El psiquiatra eibarrés Juan Sánchez Vallejo aborda en «En busca de la salud perdida» (Alberdania) el problema de la salud desde un punto de vista «existencial». Y es que, a su entender, nuestra sociedad «ha perdido la confianza en su salud».

«'En busca de la salud perdida' es un libro pensado para todo el mundo», explicaba el autor en la presentación de ayer, sobre un nuevo título del que enfantizó su función divulgativa. El individuo de hoy en día no se preocupa de mantener su buena salid, sino que la deja en manos ajenas: confía en médicos, fármacos y «aparatos», porque, dijo, «tenemos una sociedad cada vez más hipocondríaca».

El libro, que se estructura en dos partes, arranca con una reflexión sobre la situación actual de la Salud como tal. Para Sánchez Vallejo, no confiamos en ella porque nos han transmitido una visión según la cual constantemente somos atacados por enfermedades o virus ante los que lo único que podemos hacer es medicarnos. «Estamos absolutamente medicados. Tomamos medicamentos para todo: para dormir, para no dormir, para hacer de vientre, para hacer el amor...» afirmaba el médico.

Pero, esta situación no sólo perjudica nuestra vida, además, en su opinión, esta actitud desemboca en la masificación del sistema de salud pública; ya que «el usuario de hoy pide hasta el infinito», refiriéndose a los pacientes de atención primaria que piden todo tipo de pruebas para el diagnóstico. «Hay una fe pueril en lo tangible» opinó el psiquiatra.

La masificación del sistema sanitario público desemboca en una calidad inferior y en una toma de medidas «errónea» según explica el autor en la segunda parte del libro, y es que en su opinión la disminución de los contratos temporales, por ejemplo, no es la vía que solucionará el problema de que el doce por ciento de los usuarios de la atención primaria ocupen el sesenta por ciento del tiempo de estos médicos.

Lo que sí se debería hacer, en palabras de Sánchez Vallejo, es «reeducar a la sociedad» para que sepa que la salud depende de uno mismo y de su forma de vivir. «Para eso haría un gran filtraje mediático», con la finalidad de dejar de «crear» hipocondríacos y, de rebote, todos esos gastos. Un ejemplo, la alarma y las consecuencias no tan graves que causó la gripe A: «Lo que causó fue una cantidad de vacunas que están guardadas y que no sirven para nada».