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Eduardo Febbro (página/12, 2011/1/21)

Ben Alí y Baby Doc: dictadores y ladrones sueltos

(...) A ambos les pesa la misma acusación: el saqueo de los bienes públicos en beneficio propio y de un clan. Puerto Príncipe le reclama a Baby Doc más de 100 millones de dólares robados con la excusa de obras sociales y transferidos de los fondos de empresas estatales a bancos suizos. La Confederación Helvética bloqueó parte de esos fondos -apenas 5 millones de dólares- pero aún no ha podido restituirlos al Estado haitiano a raíz de los recursos judiciales de la familia del dictador. Algunos observadores alegan que el enigmático retorno de Baby Doc sólo se explica por ello: regresó para probar que no tiene cuentas pendientes con la Justicia y recuperar así los depósitos suizos. (...) La Justicia haitiana lo acusó el martes de cuatro delitos: corrupción, abuso de poder, robo y apropiación indebida de fondos públicos. Sus abogados alegan que esos delitos han prescripto.

El caso de Ben Alí es más abismal. Bancos, transporte, propiedades inmobiliarias en medio planeta, la Biblia de los bienes de la familia Ben Alí es inacabable. (...)

Sólo el monto de lo robado y algunas aperturas políticas distinguen a Ben Alí y a Jean-Claude Duvalier. Los peores enemigos de Baby Doc le reconocen haber atenuado la herencia macabra de su padre, es decir, las ejecuciones sumarias, las desapariciones, las torturas masivas, el poder de la policía del régimen, los temidos Tonton Macoutes. Duvalier modificó la Constitución, depuró el ejército y en 1977 promulgó una amnistía general. Pero los cambios duraron poco. Al igual que el fugitivo Ben Alí, Jean-Claude Duvalier censuró a la prensa, puso presos a los opositores y desfalcó al Estado. Destino común de Haití y Túnez, la barbarie política en pos de beneficios exclusivos. También el rumbo del dinero es común. Suiza, Londres, Estados Unidos, los paraísos fiscales.

(...) ¿Cómo habrá hecho Jean-Claude Duvalier para vivir durante un cuarto de siglo en uno de los lugares más selectos y caros del planeta como la Costa Azul? El ex dictador vivía protegido por una custodia del Estado francés. Así vivirá en adelante el tunecino Ben Alí, pero esta vez resguardado por sus amigos de Arabia Saudita. Suiza congeló el miércoles las cuentas de Ben Alí y la Unión Europea decidió proceder igual con los haberes del ex presidente y sus allegados. Ben Alí y Jean-Claude Duvalier, uno en la fuga y otro en el retorno, son dos emblemas hirientes del menosprecio de los sistemas políticos internacionales que violan los preceptos que ellos mismos enuncian. Protegen a quienes torturan y roban a sus pueblos.

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