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Las bolsas terminan el año al ritmo que marca cada economía

El Ibex ha terminado el año con el peor balance de todos los índices europeos. Pero el ejercicio puede calificarse de bueno para el conjunto de las bolsas, que han soportado bien la incertidumbre generada por la deuda de los países periféricos de la eurozona, los rescates de Grecia e Irlanda y los débiles datos de crecimiento. A las caídas del Ibex y el CAC 40 ha respondido la contundente subida en Fráncfort y en EEUU.
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Alberto CASTRO |

Las bolsas del mundo han seguido caminos diferentes este año. En Estados Unidos y Alemania los índices han reflejado una mayor confianza en la recuperación económica, a la que todos los expertos ven fortalecerse lentamente. Los datos de crecimiento han ido mejorando al paso de los meses, aunque todavía quedan por resolver graves problemas como el desempleo o la regeneración del sistema financiero para evitar nuevos episodios como el que se vive desde 2007. En este último campo se tendrían que revisar también los escandalosos pagos de bonificaciones a los directivos.

En estos momentos, el faro está colocado sobre EEUU, donde el Gobierno y la Reserva Federal siguen con sus reformas y políticas tendentes a que no se detenga el motor recién arrancado. La generación de actividad económica se ha convertido en el «mantra» de la política de Obama, dado que sólo de ese modo podrá crear los puestos de trabajo que le ayuden a rebajar el 9,8% de la tasa de paro.

Para llevar a cabo ese objetivo, ha desplegado una serie de medidas en todos los frentes, sobre todo en materia fiscal, en la que ha decidido proseguir con la reducción de impuestos aprobada por el Gobierno Bush con el fin de incentivar el gasto y el consumo. Por otro lado, la Reserva Federal ha mantenido una política expansiva para inyectar liquidez en los mercados con el llamado «quantitative easing» a fin de que termine haciendo mella en el tejido empresarial a través de los préstamos. Los tipos de interés, además, se han mantenido en el 0,25% para favorecer esa expansión.

En el año, al menos, los logros de la Administración Obama se van plasmando en el PIB, con crecimientos apreciables en todos los trimestres -en el tercero creció un 2,6%-, y en una mejor percepción por parte de los consumidores, si nos atenemos a los distintos índices de confianza que marcan, aunque con altibajos, esa tendencia. No obstante, todavía queda en el debe del gobierno estadounidense la generación de ese optimismo en el entorno del sector de la vivienda, todavía muy lejos de mostrarse reactivado.

Dos líneas

En el caso de Europa, sin embargo, las realidades son diferentes y podría hablarse ya de dos líneas claras. De un lado, los países mas potentes, Alemania, Francia y Gran Bretaña, que están dando ya pasos firmes para salir de la crisis. Y de otro, la periferia, sumida en serios problemas de solvencia y confianza.

A decir verdad, tampoco en los estados más fuertes se camina al mismo ritmo, puesto que en Gran Bretaña se han tenido que asumir unos recortes sociales drásticos en los últimos meses, al igual que en Francia, donde han sido respondidos de forma directa por los trabajadores en las calles.

No obstante, podría hablarse de una mejor situación general, con crecimientos positivos y déficits públicos más gobernables, con altas calificaciones crediticias y alta demanda de su deuda. Asimismo, se prevé que los niveles de paro caigan el próximo año. Es especialmente llamativa la fortaleza de Alemania, que sigue creciendo a un notable ritmo y sus empresarios mantienen una elevada convicción en la recuperación. El último dato del Instituto IFO situaba su confianza en el techo histórico de la estadística.

En el conjunto de la eurozona, sin embargo, el tercer trimestre arrojó una ralentización del crecimiento. Tan sólo subió un 0,4%, después de que en el segundo se hubiera llegado hasta el 1%. Del mismo modo, el desempleo, aunque con grandes variaciones de uno a otro estado, alcanza el 10,1% de media. El Estado español es el líder europeo destacado con una tasa de paro del 20,7%.

Los estados periféricos de Europa presentan más dudas, puesto que tras el rescate de Grecia, se ha llevado a cabo también el de Irlanda en diciembre. Estas actuaciones de urgencia, ante la debacle de las respectivas cuentas públicas, han sido el germen del fondo de rescate permanente, denominado Mecanismo de Estabilidad Europea, que será puesto en marcha en los próximos años.

Pero esta situación ha generado, además, un efecto de contagio en otros estados periféricos al señalárseles como futuros candidatos por la falta de reformas drásticas en el mercado laboral y las pensiones, así como por la incertidumbre que rodea a sus bancos. De este modo, su deuda concita todas las dudas de los inversores y los estados se ven obligados a desembolsar más dinero para buscar financiación.

En el caso del Estado español se prevé emitir deuda por valor de 192.000 millones de euros en 2011 para atender a la refinanciación y obtener recursos para llevar a cabo los planes de saneamiento. El año pasado se emitieron 200.000 millones de euros para el conjunto de letras, bonos y obligaciones. No obstante, el peso de la deuda sigue siendo elevado al alcanzar un saldo vivo de 540.800 millones de euros.

Según algunas estimaciones, el coste de financiación se ha elevado más de un 23% comparándolo con 2009. De otra parte, el gran foco de atención y debate en 2009 ha sido la solvencia de los bancos europeos, después de que en verano se hicieran públicas las llamadas pruebas de estrés del Comité Europeo de Supervisores Bancarios), en el que tan sólo 7 entidades de los 91 encuestadas no alcanzaban el nivel del 6% para el ratio Tier 1 -suma de capital, reservas y acciones preferentes-, mínimo necesario para superar un hipotético escenario límite.

Evidentemente, el peor de los escenarios del organismo europeo no contemplaba la suspensión de pagos de un estado. Por tanto, tampoco se sabe todavía la exposición de las entidades a la deuda soberana y las consecuencias de no incluir esa variable en el estudio. De la poca consistencia de esta prueba habla la intención de realizar un nuevo ejercicio de análisis de los bancos en 2011.

En el año recién terminado, además, se ha visto trabajar a destajo a las agencias de calificación crediticia, con continuos avisos de rebajas, advertencias e informes negativos de todo tipo. Y esto ha sido especialmente dramático para Grecia, ya ingresada en la UVI de la UE desde finales de abril, e Irlanda, que pasó de estrella a estrellada en un par de años gracias al caballo desbocado del crecimiento inmobiliario, la ceguera de los grandes bancos y la irresponsabilidad del Gobierno de Dublín. Estos factores han desencadenado los acontecimientos en los tres últimos meses y han obligado a solicitar el rescate financiero para taponar la sangría del sistema financiero y de las cuentas del propio gobierno.

Bolsas, al ritmo de la economía

Las distintas situaciones de las economías de cada estado han desembocado en balances diferentes. El Ibex ha finalizado en la cola europea con una caída acumulada del 17,43%. A bastante distancia, el CAC 40, que ha cedido un 3,34% hasta diciembre. Por el contrario, Londres (+9%) y Fráncfort (+16,06%) han mostrado otra cara.

Al otro lado del Atlántico, los tres índices principales -Dow Jones, S&P 500 y Nasdaq- han podido remontar la situación hasta los niveles anteriores a la quiebra de Lehman Brothers y han culminado el año con avances superiores al 10%.

En el ámbito de los beneficios, el ejercicio ha resultado satisfactorio para los accionistas, puesto que las empresas cotizadas del SIBE han repartido más de 25.000 millones de euros con cargo a 2010, aunque algunos abonos se hagan en 2011.

Las estimaciones para el nuevo ejercicio elevan el montante por encima de los 26.000 millones -más del 50% atribuido a Telefónica, Santander y BBVA-, con lo que se muestra la capacidad de generar beneficios de las sociedades cotizadas en tiempos de crisis. Iberdrola, por ejemplo, podría repartir casi 1.700 millones de euros entre sus accionistas durante 2011. No obstante, son cada vez más las compañías que optan por el pago del dividendo en títulos con el fin de consolidar la posición de caja y los recursos propios.

Los bancos son los grandes perdedores de 2010

El año no ha sido nada bueno para el Ibex. La mayoría de las compañías han visto reducir sus cotizaciones de forma notable. Las dudas que se ciernen sobre el sector financiero y su capacidad para asumir las nuevas necesidades de capital impuestas por la norma Basilea III, así como su todavía desconocida exposición a las deudas de constructores y promotores inmobiliarios los han dejado tocados. Del cuadro de los peores del Ibex, se agolpan los valores financieros, con caídas del 41,82% en Bankinter, del 40,61% en BBVA y del 31,34% en Santander. Tampoco se han salvado Sabadell, Banesto y Popular, ya que han bajado más de un 20%. Acciona (41,82%), Sacyr (-40,63%), y FCC (-33,24%) han sufrido también severos recortes. Hasta 13 compañías han retrocedido más de un 20% en el año. Pese a las grandes caídas de los bancos, todavía hay valores con peor resultado. Gamesa cerró la última jornada con 5,71 euros, un 51,55% por debajo del comienzo de año, cuando cotizaba a 11,78 euros. No le ha servido de mucho la carrera de compras de su matriz Iberdrola, que ya detenta el 19% del capital. En el otro lado de la balanza, ha destacado Iberia (+68,51%), que desaparecerá el 21 de enero tras su fusión con British Airways. A partir de ese momento operarán bajo el nombre de IAG (International Airlines Group). Inditex, Criteria, OHL, Técnicas Reunidas, Repsol, Ebro Foods y ACS completan el reducido cuadro de ganadores.

En el CAC 40, la lista de las subidas anuales, hasta el 30 de diciembre, se inicia con LVMH (+57,06%) y Technip (+39,88%), mientras que Alstom (-26,81%) es el «farolillo rojo». Los bancos Crédit Agricole, Société Générale y BNP Paribas, que han acumulado bajadas superiores al 10%, también figuran entre los grandes castigados del año.

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