Los desmentidos en torno a un supuesto encuentro entre representantes del PSOE y de la izquierda abertzale han dado paso a las puntualizaciones. A través del diario «El País», el portavoz del PSE, José Antonio Pastor, explicó que el pasado 19 de setiembre mantuvo un encuentro en un hotel bilbaino con representantes de Sinn Féin, no con los de la izquierda abertzale como publicaron el pasado viernes varios rotativos vascos, lo que dio lugar a sendas notas de desmentido por parte de las dos formaciones implicadas directamente.

En la información publicada por el diario madrileño se precisa que en esa reunión el portavoz del PSE estuvo acompañado del secretario de Organización de su partido, Alfonso Gil, mientras que por Sinn Féin acudieron la eurodiputada Bairbre de Brun y el diputado en la Asamblea de Stormont Alex Maskey, ambos conocedores de primera mano de la situación política en Euskal Herria.

Pastor asegura que ellos se limitaron a escuchar «el mensaje que traían», que les indicaron que «esta vez van en serio [por la izquierda abertzale], hay que hacer un esfuerzo porque salga bien». «No nos pidieron ningún compromiso para el partido ni para el Gobierno vasco o central», añadió.

El dirigente del PSE también comentó que «el bulo» publicado el viernes tiene una «clara intencionalidad» en un tema «tan delicado».

Enfado de Urkullu

Quien también se mostró enfadado ayer por una nueva filtración sobre este tipo de contactos privados fue el presidente del EBB del PNV. A través de su blog, Iñigo Urkullu, confirmó que el miércoles mantuvo una «reunión cena» en Madrid «de la que alguien ha decidido no guardar la discreción necesaria». «Sí, es cierto», añadía, sin citar expresamente que esa información periodística recogía que su encuentro fue con el vicepresidente primero del Gobierno español y ministro de Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba.

«Hablamos de paz y de normalización política. Hablamos de la mayoría social vasca. De aprovechar esta oportunidad, si se dan las condiciones», explicaba Urkullu. Anteponía, como primera condición, «el respeto a la vida y a los derechos humanos», a la que sumaba «el respeto a la pluralidad vasca y a la voluntad de la misma», «la posibilidad de defensa de todas las ideas políticas democráticas» y «la necesaria -al menos a juicio del PNV- aplicación de una política penitenciaria distinta, acorde con la letra y el espíritu de la ley».

No obstante, el artículo colgado en el blog del dirigente jeltzale no estaba centrado en esa reunión, sino en criticar la actitud del Gobierno de Patxi López ante los constantes emplazamientos que recibe desde el PP. En su opinión, el Ejecutivo de Lakua se ve maniatado «en un momento crucial para Euskadi», en el que debería «liderar no sólo económica y socialmente a esta sociedad», sino también «para profundizar en algo más que la pretensión de la `derrota policial' de ETA». Y en ese «algo más», Urkullu reprocha a López que no cumpla con «lo que debería ser su obligación, hablar y dialogar con todos para allanar el camino de la normalización en la convivencia política».

La ciudadanía como garante

También los firmantes del Acuerdo de Gernika hicieron referencia ayer, en Iruñea, a «la evolución positiva de esta oportunidad para lograr la paz y normalización social y política», pero precisando que desean «que sea la ciudadanía quien, haciendo suyo el Acuerdo, se sitúe y actúe como única garante» de ese proceso.

Los grupos sociales, sindicatos y formaciones políticas que impulsan el Acuerdo de Gernika también indicaron en esa comparecencia que, «por encima de las diferencias ideológicas y de los diferentes modelos de articulación política e institucional que unos y otros defendemos para el futuro de Navarra, el compromiso democrático de todos debe ser el trabajo en común para la desaparición de toda violencia, el respeto a todos los derechos humanos y, en consecuencia, de los derechos civiles y políticos».