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REPORTAJE

UN CUARTO DE SIGLO DEL TERREMOTO QUE ALTERÓ LA HISTORIA DEL ATHLETIC

El pasado martes se cumplió un cuarto de siglo del cisma que provocó la mayor ruptura social en la centenaria historia del Athletic; la disputa entre Javier Clemente y Manu Sarabia, que acabó con un equipo que había sumado dos Ligas, una Copa y una Supercopa.

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Beñat ZARRABEITIA

En el arranque de los ochenta, con Javier Clemente como entrenado y líder, el Athletic construyó un conjunto que fue capaz de volver a ganar la Liga 27 años después de su último títul0. La alegría se desató en Las Palmas y la gabarra surcó el Nerbión. Un año después, los leones conseguían el más difícil todavía, al sumar un histórico doblete. En la campaña 84/85, el Athletic finalizó la Liga en la tercera posición, pero volvió a la final de Copa, aunque se le escapó ante el Atlético de Madrid.

No fue ése el tropiezo que precipitó el final del último Athletic campeón. Pero ese verano sí aparecieron los primeros síntomas del terremoto que estaba por venir, cuando la prensa publicó la supuesta oferta de cesión de Manu Sarabia a la Real, sin pega por parte de Clemente. El técnico achacaba debilidad física al jugador más talentoso del equipo, que quería minutos y una plaza en la selección española. Pero comenzó la temporada y la base del equipo se mantenía, con Dani y Núñez como capitanes y los titulares Zubi, Urkiaga, De la Fuente, Goikoetxea, Lizeranzu, De Andrés, Urtubi, Gallego y Argote. En ataque rotaba entre Endika, Noriega y Sarabia, los hermanos Salinas ya eran parte asentada del primer equipo y Sola había firmado por Osasuna. El equipo era segundo en Liga y semifinalista en Copa, pero a principios de 1986 estalló el cisma.

La disparidad de caracteres se hizo notoria. En 25 partidos de Liga y UEFA, Sarabia había sido titular en 14 y anotado nueve goles. El delantero quería más, con el Mundial de México en lontananza y su contrato a punto de expirar. Pero Clemente rotaba a sus delanteros. Julio Salinas se había convertido ya en un futbolista importante y, aunque muchas de las críticas iban dirigidas a la presencia en el once de Endika, éste era el futbolista que había dado su último título al Athletic. El siguiente capítulo, uno de los más decisivos, tuvo como escenario los medios, creando heridas aún sin cerrar. La historia combinaba ya tintes deportivos, personales e incluso políticos.

Se llegó a la 19ª jornada de la temporada 85/86. Que pasó a la historia porque el Athletic empató a dos en Las Palmas y, sobre todo, porque Sarabia jugó su último partido con Clemente. El delantero salió del banquillo y, según contaron los cronistas de la época -la cobertura televisiva no era precisamente la actual-, se movió a la izquierda cuando el técnico le había ordenado actuar por la derecha.

El de Meatzeta siguió los siguientes partidos desde la grada, lo que provocó la crítica de una parte de San Mamés. La división había llegado al estadio. En el vestuario, según Clemente, los capitanes pidieron a Sarabia que no rebatiese al entrenador, pero el problema estaba ya enquistado. Y el técnico pronunció su lapidario «o Sarabia o yo». La directiva de Pedro Aurtenetxe, en busca de una salida políticamente correcta, abrió un expediente y multó a Clemente.

Reuniones infructuosas

A apenas dos días de visitar el Camp Nou, donde el Athletic se jugaba buena parte de las opciones de volver a hacerse con el título, la situación alcanza su punto álgido. Las reuniones entre todas las partes se suceden. La plantilla al completo, con la excepción de Sarabia, se reúne en casa del entrenador, que contaba con el apoyo del grupo -aunque tampoco quería perjudicar a su compañero-, pero no con el de la directiva. Los jugadores salieron del domicilio de Clemente y se dirigieron a Ibaigane. Querían hablar con el presidente, pero les recibió toda la Junta. Se especuló incluso con un conato de plante de los futbolistas. La cita se prolongó hasta altas horas y la plantilla llegó a buscar la mediación del entonces obispo de Bilbo Juan María Uriarte. Prácticamente todos los poderes fácticos de la sociedad vizcaina se vieron salpicados por la disputa.

La decisión de la directiva se hace pública a mediodía del 25 de enero de 1986: Clemente es destituído. El equipo viajó a Barcelona con Iñaki Sáez de míster. Ya nada volvería a ser igual. «Egin» abrió su portada titulando «El Athletic cesa a Clemente sin darle explicaciones». Las razones, explicadas más tarde, pasan porque la Junta presentó a Clemente un documento que el entrenador se negó a firmar, redactando otro que a su vez no fue aceptado por la directiva. En rueda de prensa, un abatido Clemente aseguraba que «han querido que me baje los pantalones», «han realizado una injusticia conmigo» o «han fomentado la desunión en la plantilla y me han derrumbado».

El Athletic, desorientado y agotado mentalmente, perdió 3-1 en Barcelona, despidiéndose del título. El 28 de enero, la directiva huzo públicos los puntos que Clemente había incumplido e impuso una multa a Sarabia. Endika rememoraba después en GARA que «cuando nos reunimos en casa de Javi, egoístamente también sabíamos que su marcha suponía el fin de aquel equipo».

A la conclusión del curso, la historia del Athletic comenzó a escribirse con letra torcida. Los capitanes Dani y Txato Núñez no siguieron; tampoco Meléndez y Zubizarreta fue vendido al Barcelona en contra de su voluntad, aunque logró que el Athletic cobrase 125 millones de pesetas más los derechos de Bixente Biurrun. Apenas un día antes del nombramiento de José Ángel Iribar como técnico, Julio Salinas también anunciaba su marcha al Atlético. Así que el equipo empezaba la temporada sin base, un portero y un nueve de talla internacional. Las lesiones se encargaron del resto. En los siguientes dos años Goiko, De la Fuente, Urkiaga, Lizeranzu, Noriega, Endika y también Sarabia salieron del club.

25 años después, Clemente sigue rememorando aquel hecho con dolor. Sarabia prefiere no recordarlo. El resto de componentes de la plantilla habla con amargura de lo sucedido y todo el entorno de la institución sabe que aquella disputa cambió el rumbo del Athletic.

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