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Lisboa, una ciudad acorazada ante la cumbre de la OTAN

Las autoridades lusas han convertido Lisboa en una capital totalmente blindada, con el despliegue de un dispositivo de seguridad sin precedentes ante la inauguración hoy de la cumbre de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). El objetivo es evitar que las protestas de sus detractores deriven en violentos enfrentamientos, como ya ocurrió en la precedente reunión de Estrasburgo (Estado francés) que tuvo lugar en abril del pasado año.

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Unos 10.000 efectivos policiales y militares portugueses participan en el amplio operativo de seguridad dispuesto por las autoridades de este país con motivo de la cumbre de la OTAN que se celebra entre hoy y mañana en la capital lusa.

Portugal detalló que entre las principales medidas se encuentra la suspensión temporal -del 16 al 20- de los Acuerdos Schengen de libre acceso al territorio, por lo que se han establecido controles en las zonas fronterizas y las fuerzas de seguridad fueron autorizadas a impedir la entrada de cualquier persona «fichada como provocadora de disturbios» o cuyo comportamiento sea considerado como «susceptible de comprometer la seguridad».

El Ejecutivo portugués, a través de la Policía de Seguridad Pública (PSP), se ha hecho con cinco vehículos blindados y 40 vehículos de intervención rápida para ser estrenados durante esta cumbre.

Según las autoridades lusas, el objetivo de estas medidas es evitar la entrada al territorio de «elementos extremistas», entre ellos los ligados al movimiento anarco-libertario «Black blocks», que en la anterior cumbre, celebrada en Estrasburgo en abril de 2009, fueron protagonistas de numerosos enfrentamientos con las fuerzas de seguridad francesas.

En los últimos días, se ha vetado la entrada al país de varias decenas de extranjeros, pero la mayoría de ellos a causa de infracciones a la legislación sobre inmigración, sin relación con la cumbre de Lisboa.

El ministro de Interior, Rui Pereira, aseguró que «el grado de alerta de seguridad es máximo» ante la llegada de los mandatarios, aunque no explicó cuáles son las amenazas sobre el evento y la propia capital lusa.

Las medidas de seguridad más extremas se han desplegado en el Parque de las Naciones, donde se reunirán los dirigentes de 60 países y organizaciones, unas 5.000 personas entre participantes y periodistas.

Protestas

En total, más de 7.000 agentes de seguridad serán desplegados entre la zona en que se realiza la cumbre y el centro de la ciudad, donde cuatro marchas contra la OTAN están previstas mañana.

La principal, convocada por asociaciones pacifistas, sindicatos de izquierda y el Partido Comunista de Portugal, tendrá lugar a las 15.00 en la Avenida da Liberdade. En paralelo, la Plataforma Anti-OTAN (PAGAN), ligada a la red internacional «No a la OTAN», organiza una contra-cumbre en un Instituto de Enseñanza de Lisboa, a la que se espera asistan entre 3.000 y 4.000 personas. Otras acciones puntuales o inspiradas del teatro de calle serán organizadas de «modo creativo y humorístico».

En vísperas de la cumbre, las autoridades portuguesas se declaran «preparadas y serenas». «No existe riesgo real de que haya manifestaciones violentas importantes. Tendremos probablemente algunos incidentes, pero no grandes enfrentamientos como en Estrasburgo», afirmó Luis Elias, comandante de la Policía de Lisboa.

Las autoridades han tomado, sin embargo, todas las precauciones que consideran necesarias para hacer frente a eventuales disturbios.

La Policía ha advertido de que todo manifestante con el rostro enmascarado podrá ser objeto de una detención preventiva.

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