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Joseba Permach y Joseba Álvarez Militantes de la izquierda abertzale

Sentencia del juicio contra Anoeta y contexto

El 14 de noviembre de 2004, la izquierda abertzale presentaba la propuesta Orain Herria Orain Bakea en el velódromo de Anoeta. El objetivo era dar a conocer una metodología para un futuro proceso negociador. Una metodología que reivindicaba dos campos de negociación. Por una parte, el carril que correspondía a ETA y los estados y en el que debería hablarse de desmilitarización, presos y víctimas. Por otra, en el segundo carril, se dejaba en manos de las formaciones políticas que representan la voluntad de nuestro pueblo la consecución de un diálogo y negociación que fuera capaz de buscar una solución al conflicto político que padecemos desde hace décadas.

Aunque por algunos fue valorada como insuficiente (¿les recuerda a algo?), en general y de forma mayoritaria lo fue muy positivamente, a excepción del PP, sus asociaciones de víctimas y los medios más afines. En todo caso, ni el contenido novedoso, ni la clara y nítida división de la metodología ni la importancia que subyacía a la misma fue suficiente para que el PSOE hiciera frente a las críticas que sobre el acto hacían los mencionados sectores. Como siempre, preso del miedo escénico (¡o mediático!), el PSOE reculaba y finalmente se abrían diligencias para analizar si hubo o no hubo delito alguno en la presentación.

A los meses, ETA hacía pública una tregua que, por lo publicado posteriormente, se puede decir que se trabajó durante meses e incluso años. Una nueva oportunidad para buscar una solución definitiva, pero una nueva oportunidad que de forma autocrítica todos deberíamos reconocer que no supimos aprovechar.

La izquierda abertzale decía recientemente, en el debate que dio pie a la declaración de Zutik Euskal Herria, que habíamos cometido errores. Fruto de esa autocrítica, así como de las condiciones objetivas existentes, la izquierda abertzale ha puesto de manera unilateral un proceso político en marcha que está removiendo todo el escenario político, poniendo en evidencia esas condiciones objetivas mencionadas. El Estado español debería también realizar cuanto antes, y también de forma unilateral, su propia autocrítica y reflexión.

En todo caso, y a nuestro entender, en Euskal Herria existen condiciones objetivas para poner en marcha un proceso democrático que finalmente nos lleve a una verdadera solución política y a una paz definitiva. Una solución basada en la justicia y en el respeto a los derechos individuales y colectivos. La paz hoy y aquí es posible, y la apuesta de la izquierda abertzale por las vías exclusivamente políticas viene a dar fe de su firme voluntad. Sin embargo, el resto de las partes también ha de reflexionar sobre cómo aporta también su granito de arena para que el camino siga adelante.

Hay quien sin embargo pretende negar esas condiciones objetivas. Hay quien no quiere ver que la mayoría social quiere el cambio político, que la mayoría apuesta por el derecho a decidir o por la necesidad de una nueva articulación territorial de las dos comunidades autónomas de Hego Euskal Herria. En definitiva, hay quien desde los gobiernos de Iruñea y Gasteiz, y tras haber apartado a la izquierda abertzale de las instituciones, nos quiere hacer creer en una nueva realidad virtual que da como resultado las peores audiencias de la EITB en la CAV o una tasa de matriculaciones en modelos euskaldunes que algunos como el señor Catalán no saben ni cómo esconder. La realidad suele ser testaruda, y esos datos que ponen en evidencia esas condiciones objetivas se repiten pese a lo que digan los portavoces de uno u otro gobierno.

Obviamente, la realidad no sólo es testaruda con ellos, también lo es con nosotros y nosotras. Y con el objetivo de esconder, desvirtuar y a poder ser condicionar esa realidad objetiva que mencionábamos, también existe la cruda realidad de la represión. Es ahí donde enmarcamos el hecho de que, después de «años» olvidado en algún cajón y tras el fin del anterior proceso, se pusiera en marcha de nuevo el proceso judicial por la propuesta de Anoeta que finalmente nos llevó a juicio.

El objetivo de la utilización de la represión ha sido empañar el cristal e impedir así que viéramos esas condiciones objetivas existentes. Una represión que nos ciegue y no nos deje ver las verdaderas oportunidades existentes para un auténtico y definitivo proceso democrático. Y así se han mantenido hasta hoy, pese a que la izquierda abertzale lleve meses diciendo que no hay nada ya que le vaya a hacer cejar en su empeño.

Claro que, igual que en 2004, ahora también hay quien presiona al PSOE para que no se mueva, no reaccione, no legalice a la izquierda abertzale, no le deje presentarse a las elecciones, no mueva presos y, por supuesto, para que ni se le ocurra hablar de diálogo político.

Cada día son más las voces dentro y fuera del PSOE que no comprenden la actitud de Patxi López o Rodolfo Ares ante la revolución copernicana de los hechos. Ellos siguen raca y raca. Y si las declaraciones de los responsables del PSE ya resultan caducas, más lo son los discursos que provienen de Madrid.

Son muy pocas las buenas noticias que le llegan a este país desde Madrid y sus juzgados. Por eso, cuando el pasado jueves conocimos la sentencia absolutoria, obviamente nos sorprendimos. Nos alegramos, pero sobre todo nos sorprendimos. No sólo nosotros, los afectados, sino una gran mayoría de ciudadanos que, pese a ver como anacrónico lo ocurrido en el juicio, tienen absolutamente perdida la confianza en el sistema judicial español.

Hay quien quiere ver detrás de esta sentencia una decisión política y una luz verde. Pensamos que no hay razones de fundamento para afirmarlo, pero también decimos que esperamos que sea el primero de los pasos que desde Madrid, y también de forma unilateral, se pueden dar. Esperamos que esta sentencia sirva para abrir el camino a la libertad de nuestro compañero Arnaldo Otegi y de todos los que han sido detenidos por actividades políticas. Esperamos que quien presentó una propuesta de paz en Anoeta y quien está diciendo que quiere hacer política con mayúsculas, y sólo política, pueda ser legalizado y presentarse a las elecciones en igualdad de condiciones. Esperamos que cuanto antes se traiga a las cárceles de Euskal Herria a todos los presos políticos vascos y que puedan participar en el proceso democrático. En definitiva, esperamos que esta noticia sea la primera de una serie de ellas, también de las que tienen llegar desde Euskal Herria, que garanticen las condiciones mínimas acordadas en Gernika para la puesta en marcha de un proceso de diálogo que nos traiga una solución política y una paz definitiva.

Habrá quien, como en Anoeta, exigirá al PSOE que no siga ese camino, entre otras cosas porque baraja como posibilidad gestionarlo él tras su más que posible llegada a la Moncloa. Ojala tanto el PSOE como el PP estén a la altura de las circunstancias.

Queremos desde aquí agradecer a todas y todos los que estos últimos días nos habéis felicitado por la absolución y habéis hecho vuestra nuestra alegría. Pero a la vez, con esa misma alegría e ilusión, os animamos a empujar todos y todas en una misma dirección, con el convencimiento de que vamos a abrir el camino. Como decía Arnaldo recientemente, el proceso hacia un estado vasco y socialista está en marcha, la prioridad es poner el proceso democrático a toda vela, hoy la paz y la justicia son posibles. Y luchando lo vamos a conseguir.

Como hemos dicho, existen condiciones objetivas en nuestro país, y ha llegado el momento también de construir entre nosotros las condiciones subjetivas. Ha llegado el tiempo de construir la paz y el escenario democrático que abra las puertas a nuestro proyecto político. La propuesta de Anoeta sigue vigente, y su metodología la vamos a poner entre todos y todas en marcha. Que esta primera pequeña sentencia sirva para sentenciar en un futuro cercano aquello de que somos un pueblo que sólo quiere vivir en paz y libertad.

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