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El Gobierno argelino trata de frenar las protestas controlando los precios

Tras fracasar en el intento de desactivar las revueltas sociales provocadas por el desorbitado incremento de los precios de los productos de más consumo y el desempleo mediante la represión policial, y que se han saldado ya con al menos tres muertos, el Gobierno argelino anunció una serie de medidas destinadas a rebajar y controlar los precios. Las protestas fueron remitiendo en Argelia y prácticamente no se reprodujeron en Túnez.
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El Gobierno argelino anunció ayer una serie de medidas para hacer bajar los precios del azúcar y del aceite, cuyo incremento superior al 30% está en el origen, desde el pasado miércoles, de las revueltas sociales y violentos disturbios que han causado ya tres muertos y 400 heridos, según el balance oficial.

Tras varias horas de reunión interministerial el Ejecutivo anunció una exención temporal en las tasas impuestas a los importadores, productores y distribuidores de aceite y azúcar.

Así, según informó Efe, se decidió la suspensión de los derechos de aduanas y del impuesto sobre el valor añadido del 5% y el 17% por ciento durante ocho meses (del 1 de enero al 31 de agosto) a la importación de azúcar moreno y de materias básicas para la fabricación de aceites alimentarios; una exoneración del impuesto sobre el beneficio de las sociedades, durante el mismo periodo, en las actividades de producción, tratamiento y distribución de aceites alimentarios y azúcar; y una exoneración temporal «excepcional» de los derechos de aduanas y del impuesto sobre el valor añadido a la importación del azúcar blanco.

En su declaración, el Gobierno dijo que «espera que productores y distribuidores hagan repercutir inmediatamente sus efectos en los precios de venta a los consumidores» del país. No obstante, habrá que esperar al menos a la mitad de la próxima semana para ver si estas medidas tienen un verdadero impacto sobre los productos concernidos.

Estas medidas tienen como objetivo «hacer frente a la subida de los precios de algunos alimentos básicos», lo que junto al desempleo y la falta de vivienda había generado un malestar social que estalló esta semana y que ayer seguía provocando disturbios en varias regiones.

Tres muertos

El viernes se produjeron decenas de detenciones y graves enfrentamientos entre manifestantes y policías antidisturbios. Ayer el ministro argelino de Interior, Kablia Ould Dahou, confirmó la muerte de tres personas en Ain H'djal (M'sila), Bousmail (Tipaza) y Tijdelabine (Boumerdès).

Según sus declaraciones, «en los dos primeros wilayas (departamentos), las personas fallecidas fueron encontradas muertos durante los disturbios y las investigaciones están en curso para determinar las causas», manifestó.

Uno de ellos, un joven de 18 años, presentaba dos disparos y, según el ministro, murió durante el intento de asalto a una comisaría. Otro, un varón de 32 años, fue encontrado sin vida con heridas e la cabeza. Y el tercero murió calcinado en un hotel incendiado por los manifestantes, señaló Dahou.

El ministro indicó que la Policía recibió órdenes de no utilizar fuego real pero sí contener las protestas para evitar que derivaran en violentos disturbios, como ha ocurrido hasta ayer.

Ayer reinó una calma precaria en la práctica totalidad de las regiones de Argelia escenario de disturbios, a excepción de algunas localidades en la Cabilia, como su capital Tizi Ouzou, la provincia de Annaba, en el este del país, y Argel, sobre todo el barrio de Bab el Oued, densamente poblado y principal foco de protestas, donde continuaron los problemas.

La televisión estatal difundió imágenes de desolación, de escuelas y centros culturales totalmente destruidos por el fuego, de vehículos quemados y de comercios objeto de pillajes.

Las protestas, que han alcanzado a 18 de las 48 provincias del país, se deben al aumento de los precios de los productos de mayor consumo, como el azúcar, la harina y el aceite, pero los acontecimientos han girado repentinamente y las reivindicaciones sociales se han visto acompañadas de actos de vandalismo y de pillaje.

Si bien reconoció que el poder adquisitivo de la población ha pasado una dura prueba y que los últimos aumentos de los precios de los productos básicos son «injustificados e inaceptables», el ministro de Interior calificó de "criminales" los actos de sabotaje y saqueo y aseguró que han sido guiados por «instintos vengativos que nada tienen que ver con los problemas económicos que atraviesa el país».

Los regímenes de Argelia y Túnez reforzaron el viernes la seguridad y recurrieron a las detenciones para intentar desactivar las protestas que estallaron el martes en las principales ciudades argelinas, pero que en su vecino oriental duran ya, de forma intermitente, más de tres semanas.

remodelación

Los argelinos de menos de 30 años de edad representan el 75% de la población y el 5 de enero, a pesar de la vigencia del estado de emergencia, comenzaron a expresar su malestar contra el incremento superior al 30% registrado desde comienzos de año en los precios de los productos de más consumo.

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