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EHNE cree que los purines dejarán de ser un problema al desintensificar las granjas

Mientras los trabajos de la planta de tratamiento de purines de Karrantza siguen paralizados y su futuro es incierto, el servicio de recogida de estos desechos ganaderos es, según EHNE-Bizkaia, una buena solución.

Agustín GOIKOETXEA | BILBO

Sin querer entrar en la controversia política generada en las Juntas Generales de Bizkaia y la Cámara de Gasteiz por la política de ayudas públicas al proyecto de Karrantzako Minda, EHNE-Bizkaia mostró ayer su satisfacción porque el servicio de reparto de purines puesto en marcha a final del año pasado en el valle más occidental del herrialde está siendo bien recibido por los ganaderos.

En la comparecencia del pasado lunes de la consejera de Medio Ambiente, Planificación Territorial, Agricultura y Pesca, Pilar Unzalu, en la Comisión de Agricultura y Medio Ambiente de las Juntas, ésta mencionó los buenos resultados de un servicio reivindicado históricamente por el sindicato agroganadero. Además de la recogida de los purines, en muchos casos estos desechos se distribuyen en las parcelas de la propia explotación que los genera o en otras que los necesitan para abonar sus praderas.

La dispersión del purín se efectúa a través de cañones o con las cisternas de tracción, lo que permite acceder a zonas altas y no entrar en los terrenos con los vehículos. Tal ha sido la demanda, que la empresa que lo gestiona ha tenido que llegar a trabajar sábados y domingos.

Los ganaderos llaman a la empresa, quien recoge los desechos y los distribuye en aquellas parcelas donde se lo indica el productor, facturándole 12 euros por hora por el servicio. Gracias a la aportación de abono que reciben los prados, se evita la utilización de sustancias químicas cuyo coste económico y medioambiental es muy superior.

EHNE-Bizkaia advirtió de que esta prestación sólo resuelve el problema para algunas explotaciones ganaderas de leche, no para las grandes «con un ratio de animales por hectárea altísimo». «Se deben habilitar medidas públicas para impulsar la desintensificación de las explotaciones lácteas, de modo que el purín no sólo deje de ser un problema por el incremento de costes de producción que supone, sino que sea en todo caso un recurso natural beneficioso para la fertilidad de la tierra», argumentan desde la central.

Su reflexión va más allá, al incidir en que la opción de la planta de purines -como la paralizada en el barrio karrantzarra de Las Torcachas-, además de ser muchísimo más cara, entre otros inconvenientes, conlleva un aumento en los costes de producción de las explotaciones lácteas, agravando su difícil situación actual por los bajos precios y la carestía de los inputs, sin que, por otra parte, puedan utilizar ese recurso como fertilizante de sus praderas».

EHNE-Bizkaia estima que el modelo de ganadería intensiva al que está ligado este tipo de infraestructura va en dirección contraria respecto a los planteamientos de la nueva Política Agraria Común (PAC), «que se están haciendo en la Unión Europea, en el sentido de que se plantea vincular las ayudas con modelo agroganaderos medioambientalmente sostenibles».

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