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Hay vida Tras los excesos navideños y esos dos kilos de peso ganados

¿Año nuevo, kilos nuevos? No importa. Los expertos en sicología hasta aconsejan saltarse el régimen en esta época. Porque esos kilos, como vinieron, es factible que se vayan. Sólo hay que volver a la dieta frugal y equilibrada de cada día...
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Existen estudios que han calculado que en fiestas navideñas, aproximadamente, venimos a ingerir unas 1.000 Kcal de más diarias, lo cual, si contamos aproximadamente unos diez días de jolgorios varios, incluidas comidas y cenas de empresa, de amigos o de txoko, son unas 10.000 Kcal extras que nos metemos en el cuerpo, lo que, traducido para que lo podamos entender, resultan ser cerca de dos kilos de más. La última habrá sido la festividad de Reyes, incluido el rosco de nata con el que se habrá desayunado en muchos hogares, y ya no digamos untado en un rico chocolate recién preparado. Quizá por estos excesos gastronómicos, además de dejar de fumar o aprender por enésima vez inglés, hacer dieta o apuntarse a un gimnasio encabezan los propósitos de enmienda de cada primero de año como el actual.

«Los excesos nunca son buenos y menos cuando son tan seguidos. Pero más importante que perder esos dos kilos sería aprovechar las buenas intenciones de principios de año, para tratar de hacer pequeños cambios y llevar una vida más sana», sugiere María José Ibáñez, presidenta de la Asociación de Dietistas y Nutricionistas de Euskadi.

Lo cierto es que digestiones pesadas, empachos, acidez, amén de las flatulencias -mejor sustituir la manzanilla o la menta en lugar del café para reducirlas- son algunos de los `postres' que nos regala la Navidad. Pero mientras sólo sea eso y no unos kilos no deseados... «Si después de las comidas navideñas la báscula nos dice que pesamos 1 kilo más, lo normal es que ese kilo no sea sólo de grasa, sino, sobre todo, de agua. El problema es cuando engordamos 1 kilo real de grasa, porque cuesta mucho más bajarlo. Esto equivaldría, por ejemplo, a ingerir 7.000 calorías de más o lo que es igual, poco más de un kilo de turrón», como revela Marta Cuervo, doctora y profesora del grado en Nutrición Humana y Dietética de la Universidad de Navarra.

La especialista del Instituto de Ciencias de la Alimentación aconseja tener en cuenta las equivalencias entre los platos habituales y los extraordinarios de estos días: «Como referencia, una porción de 20-25 gramos de turrón equivaldría a una natilla, un polvorón contiene de media las calorías de cuatro galletas tipo Digestive y un mazapán podría reemplazar a dos galletas María, que podríamos tomar un día normal».

Para esta experta, la gravedad de los excesos, en Navidad y otras fechas, «no es tanto hacerlo una vez como mantenerlo en el tiempo. Es entonces cuando engordamos con grasa real que nos cuesta mucho bajar. Por este motivo, cuando una persona se plantea bajar de peso debe saber que no puede hacerlo de un día para otro, sino progresivamente. Hay que perder peso al ritmo que se cogió, poco a poco». Palabras que suenan a respiro para muchos: ese kilo o kilos de más que hayamos podido coger estas semanas, entre tanta comida y tanto alcohol, será más fácil de desprenderse de él si volvemos pronto a la rutina, claro está, si esta incluye una alimentación equilibrada y algo de ejercicio físico.

La especialista de la Facultad de Farmacia de la Universidad de Navarra confirma que los requerimientos de calorías se miden en un tiempo prolongado -como una semana-, «de modo que los abusos de una comida especial, como Navidad, Año Nuevo o Reyes, se pueden compensar cenando sólo fruta ese día». Un truco o recomendación que, eso sí, «no debe hacerse a diario; es una forma de compensar las comidas extraordinarias».

La nutricionista María José Ibáñez matiza esa opinión. «A mí este concepto de la compensación no me gusta demasiado. No es bueno pasarse, pero tampoco quedarse corto. Yo optaría por una cena ligera, por ejemplo, ensalada, pescado a la plancha y fruta. Y tan importante como esa cena es beber suficiente agua y hacer un poquito de ejercicio, aunque no sea más que un paseo», recomienda. ¿Ponerse a dieta? ¿Limpiar el cuerpo? Sí, pero con ojo: «Que se olviden de perder peso rápido, porque no es bueno para la salud y mejor que se planteen adoptar unos buenos hábitos alimentarios y de vida».

Por otro lado, los excesos de alcohol, grasas, proteínas y azúcares durante estos días dificultan el trabajo de depuración de la sangre que desempeña el hígado. Por eso, y sobre todo para aquellos con trastornos circulatorios o quienes son fumadores, un buen consejo es comenzar a partir de ahora cada día tomando un zumo de pomelo, limón o zanahoria con naranja, como buenos antioxidantes que son.

Y para las temidas resacas que nos acompañan en días como éstos, está muy indicado el zumo de manzana, piña, naranja, zanahoria y limón nada más levantarse, ya que estimula los riñones para depurar, así como, a la hora de la comida, tomar puré de verduras o sopa caliente, verduras diuréticas como los espárragos, el apio o la cebolla y frutas como el melón, la pera o la sandía. Y si el consejo no les convence, quién sabe, a lo mejor como defiende el dicho, un clavo saca otro clavo... Eso sí, no olvide que cada gramo de alcohol contiene siete kilocalorías, lo que suponen muchas calorías por cada copa.

Joseba VIVANCO

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