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La fiscal Kayanakis pedirá al juez que encarcele al autor del tiroteo de Baiona, quien ha reconocido los hechos

A. MANTEROLA |

Francis Laval, el jubilado que el domingo disparó contra varias personas que se encontraban en la lavandería Des Tourettes de Baiona, ha reconocido ser el autor de los hechos, según comunicó, ayer por la tarde, la fiscal Anne Kayanakis.

La magistrada añadió que presentará al sospechoso ante el juez de instrucción hoy mismo, «en cuanto se cumplan las 48 horas del periodo de detención», y que pedirá su encarcelamiento. Según informó, Laval ha aportado «explicaciones confusas»: «Su versión de los hechos es que observó desde la ventana de su domicilio una escena de violencia entre varias personas contra una mujer joven y decidió intervenir. Cogió su escopeta de caza -una Beretta semi-automática- y salió».

Por los detalles que ofreció en su comparecencia, empezó a disparar en cuanto accedió a la lavandería y «los disparos fueron realizados a muy corta distancia».

El jubilado, que vivía solo, disparó tres cartuchos de plomo de 8 mm. Uno de ellos alcanzó a un joven de 25 años, militar en el regimiento de Paracaidistas de Baiona y originario del Departamento del Var, en el vientre y falleció horas después en el hospital. La autopsia era de efectuarse ayer por la noche. Otro hombre de 31 años, vecino de Baiona, resultó gravemente herido pero se encuentra «fuera de peligro». El tercero, de 28 años, recibió el último disparo y presenta herida grave en un ojo, así como en espalda y muslo.

Un niño presente

Fue precisamente éste el que, a pesar de las heridas, logró reducir al agresor. Su hijo de cuatro años y otro hombre se encontraban también en el local, pero no sufrieron heridas.

Laval amenazó, asimismo, a otra persona pero no llegó a disparar contra ella.

Kayanakis confirmó que presentaba un fuerte grado de intoxicación etílica (1,96 mgrs por litro de aire expirado cuando la tasa límite para conducir es de 0,40 mgrs/l) pero que «era consciente de lo que ha hecho».

Laval no tiene antecedentes policiales, judiciales ni psíquicos, pero la fiscal evitó pronunciarse sobre «su posible estado psíquico» en el momento de los hechos. El jubilado podría ser acusado de homicidio voluntario o de asesinato si se prueba que hubo premeditación.

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