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ANÁLISIS | ELECCIONES EN EUSKAL HERRIA

Una escalera entre dos plantas

Líderes que no son candidatos lanzan mensajes genéricos. Pero las municipales tienen sus secretos. El voto en una urna puede arrastra al de la otra. Eso lo aprendió bien el PP, que decidió no dejar ningún hueco vacío.

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Iñaki IRIONDO

Mientras los partidos reclaman una y otra vez a los demás que presenten sus programas, la campaña mediática se centra en generalidades, con líderes que no son candidatos llevando el peso de los mensajes. Sin embargo, en la planta de abajo hay cientos de aspirantes a alcaldes y concejales cuya labor, aunque no emerja a los periódicos y televisiones, tiene mucho que ver con los resultados finales.

El pasado viernes el Partido Popular celebró el acto central de la campaña en Gasteiz, pero el titular que reflejaron todos los medios de comunicación no tenía nada que ver ni con la política municipal ni con las necesidades de Araba. La presencia de Mariano Rajoy llevó el mensaje por otros derroteros. El segundo orador más destacado fue Antonio Basagoiti, que tampoco se centró en el mensaje municipalista. De hecho, la fotografía del acto en el diario local con más penetración en el electorado del PP resultaba desconcertante: Javier de Andrés, candidato a diputado general, servía agua a un Mariano Rajoy que le miraba como distraído. Ninguno de los dos hacía el menor caso del alcaldable Javier Maroto, que aparecía desenfocado al fondo de la imagen leyendo su discurso.

Este ejemplo no es la excepción, sino la norma. Pese a que lo que se eligen son concejales y procuradores en Juntas Generales, la mayoría de los mensajes que transmitimos los medios provienen de los principales dirigentes de cada formación, porque los partidos diseñan sus campañas con ese fin. Patxi López, Iñigo Urkullu, Pello Urizar y Aintzane Ezenarro copan titulares y resúmenes televisivos un día sí y otro también, y ninguno de ellos es candidato en estas elecciones.

Por eso mismo sus discursos suelen ser genéricos y, en demasiadas ocasiones, escuchando los cortes elegidos para ser destacados resulta casi imposible determinar si las elecciones son municipales, autonómicas, estatales o europeas.

Con motivo de la legalización de Bildu, desde varios partidos se escuchó su satisfacción por el hecho de que esto posibilitaría dejar el tema y centrarse en los programas. «Urkullu: Nos comprometemos a liderar un gran pacto centrado en la reactivación económica». «Patxi López llama al voto progresista frente a los `recortes sociales' del PP y la `división y enfrentamiento' del PNV». «Basagoiti: Al PNV le persigue la sombra de sus pactos y sus apaños con Zapatero». «Basabe: Euskal Herria avanzará desde la praxis política que representa Aralar». Así rezaban eran los mensajes principales que estos partidos mantenían a media tarde de ayer en sus respectivas páginas web.

Partidos y medios estamos provocando que las campañas para las elecciones municipales se conviertan en un edificio de dos plantas escasamente comunicadas. Por un lado está la campaña que tiene reflejo mediático y en la que los partidos tratan de perfilar sus bloques de votantes genéricos, los que no miran tanto qué institución se elige sino qué partido quieren que aparezca como ganador. De hecho, el PP no oculta que prepara estos comicios como el último escalón antes del asalto definitivo a La Moncloa en unas elecciones a Cortes que le gustaría que se adelantaran.

Y en la planta de abajo hay cientos de candidatos a alcaldes y concejales que sólo se hacen visibles en sus propias localidades, en una pelea casi siempre complementaria a la de los grandes líderes, pero en ocasiones totalmente desconectada de la de aquellos.

Es de esta planta a pie de calle de donde muchas veces proceden algunas de las sorpresas que siempre se producen en este tipo de comicios, porque el voto de una urna puede arrastrar al de la otra. También esto lo ha aprendido el PP, que comprendió en su día que no conviene dejar ningún hueco libre, aunque para ello haya que hacer listas con integrantes incapaces de señalar en el mapa el pueblo que aspiran a representar.

Saber encontrar la escalera de comunicación entre la planta baja y la superior, entre lo que se dilucida en cada ayuntamiento y lo que se juega en el país, es una de las claves del éxito en este tipo de elecciones. Por eso los partidos o movimientos con mayor implantación local y con una distribución más completa por todo el territorio, acaban obteniendo mejores resultados en las municipales y forales.

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