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Rechazo a un casco viejo de Gasteiz «de museo» y sin nueva escuela

Un congreso reúne estos días en Gasteiz varias experiencias de rehabilitación de centros históricos. Una ocasión para que los anfitriones alardeen de su buen hacer. Los vecinos denuncian, sin embargo, que éste es un Alde Zaharra vivo, con voz y necesidades sociales.

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Itziar AMESTOY

El Palacio Villasuso de Gasteiz presenta estos días una fotografía gráfica y simbólica. En el interior, organizado por la Agencia de Revitalización Integral de la Ciudad Histórica de Vitoria-Gasteiz (ARICH), se habla sobre modelos de revitalización de cascos históricos. Se comparten experiencias y los de Gasteiz dan lecciones sobre su herramienta: el modelo Urban. Fuera y desde abajo, se manifiesta el vecindario, conocedor en primera persona de las técnicas del gerente de ARICH, Gonzalo Arroita. Una gestión que, según denuncian, obvia las necesidades sociales del barrio, se olvida de la escuela y sus carencias y «dilapida dinero en la musealización» del barrio.

El contexto para entender la situación actual se remonta a la aprobación del PERI en 2006. Alarmados por sus «carencias sociales», asociaciones y colectivos crearon la Plataforma Azao, que elaboró una propuesta de rehabilitación social. El Ayuntamiento se presentó al programa Urban, que se financia con fondos Feder de la Unión Europea. En su candidatura recogía partes del documento Azao, un plagio aceptable en este caso, y Gasteiz fue escogida. Entre 2007 y 2013, por lo tanto, 15 millones de euros -provenientes de arcas europeas y municipales a partes iguales- estaban destinados a las necesidades sociales. El uso dado a estos fondos se ha traducido en un consenso vecinal desconocido entre el conjunto de las cinco asociaciones del barrio, el AMPA de la escuela Gasteiz-Ramón Bajo y Egin Ayllu, que ha cristalizado en el documento «La prometida rehabilitación social que no ha llegado al Casco Viejo vitoriano». Una docena de colectivos y organizaciones sociales lo han refrendado.

Uno de los principales olvidos de la candidatura Urban está relacionado con la educación. En la puerta del congreso internacional, padres, madres y chavales de la escuela reclaman su sitio. El centro educativo ha vivido una profunda transformación en los últimos años. De las 45 matrículas del año 2001 han pasado a las 165 actuales y según describe Iban, un aita de Gasteiz-Ramon Bajo, de un gueto se ha pasado a un modelo de integración, y del modelo A al D. «Hay un proyecto educativo nuevo, una escuela de barrio, ecológica y familiar, que ha ilusionado a la población autóctona», describe Maika, otra madre, e Iban apunta que todo se ha hecho «sin desplazar a la inmigrante». El aumento de matriculaciones conlleva la necesidad de un nuevo espacio. En las reuniones entre la AMPA y ARICH se han barajado dos posibilidades: el Palacio Eskoriatza-Ezkibel o la antigua escuela de Artes y Oficios, situada al lado del colegio. Finalmente se abrirán un Museo del Vino y un Semillero de Empresas, respectivamente, una muestra clara de las prioridades de ARICH.

Las obras del semillero arrancan este mes. Desde la AMPA han mostrado su preocupación por cómo influirán en la escuela y los riesgos que puede correr el alumnado. Además, en julio también arrancarán las obras del polideportivo del Campillo, que, por cierto, se usa como patio de la escuela. Afectará tanto durante las obras -ruidos, vehículos, inseguridad...- como después -ausencia de patio y de luz-. La AMPA aún no sabe cómo se gestionará esta situación y, sobre todo, qué ocurrirá con la escuela.

Promesas incumplidas

Asimismo, en el informe fruto del consenso vecinal se desglosan las «mejoras sociales» proyectadas en la candidatura y se cotejan con la situación actual. Como ejemplo, se preveía un descenso de las familias preceptoras de ayudas en comparación con el resto de la ciudad. Las situaba en un 16,25%, pero no sólo no se ha alcanzado esa cifra sino que ha aumentado en 18,27 puntos. Éste tan sólo es uno de los indicadores del documento, a disposición en lagenterula.wordpress.com.

Las conclusiones destacan las numerosas necesidades sociales no cubiertas: Un centro de salud poco adaptado, saturación de los Servicios Sociales de Base, malas condiciones de muchas viviendas o abandono a su suerte del comercio minorista. Ayuntamiento y ARICH lograron que su candidatura Urban fuera aceptada presentando el Casco Viejo como una «isla negra». Su inter- vención parece haberse centrado en pintarla, en convertir un barrio vivo en un barrio museo donde el vecindario pasa a ser un problema incómodo.

La participación social y vecinal no interesa

Una de las principales conclusiones del informe consensuado por el vecindario señala «la falta de participación vecinal y social en el proceso de rehabilitación y revitalización».

La aceptación de la candidatura Urban parecía una buena oportunidad. Primero, porque se nutrió de la visión aportada por colectivos y vecindario en la plataforma AZAO y, después, porque en enero de 2009 se creó un puesto de Responsable de Intervención Social y Desarrollo Comunitario. Para ello colocaron a una persona que procedía del movimiento asociativo: Javier Lobato. Algo falla cuando hoy, casi dos años después, el consenso vecinal que parecía imposible se consigue para criticar que no existe tal participación. Censuran que la única actividad relevante de Lobato ha consistido en dotarse de un local en el que han invertido 150.000 euros. El vecindario sigue sin poder aportar su opinión. Y ha optado por entregar el documento a las puertas de Villasuso a los participantes en el congreso. I. A.

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