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Amparo LASHERAS Periodista

El huevo de la serpiente se ha roto

 

Dicen que el tiempo deja a cada cual en el lugar que le corresponde. El tiempo puede que sí. La Historia es otra cosa. En un libro sobre el POUM, el partido marxista ilegalizado por la República en la Guerra Civil, me escribieron a modo de dedicatoria: «a los rebeldes les traicionan hasta la Historia». A los esperpentos oportunistas del pensamiento parece ser que no. A Fernando Savater, catedrático de Ética de la UPV durante diez años, la Historia de la España «democrática», la que ha borrado tantas ideas y nombres de su memoria, lo recordará como un intelectual comprometido con España, como un pensador militante y combativo en la lucha contra ETA y un paladín apasionado en la causa a favor de las víctimas de ETA. Sin embargo, en este caso, el tiempo se ha limitado a azuzar el ego insolente y ha sido el propio Savater, ayudado por la televisión basura de Berlusconi, el que se ha colocado en el lugar que le corresponde, es decir, en la bajeza humana más despreciable y canalla. «Me he divertido mucho con el terrorismo». Y lo dijo desde la prepotencia insultante y sin escrúpulos. Desde la creencia fascista de poseer una mente superior, por lo cual todo le debe de estar permitido. Y es que a Savater le ha salido su verdad interna de toda la vida. Ha demostrado que su admiración por algunos textos de Friedrich Nietzsche y Émile Cioran, dos filósofos europeos ligados al pensamiento y a la doctrina nazi, no era en vano. El huevo de la serpiente se ha roto. El fascismo agasajado por los demócratas se siente seguro y acaba de hacerles un corte de mangas en plena cara.