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París opta por el silencio para no tener que criticar a su aliado tunecino

Al igual que en otras zonas del Magreb, el Estado francés ha optado por el silencio para no tener que criticar a sus aliados. París subraya la estabilidad lograda por Ben Alí y su lucha ante los islamistas y cierra los ojos ante los ataques a los derechos humanos.
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Hervé ROUACH (AFP) |

Gracias a fuertes vínculos personales o al realismo frente a un régimen con fama de estable frente a los islamistas, el presidente tunecino, Zine El-Abidine ben Alí, sigue beneficiándose de apoyos en la clase política francesa, o al menos de una neutralidad que, según algunos, «roza la complacencia».

A pesar del agravamiento del balance del levantamiento social que sacude a Túnez, el Gobierno francés mantenía ayer su línea moderada, junto a una apreciación positiva de los 23 años que lleva en el poder el presidente tunecino.

«Al presidente Ben Alí se le suele juzgar mal, puesto que ha hecho muchas cosas por su país», declaró el ministro francés de Agricultura, Bruno Le Maire, a Canal +.

Entre los elementos positivos del balance, los responsables políticos franceses, de todas las tendencias, destacan habitualmente el crecimiento económico de Túnez y su lucha contra el islamismo.

«Son datos importantes», confirma a France Presse Axel Poniatowski, diputado del partido presidencial UMP y presidente de la Comisión de Exteriores de la Asamblea Nacional.

«La situación es preocupante y hay que medir bien nuestras palabras», precisa, alertando de la tentación de «dar lecciones».

«La proximidad, la historia, el pasado, el hecho de que en Francia haya una diáspora [tunecina] importante y bienvenida contribuye al hecho de que Francia no deba exacerbar la situación», añadió.

Como con Argelia o Marruecos, el Estado francés, antigua potencia colonial, es tradicionalmente muy prudente a la hora de tomar posiciones sobre Túnez. El lunes y ayer se limitó a«lamentar la violencia» que, según las ONG, provocó más de 35 muertos en el centro del país.

En general, la clase política francesa da crédito al presidente Ben Alí para continuar con la política de su predecesor, Habib Bourguiba, favorable a la emancipación de la mujer, a la educación y a la francofonía, mientras que las organizaciones de derechos humanos critican el carácter policial del régimen, las restricciones de libertades y el dominio de una familia.

«Creo que el silencio o la complacencia con el régimen de Ben Alí son un problema», declaró ayer a Europe 1 Cécile Duflot, secretaria general de Verts/Génération Ecologie, una de las pocas voces críticas.

caos en kasserine

La situación en Kasserine, capital del centrooeste tunecino, era caótica y se registraron 50 muertos en los tres últimos días, indicó a France Presse Sadok Mahmoudi, del sindicato UGTT.

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