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Libre de reparaciones por las guerras, Alemania se enfrenta a otras demandas multimillonarias

Coincidiendo con la celebración de la reunificación alemana, Berlín efectuó el último pago de las reparaciones por las guerras mundiales. Pero un grupo de inversores reclama ahora el pago de obligaciones emitidas hace 90 años, pero que Alemania da por pagadas.

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Ingo NIEBEL

El pasado 3 de octubre, el Estado alemán celebró a bombo y platillo el 20 aniversario de la unificación. Aquel día de 1990 la socialista República Democrática Alemania (RDA) se adhirió incondicionalmente a la capitalista República Federal de Alemania (RFA). Paralelamente la unificación reactivó el último pago que la nueva Alemania tenía que realizar por saldar definitivamente las reparaciones de la primera Guerra Mundial (1914-1918). El reciente día de la fiesta nacional Berlín transfirió 69,9 millones de euros a sus acreedores.

Este pago pone punto final a un largo proceso de negociaciones por las reparaciones que remontan en los años 20 del siglo pasado. Después de la Primera Guerra Mundial, cuyo estallido se debía en gran parte a los intereses imperialistas del emperador alemán Guillermo II, los vencedores decretaron sumas astronómicas con las que la vencida Alemania debería pagar los daños causados por el conflicto. El montante inicial sumó 132.000 millones de marcos en oro (unos 700.000 millones de euros o 47.000 toneladas de oro) sin que los vencidos pudieran participar en las negociaciones que fijaron esta cifra. A continuación Berlín intentaba bajar esta suma por razones políticas y económicas. Hoy en día los historiadores discuten si la quiebra financiera de Alemania en 1931 era producto de las altísimas reparaciones o un instrumento con el cual el entones gobierno alemán quería reducir drásticamente el impuesto castigo financiero. Al final se consiguió bajar la suma a pagar en tres mil millones de marcos oro a base de bonos que nunca llegarían a cobrarse.

Paralelamente los distintos gobiernos de Weimar emitieron obligaciones para disponer de suficiente liquidez que mantenía viva la actividad económica que a su vez era necesaria para poder pagar las reparaciones. Para tal objetivo se emitieron primero las obligaciones Dawes, que llevaban el nombre del negociador principal de EEUU, por el valor de 800 millones de marcos oro más un interés del 7%. Les siguieron las obligaciones de Young por otros 300 millones de marcos oro con el 5,5% de interés. Washington animaba a instituciones e inversores privados a comprar estas emisiones porque las reparaciones alemanas servían también para que París y Londres pudieran devolver a EEUU los créditos con los que había financiado la guerra. Aquel plan se convirtió en pura especulación cuando en 1933 los nazis llegaron al poder y dejaron de pagar las obligaciones y los intereses porque su lucha contra el Tratado de Versailles y las reparaciones había sido un pilar fundamental de su programa político. Por lo tanto el precio para las obligaciones Dawes y Young cayó drásticamente. Entonces el régimen de Hitler empezaba a comprar clandestinamente los papeles a muy bajo precio.

Después de la derrota nazi en 1945 los vencedores se incautaron del patrimonio alemán en el extranjero y utilizaban la mano de obra de cuatro millones de presos de guerra alemanes para reparar los daños que Alemania había causado en la Segunda Guerra Mundial. Desde el país ocupado se llevaron conocimientos, patentes y máquinas.

Rebaja en los pagos

En 1952 los aliados occidentales empezaron a negociar con la RFA, que se había declarado heredera del Tercer Reich, el problema de las reparaciones de las dos guerras más el dinero prestado desde la ocupación. Dado que imperaba el interés por mantener a Bonn junto al Occidente y frente al bloque soviético, los alemanes consiguieron bajar el montante inicial de 30.000 millones de marcos a 14.000 millones, teniendo en cuenta que el presupuesto de la RFA en 1952 era de 23.000 millones de marcos. En el Acuerdo de Londres se pactaron también unos muy favorables modos y plazos de pago. Gracias a la fuerte exportación y al «milagro económico alemán» Bonn logró pagar sin problemas primero los créditos a París y Londres hasta 1973. Una década más tarde efectuó el último pago por la vieja deuda exterior. En 1988 saldó las respectivas cuentas con EEUU. Entonces quedaron sólo unos 125 millones de euros que, según el Acuerdo de Londres, los alemanes deberían pagar por intereses acumulados después de la unificación. En 1996 Berlín empezó a liquidar también esta deuda.

Paralelamente la RFA efectuó otros pagos de indemnización como por ejemplo los 450 millones de marcos a Israel por el Holocausto y los 3.000 millones al Congreso Mundial Judío para que indemnizara a judíos en otras partes del mundo. Los valores que el régimen nazi había incautado a los judíos europeos habían sido mucho mayores.

La RDA, que se consideró el «primer estado antifascista en territorio alemán», no participó justamente por esta razón en estos pagos sino que mediante el traslado de maquinaría y productos reparó el daño que el nazismo había dejado en el Este europeo. En relación con su PIB sus pagos a la Unión Soviética eran mayores que las indemnizaciones que efectuó la RFA en el Oeste.

Pero aquí no se acaba la historia de estas reparaciones: Actualmente un grupo de seis inversores estadounidenses ha demandado a la RFA por el pago de las obligaciones de Dawes y Young. Un tribunal de California ha aceptado la demanda. El pleito ha surgido porque Berlín opina que los valores en poder de los inversores ya fueron pagados antes o durante la Segunda Guerra Mundial. Cuando los soviéticos tomaron Berlín robaron los certificados que después de la caída del bloque socialista empezaron a circular entre coleccionistas porque parecían carecer de cualquier valor financiero. Los abogados del Estado alemán argumentan que ellos poseen una larga lista de estos documentos pagados antes de 1945 y robados después. A cambio, sus demandantes dicen tener certificados originales que según pruebas halladas en archivos alemanes mantienen su valor. Se estima que una serie emitida podría valer unos 1.200 millones de euros.

Si estos históricos papeles vuelven a ser más de lo que son depende ahora de una sentencia. Si ésta es desfavorable para Berlín, el Gobierno alemán tendrá que prepararse para otro pago multimillonario.

 

millones

La RFA consiguió rebajar las reparaciones de las dos guerras, más los préstamos durante la ocupación, de 30.000 a 14.000 mi-llones. Otros 3.450 millones se pagaron a Israel y al Congreso Mundial Judío.

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