vicepresidente primero como «hombre fuerte» del Ejecutivo, al que llega el vasco Ramón Jáuregui para encargarse del Ministerio de Presidencia. El objetivo es claro: el proceso de Euskal Herria vuelve a aflorar como «prioridad estructural».

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Iñaki IRIONDO | GASTEIZ

Al alba y con el viento de la tranquilidad presupuestaria a favor, el presidente José Luis Rodríguez Zapatero anunció una profunda remodelación de su Gobierno, que, según afirma, acometerá el proceso de normalización de Euskal Herria como una prioridad. Para ello, el actual ministro de Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, se convierte también en vicepresidente primero y portavoz, el verdadero hombre fuerte del Ejecutivo. Y Ramón Jáuregui viaja del Parlamento Europeo a La Moncloa para encargarse, desde el Ministerio de Presidencia, de la coordinación del Gabinete y de aconsejar al presidente en materia vasca.

La reforma gubernamental se anunció a través de una filtración que «El País» colgó en su página web a las 7.45 de la mañana. La Moncloa y Rubalcaba no esperaron ni a que el presidente hablara con el Rey.

Con los cambios que se anunciaban ya se dejaban ver dos de las prioridades gubernamentales. En el aspecto comunicativo, dar la batalla al PP. En el político, ponerse a la altura de los cambios que se están produciendo en Euskal Herria. Después, en la rueda de prensa oficial, el propio Rodríguez Zapatero explicaba la importancia del papel de Rubalcaba en el Ejecutivo, elevando al ministro de Interior al rango de vicepresidente primero, en «un momento decisivo» en lo que interpretan como el final de ETA. Una tarea que será, según el presidente español, «difícil y complicada» y que, tras un tiempo en el que se ha mantenido fuera del foco informativo, ahora vuelve a aflorar como «una prioridad estructural» para su Gobierno.

En ese sentido, Rodríguez Zapatero señaló que hay «un dato muy determinante» y es «lo que se está viviendo en la llamada izquierda abertzale, los pasos que se han producido, los mensajes que se dirigen». Apuntó que los considera «insuficientes hoy, pero no van a ser en balde».

Altas y bajas

El problema en referencia a esta consideración de prioridad es, una vez más, la volubilidad del propio presidente, con una opinión siempre cambiante de la que es ejemplo esta misma crisis de Gobierno. El domingo por la mañana dijo ante la prensa que sólo pretendía cambiar al ministro de Trabajo, pero por la tarde, tras el mitin de Ponferrada, decidió que lo que venía siendo una reflexión se convirtiera en una decisión: descolgó el teléfono, llamó a Rubalcaba y ambos se pusieron a pilotar la reestructuración.

Entre las bajas destaca la destitución de la vicepresidenta primera y ministra de Presidencia, María Teresa Fernández de la Vega, en el cargo desde que Zapatero llegó a La Moncloa y que ahora pasará al Consejo de Estado. Como ha quedado expuesto, el cargo de vicepresidente es para Rubalcaba y el de ministro de Presidencia para Jáuregui.

También ha sido cesado el ministro de Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, otro de los veteranos en el Ejecutivo. Su lugar lo ocupará Trinidad Jiménez, que deja Sanidad, adonde llega Leire Pajín. El cargo de esta última como secretaria de Organización del PSOE será ocupado por Marcelino Iglesias, presidente de Aragón.

Celestino Corbacho será sustituido al frente de Trabajo por Valeriano Gómez. Y en Medio Ambiente se va Elena Espinosa y llega una ex de IU, Rosa Aguilar.

Y resulta significativo que Zapatero haya entregado al PP la cabeza de Bibiana Aído, haciendo desaparecer el Ministerio de Igualdad, una de las señas de identidad del Gobierno. Además, el Ministerio de Vivienda se integra en Fomento.

«no será en balde»

Zapatero calificó de «muy determinante» lo que «se está viviendo en la llamada izquierda abertzale, los pasos que se han producido, los mensajes que se dirigen». Dijo que «son insuficientes hoy, pero no van a ser en balde».

La recuperación se encomienda a Rubalcaba

Alfredo Pérez Rubalcaba tiene un cierto halo de mago y a él se encomienda el PSOE para recuperar el espacio electoral perdido frente al PP. Se conocen sus dotes oratorias, tanto en el terreno de la persuasión del auditorio como de atacar al oponente, y por eso se encargará de ejercer de portavoz del Gobierno. Las encuestas le presentan como el ministro más valorado, tanto por su propio electorado como por el que vota al PP. Por eso será la mano derecha del presidente y, en buena medida, la imagen del Ejecutivo.

La tercera variable a tener en cuenta es la posibilidad de poder vender ante la opinión pública española «el final de ETA». Ésa es una enorme baza política, pero también se sabe que puede tener importantes costes, dependiendo de cómo reaccione el PP. Y ahí de nuevo aparece su papel de mago. Lo va a necesitar. Hasta ahora va llegando tarde a muchos trenes o quizá, peor, no ha querido llegar a tiempo. I. IRIONDO

Rajoy se muestra preocupado y el PNV, más esperanzado

El presidente del PP, Mariano Rajoy, que se jactaba ante los periodistas de que ya el martes había barruntado que la remodelación sería profunda, expresó su inquietud por las declaraciones de José Luis Rodríguez Zapatero sobre los últimos movimientos de la izquierda abertzale. «Espero que lo que no sea en balde sean los errores del presidente en política antiterrorista», apostilló.

Rajoy advirtió de que el PP estará «vigilante» a lo que haga el Gobierno en esta materia. Para recalcar su posición afirmó textualmente: «Que no haya equívocos: espero que no haya negociación con nadie; sólo nos importa el comunicado de ETA diciendo que se disuelve como organización, que deja de matar gente y que empieza a respetar los derechos individuales».

Después de conocer los cambios en el Gabinete de Zapatero y aunque sin referirse a éstos, el presidente del EBB del PNV, Iñigo Urkullu, mostró su esperanza de que lo que queda de legislatura se convierta en «un tiempo para la paz y la normalización de la convivencia política». En un acto de su partido en Sabin Etxea, destacó que falta «un año y meses» hasta las próximas elecciones generales, «si es que el Gobierno aguanta la legislatura», y abogó por que «todos, y en especial Batasuna, sepamos aprovechar» este periodo.

También desde las filas del PNV, su portavoz en el Congreso, Josu Erkoreka, manifestó que el hecho de que Rodríguez Zapatero le haya dado tanta relevancia en su Gobierno a Alfredo Pérez Rubalcaba se debe a que «seguro que tiene algún reto enfrente que tenga que ver con los quehaceres» del Ministerio de Interior. Comentó que aprecia «cierto factor vasco» sobrevolando sobre la decisión adoptada por el presidente. Tras recordar la afirmación de Zapatero de que los pasos de la izquierda abertzale «no serán en balde», añadió que ha señalado que probablemente Rubalcaba tenga «mucho que decir» para lograr que «se siga avanzando» y esos movimientos «lleguen al umbral de lo suficiente» a través de una política de «estímulos, incentivación y presión» sobre el conjunto de la izquierda abertzale.

Por su parte, Pello Urizar, secretario general de Eusko Alkartasuna, señaló que los cambios en el Gobierno español «seguro que tienen que ver con la adaptación a la nueva situación» en Euskal Herria que están propiciando las fuerzas abertzales y que «va a necesitar que se mueva el Gobierno y que el grupo parlamentario del PSOE dé su apoyo». Vaticinó, además, que «en breve» la tesis oficial del Partido Socialista será la que mantienen en la actualidad Jesús Eguiguren y Odón Elorza. GARA

Jáuregui lo logra en un momento crucial

Ramón Jáuregui, donostiarra de 62 años, tiene una larga trayectoria iniciada desde la base. Estuvo en el Ayuntamiento de Donostia, fue delegado del Gobierno español en la CAV en tiempos de triste memoria y vicelehendakari de Lakua. Después fue elegido diputado para el Congreso y se fue a Madrid, de donde le mandaron al Parlamento Europeo en lo que se intuía que podía ser el paso previo a su jubilación. Pero quizá porque ésta esté cada vez más lejana y difícil, Zapatero lo ha llamado a su lado. Su nombre había sonado en varias ocasiones desde los tiempos de Felipe González y esta vez volvía a las quinielas, pero como sucesor de Corbacho en Trabajo. Sin embargo, le han convocado para ponerse en el puente de mando junto a Zapatero y Rubalcaba en un momento crucial. A nadie le pasa inadvertida su condición de vasco y su profundo conocimiento del país, además de sus dotes para el acuerdo con otros partidos. I. IRIONDO

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