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El Gobierno canario y la familia Chillida reactivan el polémico proyecto Tindaya

Cuando parecía que había quedado definitivamente guardado en el cajón de los recuerdos, el polémico proyecto ideado por Eduardo Chillida para el vaciado de la montaña Tindaya en Fuerteventura ha recibido vía libre con la firma ayer en Donostia de un acuerdo entre las instituciones canarias y la familia del desaparecido escultor, metida esta última de lleno en una fuerte crisis económica que ha desembocado en el reciente cierre de su museo de Hernani.

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Amaia EREÑAGA | DONOSTIA

«Hace años tuve una intuición, que sinceramente creí utópica. Dentro de una montaña crear un espacio interior que pudiera ofrecerse a los hombres de todas las razas y colores, una gran escultura para la tolerancia» escribía Eduardo Chillida en una nota enviada a la prensa en verano de 1996. El escultor se mostraba entonces dolido por las críticas y la polémica surgida en torno a lo que él había concebido como una gran escultura que ensalzaba la tolerancia, y aunque se quejaba también de que en el «zafarrancho» el aspecto artístico había quedado relegado a un segundo plano, desde el inicio el proyecto estuvo unido a las denuncias de corrupción y las críticas de los ecologistas por su impacto ambiental y cultural.

Lo cierto es que Eduardo Chillida planteaba realizar un agujero del tamaño de un edificio de quince pisos en una montaña considerada como un lugar mágico por los aborígenes de la isla, perteneciente al Parque Natural de las Dunas de Corralejo y una de las atracciones turísticas más importante de Fuerteventura.

Una fundación Tindaya

Tras un parón de varias décadas -ha habido pasos intermedios, como la aprobación en 1999 por el Gobierno de Canarias de la declaración de impacto ambiental-, el presidente del Gobierno de Canarias, Paulino Rivero, y el presidente del Cabildo de Fuerteventura, Mario Cabrera, dieron ayer un paso que calificaron de «fundamental» para retomar el proyecto al firmar en Donostia con los representantes de la familia del escultor vasco el documento marco por el cual será posible desarrollar el proyecto ideado por el artista.

Según el diario de Las Palmas «Las Provincias», en la firma estuvieron por parte de la familia del artista su hijo Ignacio Chillida y su viuda, Pilar Belzunce, y lo que se fijaron fueron los términos para la creación de una fundación que será la encargada del desarrollo de la citada obra escultórica. En el documento, entre otros cuestiones, se recoge también la constitución de una comisión mixta cuya función y objeto será la agilización de los acuerdos adoptados por la fundación. Según el diario digital canario «El día», el presidente de Canarias aseguró que la obra «no costará un euro a las arcas públicas», ya que se establecerá que se haga cargo de su realización un concesionario quien luego estará al frente de su explotación turística.

El presidente del Cabildo de Fuerteventura, Mario Cabrera, señaló por su parte que para la isla canaria el de ayer era un día muy importante porque se había materializado uno de los requisitos que la propia familia de Eduardo Chillida había puesto para llevar adelante este proyecto, después de que previamente se hubiera culminado también la fase técnica, que parece asegurar su viabilidad, y la fase administrativa. Cabrera indicó que el proyecto de Chillida en Tindaya «marcará un antes y un después en el plano turístico y cultural de Fuerteventura y toda Canarias».

La familia Chillida no deja de ser noticia últimamente, principalmente a raíz del cierre de su museo Chillida Leku en Hernani el pasado 1 de enero debido a la crisis económica en la que se haya sumido. De propiedad privada, por expreso deseo del desaparecido escultor y su mujer, justo cuando se cumplían diez años de su apertura presentaron un expediente de regulación de empleo (ERE) temporal y anunciaron su cierre. Sus contactos con las instituciones vascas no han llegado a buen puerto de momento -de fondo, la cuestión del control patrimonial que le familia quiere mantener-, aunque poco antes se conocía que los Chillida sacaban a subasta con la casa de subastas Sotheby's doce obras monumentales.

Vaciar la montaña para recibir la luz solar y lunar

El vaciado de una montaña es la base de aquel sueño del que hablaba Eduardo Chillida, que veía en esta montaña situada en el municipio La Oliva de la isla de Fuerteventura la culminación de su carrera. Dentro concibió tres espacios: una cámara central, compuesta por una cavidad de forma cúbica pero sin ángulos rectos; una embocadura de entrada de 70-80 metros, con una altura y anchura de 15 metros, y otras dos salas superiores, de unos 25 metros de longitud, con la cima como cota máxima y a través de las que se iluminaría con luz natural (solar y lunar) la cámara central. La cuestión es que Tindaya es un territorio protegido por su valor ecológico como Monumento Natural y también arqueológico, debido a que en su entorno han aparecido unos 300 dibujos podomorfos, unos grabados realizados hace 1.000 años por los pueblos aborígenes de Fuerteventura, que la consideraban una montaña mágica. El proyecto provocó la aparición de grupos divididos a favor y, los más, en contra, entre los que figuran los grupos ecologistas de la zona. A.E.

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