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Raimundo Fitero

No me acuerdo

Siempre se ponen de acuerdo para tomar las decisiones que una inmensa mayoría estamos en desacuerdo porque parecen pensadas para molestarnos, acojonarnos, quitarnos todas las garantías y logros conseguidos a base de mucho esfuerzo durante décadas y siglos. Vale, lo de la jubilación a los sesenta y siete años se puede entender por todos esos motivos tan manidos de la demografía, las expectativas de vida y un largo etcétera, pero las formas en las que han llegado a meterlo en el centro del debate nos solivianta. Hay que seguir peleando por lo obvio. Por no dar demasiados pasos atrás. Y en estos tiempos hay que utilizar todos los mecanismos a nuestro alcance, porque están actuando con total impunidad contra los derechos alcanzados en una estrategia de demolición realmente retrógrada.

Ya no me acuerdo de la última vez que estuve de acuerdo con alguno de los acuerdos que han acordado los partidos políticos de las mayorías parlamentarias. Pero la vergüenza de que la Ley Sinde sea aprobada con la intervención manifiesta del PP, está creando bastantes problemas. El principal la reacción de Álex de la Iglesia, y posteriormente las maniobras de Sinde y su equipo, con su cabo chusquero en la vanguardia, el señor Cuadros, hasta hace unos meses empleado de la Academia de Cine, para forzar la renuncia de Álex de la Iglesia antes de la Gala de los Goya que se celebra el día 13. «Se sentiría muy molesta e incómoda la ministra si la presidiera Álex», se ha filtrado que se utiliza como argumento de presión a algunos académicos.

La injerencia desde el ministerio es de tal magnitud que solamente se puede esperar un acto de independencia de la Academia y que se haga la Gala, presidida por Álex, y se impida la presencia de la guionista vengativa liberticida. La gala se aventura calentita, tanto si renuncia como si no, su presidente. Solamente hay que mirar la lista de adhesiones a la ministra para tomar partido en contra y darse cuenta de que lo prudente es estar, cuando menos, alerta por su clara vocación censora. En Internet, somos más de dos mil millones de seres circulando, por lo que esta ley es obsoleta e ineficaz. Sinde dimisión.

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