La aprobación del PIGRN fue dada a conocer ayer por la consejera de Medio Ambiente, Begoña Sanzberro, quien no desveló la ubicación de la incineradora con capacidad para quemar 128.000 toneladas anuales de basuras, más un 30% de residuos industriales «no peligrosos ni reciclables».

Este plan, según explicó la consejera en conferencia de prensa, se estructura en once subprogramas: residuos urbanos; residuos peligrosos; vehículos; neumáticos; pilas y acumuladores; aparatos eléctricos y electrónicos; PCB, PCT y aparatos que los contengan; residuos de construcción y demolición; lodos de depuradoras; residuos plásticos de uso agrario, y residuos industriales no peligrosos.

El documento aprobado por el Gobierno de Nafarroa, según aseguró Begoña Sanzberro, apuesta por el principio de la Unión Europea conocido como de las «3R» (reducir, reutilizar y recuperar) como «primera opción», principio que también defienden las organizaciones ecologistas y que consideran incompatible con la incineración.

La consejera de Medio Ambiente indicó que el objetivo de este plan es alcanzar el nivel de recuperación de residuos de los países europeos más avanzados: un 52% para 2020, frente al 32% actual.

Sin embargo, Begoña Sanzberro precisó que las «3R» no suponen una «solución total» a los residuos, ya que queda una fracción que actualmente se elimina depositándola en vertederos. En concreto, se trata del 68% de los residuos urbanos, un porcentaje que con el PIGRN se quiere reducir al 48%.

La consejera afirmó que la producción de energía mediante la incineración es «la mejor opción desde el punto de vista medioambiental y de la economía sostenible», y en ese sentido dijo que el objetivo del PIGRN es «valorizar la mayor parte de la fracción resto, para que sólo el 5% de los residuos vayan al vertedero».

Por lo tanto, el plan se marca como objetivo para 2020 recuperar el 52% de los residuos, transformar en energía el 43% y llevar al vertedero únicamente el 5% (escorias).

Alegaciones

En su comparecencia navideña para informar de la aprobación de este polémico plan de gestión de residuos, Begoña Sanzberro comentó que el PIGRN, al que se presentaron 160 alegaciones, ha incorporado todas las propuestas realizadas al mismo salvo las que pedían la paralización del plan y las que se oponían a la incineradora de residuos «con el planteamiento del no por el no».

Así, mediante estas aportaciones se ha ampliado el ámbito temporal inicial de 2017 a 2020, «para poder acompasarlo con la directiva comunitaria», y se ha establecido una actualización a mitad de camino, en 2015.

Presupuesto de 213 millones

El presupuesto final del Plan de Gestión de Residuos de Nafarroa se ha reducido un 8% frente a lo inicialmente previsto, y aun así se ha alcanzado la cifra de 213 millones de euros.

Por otro lado, el documento final aprobado por el Ejecutivo de Miguel Sanz cuantifica la reducción de los residuos urbanos en un 10%, con el objetivo de pasar de las 290.000 toneladas actuales a las 264.960 en 2020.

Del mismo modo, se establece un objetivo de reciclado del 52% global de residuos de materiales (papel, metales, biorresiduos, plástico y vidrio de los residuos urbanos) para dentro de diez años.

El PIGRN también se marca como objetivo la implantación de la recogida separada del 50% de los biorresiduos generados en Nafarroa (56.000 toneladas).

No obstante, el documento aprobado por el Gobierno no establece un modelo unificado, y marca un periodo de 12 meses para que las diversas mancomunidades de Nafarroa presenten sus propuestas para alcanzar este objetivo.

El Plan de Gestión de Residuos establece, además, la necesidad de desarrollar un estudio para determinar cuántas plantas de tratamiento de biorresiduos son necesarias además de las existentes.

En relación a las plantas de selección de envases, se señala también la necesidad de desarrollar un estudio sobre la capacidad de necesidades reales y optimización del número y ubicación de plantas a mantener, así como la optimización del transporte a plantas.

Este plan del Gobierno de UPN, y en especial la construcción de una gran incineradora de residuos, ha venido siendo rechazado a lo largo de los últimos meses por diversas organizaciones ecologistas, como la Compañía de las 3R, Ekologistak Martxan y Greenpeace, que defienden otras alternativas.