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Miles de marfileños pasan a engrosar las tropas de Gbagbo

Los simpatizantes del presidente marfileño en funciones, Laurent Gbagbo, respondieron ayer en masa a una llamada de un miembro del Gobierno y se alistaron en el Ejército, lo que añade mayor tensión al conflicto social y político generado tras la segunda vuelta de las elecciones presidenciales, celebradas el 28 de noviembre del pasado año.
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Evelyne AKA (AFP) |

Miles de jóvenes partidarios del presidente de facto marfileño, Laurent Gbagbo, buscaban ayer alistarse en el Ejército mientras Costa de Marfil, inmersa en una espiral de violencia post-electoral, parece cada vez más cercana a la guerra civil.

Al mismo tiempo, la misión de Naciones Unidas en Costa de Marfil (Onuci), formada por 10.000 soldados, fue apelada por el Estado francés y por el mandatario electo en las contestadas elecciones del pasado 28 de noviembre y reconocido por la comunidad internacional, Alassane Ouattara, para proteger de una manera más efectiva a los civiles.

Varios miles de jóvenes se agolpaban desde la mañana frente a la sede del Estado Mayor. «Quiero un kalash[nikov] para defender mi país», declaró a France Presse Cyprien, un mecánico de Yopougon, un distrito del oeste de Abidjan considerado bastión de Gbagbo.

«He respondido al llamamiento del general Blé Goudé, estoy dispuesto a morir por mi país y a expulsar a los rebeldes», agregó Théodore, zapatero.

Charles Blé Goudé, jefe de los «jóvenes patriotas», fervientes seguidores del mandatario en funciones, había instado a los jóvenes «dispuestos a morir por la patria» a «alistarse», en un momento en que su régimen se siente desafiado por los partidarios de Ouattara.

Durante una ceremonia celebrada ante los locales del Estado Mayor, el general Philippe Mangou, jefe de las Fuerzas de Defensa y Seguridad (FDS), fieles a Gbagbo, se dirigió a los voluntarios allí presentes.

«Dad vuestros datos» en un registro que consta de unos diez puntos y «volved tranquilamente, se os convocará a su debido tiempo», dijo, lo que hace pensar que no serán inmediatamente integrados en las Fuerzas Armadas.

«Saludo vuestro compromiso y vuestra determinación para defender la soberanía de Costa de Marfil. ¿Puedo contar con vosotros para defender la soberanía del país?», preguntó a la multitud. «Sí, queremos kalash», respondieron los jóvenes.

Claroscuros

Muchos observadores se preguntaban ayer qué tipo de entrenamiento y armamento se proporcionará a los recién llegados, para nada acostumbrados a la disciplina militar.

Para Anne Ouloto, portavoz de Ouattara, «armar a la juventud es suicida, es conducir a los jóvenes a una masacre». Además, «constituye un ejemplo de que Laurent Gbagbo está desesperado», apuntó.

Los temores a que se recrudezca la violencia son más que palpables en el país.

Entre 25 y 30 civiles murieron el jueves, según la ONU, a causa de un bombardeo de las «fuerzas armadas» de Gbagbo en el barrio de Abobo (al norte de Abidjan), bastión de los partidarios de Ouattara. El líder de facto denunció que es «complot».

La llamada comunidad internacional condenó esta matanza, y la ONU evocó un posible «crimen contra la Humanidad». De acuerdo al recuento de Naciones Unidas, las violencias post-electorales han dejado ya más de 440 muertos.

El principal cometido de la Onuci es la protección de civiles, pero se enfrentan a una gran oposición del Gobierno en funciones, que demanda su salida.

Periódicamente, la radiotelevisión estatal RTI incluye a los cascos azules entre los «enemigos de Costa de Marfil», detallando cuáles son los países vecinos que componen la misión.

Pero la ONU también se encuentra presionada por Ouattara y por El Elíseo, antigua potencia colonial. París estima que la Onuci «debería sin duda desempeñar su función de una manera más eficiente» porque «tiene un mandato que le permite emplear la fuerza si se ejerce alguna confrontación o violencia».

La portavoz de Ouattara fue más allá: «La ONU debe pasar a la acción» para «proteger a los civiles» y dotar a Ouattara de «medios para gobernar».

«INDIGNACIÓN»

El Consejo de Seguridad de la ONU expresó ayer su «indignación» por la muerte de al menos 30 civiles en el bombardeo del pasado jueves de un mercado de Abidjan, atribuido a las fuerzas de Laurent Gbgabgo, presidente de facto.

Los de Ouattara arrebatan al régimen su quinta ciudad

Las Fuerzas Republicanas de Costa de Marfil (FRCI, en francés) se hicieron ayer con el control de Bloléquin, al oeste del país, que permanecía en manos del Ejército del presidente en funciones, Laurent Gbagbo, que se niega a abandonar el poder pese a que la llamada comunidad internacional dio la victoria en las elecciones del 28 de noviembre a su rival, Alassane Ouattara.

El portavoz militar Mara Lacina aseguró que «Bloléquin está bajo control total de las FRCI desde esta mañana, tras los intensos combates librados ayer. El registro de la ciudad -añadió- ya está en marcha».

Bloléquin es la quinta ciudad arrebatada a las fuerzas de Gbagbo en un mes, tras la toma de Zouan-Hounien, Bin-Houyé, Toulépleu y Doké.

Lacina señaló que el objetivo de las FRCI -afines al mandatario reconocido Ouattara- es liberar la parte occidental del país «de los mercenarios liberianos» que combaten en el bando de Gbagbo.

Para ello, las FRCI tendrán que marchar sobre Guiglo, bastión de Maho Glofiéhi, un señor de la guerra que apoya al jefe de Estado en funciones.

Ambos políticos están enfrentados en una cruenta lucha por ocupar el poder desde la segunda vuelta de los comicios presidenciales en noviembre pasado, de los cuales Ouattara resultó vencedor, según datos de la Comisión Electoral Independiente.

Sin embargo, el Consejo Constitucional, controlado por Gbagbo, desmintió esos resultados y se puso del lado del mandatario saliente, quien ha retado a la ONU, la Comunidad Económica de África Occidental, la UE, el Estado francés y EEUU.

Por el momento, ni las sanciones internacionales en su contra ni la amenaza de ser juzgado por crímenes de lesa humanidad han logrado arredrar a Gbagbo. GARA

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