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Irlanda: un primer ministro sin apoyo y un Gobierno sin ministros

Brian Cowen abandona el liderazgo de Fianna Fáil pero sigue como primer ministro irlandés hasta las elecciones del 11 de marzo. Fianna Fáil pretende salvar unas elecciones que se prevén devastadoras con la elección de un nuevo líder y la permanencia de Cowen en el Gobierno garantiza la aprobación de la legislación económica acordada con el FMI y el Banco Central Europeo como parte del paquete de rescate.

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Soledad GALIANA |

La dimisión del primer ministro irlandés, Brian Cowen, como líder del partido mayoritario de la coalición de Gobierno con Los Verdes, llegó como una esperada sorpresa.

En esta contradicción se resume la situación en la que se encuentran Cowen y Fianna Fáil. Cowen, rechazado por su partido y su Ejecutivo, sabía que sus días en el poder estaban contados, pero se mostraba decidido en su continuidad en las riendas de Irlanda hasta la fecha de las elecciones generales, adelantadas al 11 de marzo por la presión de los verdes.

Su partido, Fianna Fáil, se sabe abocado a la catástrofe electoral, pero sus candidatos se niegan a admitirlo y para enfrentarse la realidad de las encuestas de opinión -que apuntan a que el partido que se ha sentado en el poder desde 1997 podría convertirse en la cuarta fuerza política, superado por los conservadores de Fine Gael, los laboristas y Sinn Féin- han decidido hacer de Cowen el chivo expiatorio por una mala gestión económica que no se quiere reconocer como responsabilidad compartida.

La situación dentro de Fianna Fáil en las últimas semanas se ha vestido de tragicomedia, con Cowen como personaje central, vilipendiado y exaltado por parlamentarios y ministros que parecen vivir en realidades políticas distintas.

Cuando los irlandeses esperaban su dimisión, la pasada semana, Cowen decidió seguir y encarar la moción de confianza en el seno de su grupo parlamentario, en la que consiguió el apoyo de la mayoría de los diputados frente a las críticas de su hasta entonces ministro de Exteriores Micheal Martin. Este fin de semana llega la decisión de dimitir, porque en el momento en que sus opositores dentro de Fianna Fáil se encontraron derrotados, más voces se alzaron exigiendo su dimisión.

El viernes fueron Willie O'Dea, Conor Lenihan y Michael McGrath los últimos nombres añadidos a la larga lista de electos del partido que se lavan las manos crucificando a su líder. Ellos, como tantos otros en Fianna Fáil, consideran que la caída de Cowen será el revulsivo que necesitan de cara a la cita electoral y para asegurar su reelección, esperando que los votantes enfoquen su enfado por la crisis económica y el plan de austeridad extrema impuesto por el Gobierno, en el primer ministro y olviden su participación activa en los gabinetes de Fianna Fáil desde 1997.

O'Dea, diputado de Limerick, quien se vio obligado a dimitir tras demostrarse que había mentido en los tribunales, asegura que el partido encaraba una catástrofe en las urnas si Cowen seguía como líder del partido y apuntaba a que algunos de los diputados que le apoyaron en la moción de confianza interna habían cambiado de opinión en los últimos días. Otros, como Mary O'Rourke, consideraban que un cambio en el liderazgo del partido a un mes de las elecciones sería un acto fútil. Cowen aseguró ante los medios que tomó su decisión solo, sin consultar con nadie de su partido -posiblemente ya no le queda nadie en quien confiar una decisión de este tipo en la esfera política-, únicamente con su familia.

Hoy por hoy, la suerte está echada. Ahora queda por ver quién será el nuevo líder de Fianna Fáil. Algunos miembros de la formación piden unidad en torno al apoyo a Micheal Martin, el único que ha mostrado su deseo de tomar las riendas del partido en público, pero el ministro de Finanzas, Brian Lenihan, que maniobró para lograr sus apoyos en la sombra, ya se ha postulado también como candidato.

Otros nombres que se barajan para liderar Fianna Fáil son Éamon Ó Cuív o Mary Hanafin.

Dos mociones de censura más en los próximos días

En los próximos días el todavía primer ministro irlandés Brian Cowen tendrá que enfrentarse a dos mociones de censura. La primera, presentada por el Partido Laborista contra la totalidad del Gobierno. La segunda es la amenaza de los conservadores de Fine Gael contra el primer ministro, ya que consideran que si Cowen no es considerado por su partido apto para el liderazgo de una formación política, aún menos lo será para llevar las riendas de un país.

Cowen se encuentra en una situación difícil: obligado a la permanencia por su deseo de asegurar el acuerdo de recuperación económica pactado con el FMI y el Banco Central Europeo con la aprobación de la legislación correspondiente y con un Gobierno debilitado tanto desde el punto de vista numérico como en la fuerza de su coalición con Los Verdes.

Fueron precisamente estos últimos quienes vetaron el nombramiento de ministros después de las seis dimisiones que tuvieron lugar el miércoles a la noche, obligando a los miembros del gabinete a doblarse en carteras tan dispares como Justicia y Agricultura (Brendan Smith), Defensa y Protección Social (Éamon Ó Cuív), Turismo e Industria (Mary Hanafin), Transporte y Comunidad, Igualdad y Lengua Gaélica (Pat Carey). El propio Cowen ha tenido que responsabilizarse de Exteriores además de la jefatura del Ejecutivo.

Los desplantes y declaraciones discordantes entre Los Verdes y Fianna Fáil auguran que los problemas de Cowen no han acabado, ya que se duda del apoyo de los diputados de su partido a ley sobre Cambio Climático impulsado por Los Verdes. S.G.

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