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Isabel Urretabizkaia Psicóloga. Aise Zentrua

¿Queda la psicología obsoleta para resolver dificultades y trastornos en el aprendizaje escolar?

Una pequeña reflexión y defensa de la observación e intervención de la psicóloga en el gran abanico de posibles causas que influyen en que la vida escolar termine en éxito o fracaso

Lo que se ve es que muchos alumnos de enseñanza primaria y secundaria van superan- do los mínimos curriculares con muchas dificultades y que cuando llegan en estas condiciones de dificultad al final de la Enseñanza Obligatoria, frecuentemente fracasan en la consecución de dicho logro. Parece que un buen remedio para esta especie de epidemia en la enseñanza son las medidas especiales tomadas desde Educación de crear diferentes diversificaciones para lograr la titulación de tener superada la Enseñanza Secundaria Obligatoria.

Las causas de este fracaso sólo pueden ser endógenas, exógenas y la combinación de ambas. Las causas endógenas referidas al propio alumno se pueden refieren a algún tipo de disfunción orgánica, al nivel de la capacidad intelectual y estilo cognitivo de aprendizaje, a trastornos específicos y/o de las funciones ejecutivas como la propia monitorización y planificación del aprendizaje, retroalimentación con la actividad del estudio que tonifique la motivación, la implicación, la atención, concentración, etc... al deficiente nivel de adaptación y adecuación a las circunstancias de los diferentes medios de desarrollo: familiar, social y escolar. Dichas variables aisladas o combinadas proporcionan al alumno la desadaptación a las exigencias y a la acción del aprendizaje durante toda o parte de la historia escolar.

También las causas pueden ser exógenas al alumno y se refieren entonces a la calidad de la enseñanza, en sus contenidos y métodos de enseñanza y aprendizaje, al nivel de humanización del ambiente relacional y de transmisión de contenidos que procura que el conocimiento adquirido o por adquirir se convierta en cercano y «le diga algo al alumno», es decir, le enriquezca un poco más su vida y éste así lo sienta y se desarrolle con ello, de la legitimación que hace el alumno de «los imperativos vitales» sean del aprendizaje, del profesorado y de los padres, de las condiciones de cada centro y de los profesionales que imparten la enseñanza, a las que los alumnos son muy vulnerables.

Todo ello y más confluye en un desarrollo único y complejo reivindicando el pensamiento como la única herramienta para generar habilidades resolutivas en tareas de aprendizaje junto con el desarrollo de todas las múltiples funciones cognitivas, tareas relacionales, tareas emocionales... las tareas de la vida misma.

Por lo tanto, cuando desde la intervención y orientación de cada centro escolar y desde la familia se busca solucionar los trastornos escolares para cada alumno, se puede llegar a acudir a profesionales que tengan conocimiento y capacidad resolutiva. Indudablemente que la tarea no es fácil y en ésta opinión mía lo es menos cuando no parece que las abundantes causas que influyen en el rendimiento escolar sean contempladas para elaborar una hipótesis plausible del trastorno en el aprendizaje y en ese fundamento crear un abordaje más adecuado.

Parece que con el surgimiento de las neurociencias para algunos pseudociencias y el conocimiento del funcionamiento cerebral que ello ha acarreado, que no es sólo cosa de ahora, ha hecho surgir nuevos métodos de intervención con incidencia local pero con influencia global y que dicen ayuda muy significativamente a desarrollar correctamente las funciones cerebrales y los adecuados aprendizajes escolares.

Si bien ciertas dificultades de tipo mental, emocional, comportamental, estados anímicos, etc. han estado siempre reforzadas desde la farmacología, estamos viviendo un auge en el abordaje farmacológico en niños y jóvenes para abordar ciertas dificultades que repercuten directamente en el aprendizaje escolar. Legitimado como ahora no ha estado nunca pero usado mucho en épocas pasadas por universitarios, literatos... para agudizar la concentración, atención en la preparación de exámenes o en aumento del ingenio.

Me repito, ¿se conocen realmente cómo se correlacionan la mayoría de las variables que influyen en el rendimiento escolar en cada sujeto?

En cualquier caso, entre el gran abanico de posibles causas que influyen en que la vida escolar termine en éxito o fracaso, focalizar en la causa más determinante no es tarea fácil ni tampoco abordar con la terapéutica más adecuada.

Yo voy a hacer una pequeña reflexión y defensa de la observación e intervención de la psicología en éste campo.

La psicología ofrece suficiente material validado y contrastado empíricamente para conocer las variables propias de cada niño-joven en su desarrollo neuro-psico-afectivo-evolutivo además del tipo de inter-actuación que realiza con el medio circundante, sea familiar, entre iguales, con el aprendizaje, con las figuras de autoridad, en su desarrollo intrínseco, los mecanismos de afrontación y/o de evitación generados a través de su historia, etc., los estilos, capacidad y procesamiento cognitivo asociados a sus correlatos neurológicos para poder establecer las intervenciones más adecuadas.

Con un maping de las principales variables de desarrollo de cada sujeto, niño o adolescente, se identifican las que sean más significativas para reconducir su desarrollo y el aprendizaje escolar y en base a dichas variables se elaboran las hipótesis y los abordajes más ajustados y viables para afrontar las dificultades y conseguir los objetivos deseados.

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