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Floren Aoiz www.elomendia.com

Pongamos que hablo de Nafarroa

La unidad de fuerzas progresistas y abertzales en Nafarroa tiene muchos enemigos, el primero, obviamente, el españolismo, pero hay quien aplaude esa unidad mientras intenta sabotearla con exigencias, amenazas o imposiciones

La represión, sinuosa, se ceba sobre Nafarroa, una vez más mientras se contraprograma a sí misma con la sentencia del caso Udalbiltza. La Audiencia Nacional española nos dice que no se deben perseguir ideas mientras lo hace a destajo. ¿Cuánta gente está ahora mismo entre rejas por sus ideas y su activismo político? ¿Cómo puede ser que este tribunal eche ahora por tierra su línea de actuación de los últimos años, mientras varias personas están incomunicadas tras ser arrestadas por sus opiniones y actividades políticas? La Audiencia Nacional, lejos de salvar su imagen o la del Estado español, nos ha recordado su nexo con el aparato represor y la visión de Euskal Herria del franquismo. No puede sorprendernos en el heredero del Tribunal de Orden Público de la dictadura.

En Euskal Herria, una sociedad madura y con un alto nivel de cultura democrática, esto lo sabían incluso aquellos que han mirado tantas veces, como ahora, al otro lado, esperando sacar tajada. La represión lo ha contaminado todo y su red de complicidades es sumamente reveladora. Cuando el pueblo vasco desbroza con decisión nuevos caminos, vuelve a desatarse la furia criminalizadora, por más que la Audiencia Nacional se haya desautorizado a sí misma otra vez. La intención vuelve a ser cerrar puertas, impedir un debate político democrático, evitar que la sociedad se haga dueña de sus propias decisiones.

No es casual el escenario elegido esta vez. ¿Por qué Nafarroa? La respuesta simple y clarificadora: porque es Nafarroa. Porque aquí está el nudo. Porque aquí quiere el nacionalismo español tumbar la estrategia de construcción de Euskal Herria, provocar una crisis entre la izquierda abertzale y Eusko Alkartasuna y dificultar el avance del proceso.

Por eso las detenciones se han cebado con personas comprometidas con las reflexiones y las iniciativas de la izquierda abertzale y algunos de ellos interlocutores de la izquierda abertzale en las reuniones con Eusko Alkartasuna y Aralar. Para quien quiera, basta sumar dos y dos.

Todo esto lo quiere hacer el Gobierno español mediante una estrategia que dice haber consensuado con la dirección del Partido Nacionalista Vasco. Por desgracia, nada en la actitud de los jeltzales invita a desconfiar de las afirmaciones de los gobernantes españoles. Hoy por hoy, el PNV está más cerca de La Moncloa que de Gernika y mucho más próximo a Rubalcaba que a las personas detenidas. La pregunta es si el PNV va a quedarse solo o va a contar con el apoyo de otros agentes, como Aralar, en esta feísima jugada.

Ni las bases sociales de Aralar ni muchos votantes del PNV ven con buenos ojos las maniobras para sabotear el avance hacia nuevos escenarios. La unidad de fuerzas progresistas y abertzales en Nafarroa tiene muchos enemigos, el primero, obviamente, el españolismo, pero hay quien aplaude esa unidad mientras intenta sabotearla con exigencias, amenazas o imposiciones.

El movimiento se demuestra andando, y es hora de poner freno a los partidismos y personalismos. Es el momento de perder el miedo y salir a la calle, sumar, multiplicar y decir no a quienes quienes restar y dividir.

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