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Los «niños de la guerra» regresan en el ochenta aniversario de la República

Tres testimonios de «niños de la guerra» llevados a México durante la Guerra del 36 componen «Amaren ideia», el documental que se proyecta hoy en Donostia coincidiendo con el ochenta aniversario de la proclamación de la II República. La deportación ilegal por parte de Gran Bretaña y EEUU de los habitantes del archipiélago de Chagos, en el Océano Índico, es otra de las duras historias que se contarán en el Festival de Cine y Derechos Humanos de Donostia.

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M. LARRINAGA | DONOSTIA

Lucía, Alfredo y José fueron arrancados de los brazos de sus padres durante la Guerra del 36. A Lucía y Alfredo se los llevaron a México y a José a la URSS, para terminar también en tierras aztecas. Hasta hace relativamente poco no regresaron a casa. Ellos son los protagonistas del documental «Amaren ideia» -de la bilbaina Maider Oleaga-, nacido a raíz de un encargo que la Fundación Idi Ezkerra hizo a la cineasta para que entrevistase a los «niños de la guerra» que todavía viven en México. De las personas con las que contactó, sólo estas tres estaban dispuestas a viajar a Euskal Herria para el homenaje que organizó la fundación. El resultado es este documental que se estrenará hoy a las 19.00 en la casa de cultura Okendo de Donostia y que, aunque tiene difícil salida comercial, esperan que tenga cabida en un circuito alternativo.

«La decisión de hacer el documental lo tomé yo. Les conocí (a Lucía, Alfredo y José) y dije `ahí hay una historia que contar'. Surgió del impacto que las historias tuvieron en mí», dijo ayer Maider Oleaga durante la presentación de la película en la capital guipuzcoana.

Los tres personajes asumieron sus vidas de manera diferente. Lucía, de 83 años, cumplió los 12 en la travesía que la llevó a México. La guerra le sorprendió en Bilbo, ciudad donde vivía con su madre. Su padre se quedó en Baiona y no volvió a verlo hasta cuarenta años después. Su carácter jovial le ayudó a decidir que no se alojaría en el sufrimiento. «Yo saco un poquito de broma de todo, porque hay mucha amargura; lógica y natural. Pero no puedes estar siempre amargada», dice en el documental.

Alfredo, de 81 años, ataviado con la camiseta de la Euskal Selekzioa, ha vivido casi toda su vida en Ciudad de México, aunque es natural de Irun. La suya no ha sido una vida fácil, pero no se queja. «Me acostumbré a vivir fuera de mi tierra. Para mí fue una cosa pasajera, que yo ni sufrí tanto como muchos dicen que sufrieron. Aguanté la situación como estaba. En España y en Francia me dicen `el mexicano'. Y acá me dicen el gachupo. La vida fue muy dura para mí, pero muy bien aprovechada».

El último de los protagonistas es José. Natural de Balmaseda, este hombre de 81 años llegó a la URSS con 8, acompañado de un hermano, quien murió unos años después durante la Segunda Guerra Mundial. De allí se trasladó a México. Siempre ha sentido la necesidad de sentir que pertenece a un lugar: «Uno siempre trata de averiguar su pasado. Es como cuando tienes sed y bebes agua: me reconforta, me hace sentir que no soy una hoja en el aire, sino que también vengo de un árbol. Que tengo mi lugar en la tierra. Eso es fundamental. Cuando le plantean a uno si es de aquí o de allá, es difícil, pues no somos de ninguna parte y, en mi caso, de las tres (Euskal Herria, Unión Soviética y México). Es mejor no rascar la herida y dejarla tranquila».

Sin perdón

Aunque los tres vivieron parecidas circunstancias, no reaccionan de igual manera. «Lucía y Alfredo tuvieron la capacidad de agarrar eso que les ocurrió y decir O.K., pero yo tengo que seguir viviendo. Lo han asumido y lo han llevado en la mochila de forma diferente. José no lo acaba de entender, ni lo entenderá nunca. Lo que más le afectó es que su madre eligiera a dos de los cinco hermanos y los otros tres se los quedara ella. Esa elección nunca la ha aceptado», explicó Oleaga.

Tal es el rencor que guarda a su madre, que el encuentro entre los dos fue una decepción. «Uno tiene resentimiento, aunque no lo sepa él mismo, y brota cuando se encuentra con la persona. Porque uno siempre tiene a la madre idealizada, entonces surge, `¿bueno y aquí qué pasó? ¿Cómo fue esto que me mandó a Rusia?'. Yo no lo haría con un hijo. Vi a mi madre en el 64, en el 66, en el 67 y en el 70, pero no sentí gran emoción. Fue un encuentro doloroso, porque yo no encontré lo que esperaba y ella no recibió lo que esperaba tampoco. Claro que ella me quería, ¡cómo no me iba a querer! A fin de cuentas se quiere hasta a un gato. Pero creo que sentía que no había obrado bien».

El paraíso no olvidado

Dentro también del Festival de Derechos Humanos, el Teatro Victoria Eugenia acogerá (19.00) una interesante y terrible historia tapada durante décadas: la deportación ilegal de los habitantes del archipiélago Chagos, situado a unos 500 kilómetros al sur de las Maldivas (África).

En 1965 se creó el BIOT (Territorio Británico del Océano Índico) con unas sesenta islas tropicales del archipiélago. Entre 1970 y 1973, los gobiernos estadounidense y británico expulsaron ilegalmente a los alrededor de 2.000 habitantes de las islas Diego García, Salomón y Peros Banhos. «Fue un acto de arrogancia basado en la ley del secreto, en una mentira», explicó ayer el director de la cinta Michel Daëron.

Los chagosianos siguen luchando por regresar a su tierra, pero lo único que han conseguido es una visita de un día.

Un documental militante que se estrena en Burdeos

Coincidiendo con esta fecha redonda, en Burdeos y en varios cines de arte y ensayo de los alrededores se estrena también hoy el documental «Les ombres de la memoire», un nuevo trabajo militante de Dominique Gautier y Jean Ortiz, que en esta ocasión abordan la cuestión de los niños robados durante el franquismo, la resistencia en las cárceles y los guerrilleros. «No hago un trabajo nostálgico y sentimental. Necesitamos la República como respuesta a los problemas de hoy en España. Reivindicamos la Tercera República», afirma Ortiz, maestro de conferencias de la Universidad de Pau, especialista en la Guerra del 36 e hijo de un guerrillero. GARA

Manuel Iturrioz gudariaren biografia idatzi dute, utzi zituen bi koadernotatik abiatuta

Alberdaniak kaleratutako «Manuel Iturrioz. Borrokalari baten bizipenak» ez da historia liburu bat, historiaren istorioz betetako biografia bat baizik. Joxemari Iturrioz ilobak egin du, gudariak 82 urte zituela idatzitako bi koadernoak oinarri hartuta. Donostiako Udal Liburutegian izan ziren atzo bera eta Manuelen semea, Andoni.

Azken honek kontatu zuen urtero Saran elkartzen zela familia osoa denboraldi bat pasatzeko eta aita idazten ikusten zuela. Hil zenean, idatzi horiek irakurtzen hasi zen, baina ezin zuen, bihotzeko mina sentitzen zuelako. «Emazteak irakurtzen zituen eta interesgarriak zirela esaten zidan. Geroago, Senpereko Kantu Zaharren Egunean, Ikerne Letamendiri hegazkinlariek ihes egiteko antolatu zuten Comète sareaz hitz egin nion, eta esan nion izugarri damutzen nintzela honetaz aitarekin ez mintzatu izanaz, garai hartako ekintzaileak desagertuak baitziren. Orduan berak esan zidan ezagutzen zuela pilotuen ihesaldia antolatzen zuen buruetako bat, oraindik Erroman bizi zena, Jean François Nothombe». Berarekin elkartu eta kontu pila bat jakin zuen; artxiboetan ikertzen ere ibili zen eta hainbat dossier lortu zituen. Material horrekin guztiarekin jo zuen Joxemari lehengusuarengana, eta hark liburua idazteari ekin zion.

Manuel 1902an jaio zen Gipuzkoako herri txikienetako batean, Orexan, eta 1991n hil zen Donostian. XX. mende osoa bizi izan zuen eta biografia honetan urte horietako istorio anitz ekartzen dizkio irakurleari. Gerra aitzineko urte gatazkatsuak, 36ko Gerra, erbestea, Bigarren Mundu Gerra, Comète sarearen lana, kontrabandoa... «Gertaera ugari bizi izan zituen, eta horregatik, pentsatzen dut azkeneko urteetan kontatzeko beharra sentituko zuela», adierazi zuen Joxemarik. Zehaztu zuenez, lehenbiziko atalean nekazari mundua agertzen da. «Herri txiki bateko bizimodua kontatzen da; eskolarik gabe, oso gazterik ekin zien baserriko lanei. 10 urterekin osaba-izeben etxera joan zen morroi, 15ekin Arizkunera, artzain ibili zen... Gero, istorioa hazten doa. Gizon azkarra zen eta bazuen agintzeko gaitasuna. Hala, mikelete lanetan hasi zen Donostian».

Teniente izan zen gerran, eta gero kapitain. Burumendin, Intxortan, Durangon, Bilbon borrokatu zen. Atxilotu egin zuten, baina ihes egitea lortu eta lehian segitu zuen gerra galdu zuten arte. Liburuaren hurrengo atalean, Bigarren Mundu Gerra piztu eta Comète sarea sortzen hasi zenekoa kontatzen da. Behar hori ikusi zuten alemaniarren eremuan erortzen ziren hegazkinlariei laguntzeko. Manuel mugalari ibili zen, Tomas Anabitarterekin batera, eta pilotu pila pasatu zituzten alde batetik bertzera, berriro atxilotu zuten arte. Alberdaniako Inazio Mujikak aipatu zuen harrituta gelditu dela muga pasatzeak zer-nolako naturaltasunez kontatzen dituen ikusita. Kontuan hartu behar da ibilaldi bakoitza hagitz arriskutsua zela.

Meliton Manzanasen atzaparretatik ihesi, Oiartzungo mendietan ezkutatu zen eta hango baserri batean ezagutu zuen gero emazte izango zuena, Asun Eskudero. Hiru seme-alaba izan zituzten eta bizitza klandestinoa utzi eta Parisen etapa berri bat hasi zuten. Maider IANTZI

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