GARA > Idatzia > Iritzia> Editoriala

El 22-M cambia la fotografía institucional y da un fuerte impulso al nuevo ciclo político

Los portavoces de Bildu cerraron la campaña expresando su confianza en que, después de la «noche mágica» del cinco de mayo, en la que miles de ciudadanos indignados reclamaron democracia en Bilbo e Iruñea, la noche electoral fuera histórica. Llegó el domingo y no hizo falta esperar a que concluyera el recuento para confirmar que, efectivamente, el 22-M será largamente recordado en la historia de Euskal Herria. De hecho, los resultados de estas elecciones pueden leerse desde muy diferentes puntos de vista y, sin embargo, todos ellos coinciden en una misma conclusión: el escenario político va a ser a partir de ahora muy diferente.

La sociedad vasca, con su voto, ha trasladado un doble mensaje. Por un lado, a aquellos agentes que en los últimos años han hecho una apuesta decidida por abrir un proceso de carácter estrictamente democrático, al objeto de alcanzar una paz justa y un marco en el que todos los derechos sean respetados, les ha dado su confianza. Les ha dicho que sigan así, recompensando un trabajo muchas veces vilipendiado y torpedeado desde todo tipo de instancias políticas, judiciales e institucionales.

Por otra parte, y al hilo de lo anterior, los ciudadanos y ciudadanas de Araba, Bizkaia, Gipuzkoa y Nafarroa han castigado a aquellas fuerzas que se han caracterizado por obstaculizar ese camino. Les han dicho que están hartos de represión política, de apartheid y de los movimientos que desde Madrid, Gasteiz e Iruñea se han realizado para impedir el cambio de ciclo. Especialmente dura ha sido la derrota sufrida por el pacto PSE-PP, que sostiene al Gobierno de Patxi López y que apenas ha sumado un 30% de los votos. Imposible sostener ahora la ficción de que representan ninguna mayoría social. No extraña, en este sentido, que el presidente del PSE, Jesús Eguiguren, reclamara el jueves un cambio radical en la política de un Ejecutivo que, no hay que olvidar, comenzó su andadura persiguiendo con saña la muestra de afecto a los presos políticos vascos en forma de fotografías o carteles, cambiando el mapa del tiempo de EiTB y colocando banderas españolas por doquier.

Los resultados del domingo, como expresión de la voluntad popular, dan un fuerte impulso al proceso de cambio que se está desarrollando en este país, y todos los agentes implicados deberían tomar buena cuenta de ello. Si algo ha dejado claro la sociedad vasca es que premiará a quien arriesgue por la paz y la democracia, y castigará a quien se oponga a ellas.

Cambios en las instituciones

La aplicación de la Ley de Partidos a un sector muy importante de la sociedad vasca, además de alterar profundamente las instituciones y vulnerar los derechos civiles y políticos de miles de personas -algo que sigue produciéndose-, ha impedido también conocer en toda su extensión los cambios sociológicos ocurridos en casi una década. La fotografía electoral estaba amañada, en eso todo el mundo coincidía, aunque algunos lo aplaudieran, pero era difícil calibrar hasta qué punto. En ese sentido, los votos cosechados por Bildu el domingo han supuesto todo un aldabonazo. Y a muchos les ha cogido con el pie cambiado. Odón Elorza es el mejor ejemplo.

Ayuntamientos, diputaciones y Parlamento navarro. Muchas cosas están ahora en el aire, y las maniobras en uno u otro sentido se van a suceder en las próximas semanas. Los números, sin embargo, son los que son, y la realidad es, por un lado, que PP y PSE, que gobiernan en Lakua contra la voluntad mayoritaria de la sociedad, tendrían muy complicado acceder al poder en ninguna diputación y casi ningún ayuntamiento si quienes se han opuesto al pacto de hierro entre López y Basagoiti quisieran impedirlo. Por otra parte, la mayoría parlamentaria en Nafarroa permite enviar a la oposición a la derecha cerril que representan UPN y PP. Del mismo modo, sería difícilmente explicable que una fuerza que ha obtenido 22 de los 50 apoderados en Gipuzkoa sea apartada de la diputación, o que partidos tan distantes como PP y PNV unan sus votos para impedir que Bildu acceda a determinadas alcaldías. Si el cambio que ha votado la sociedad no se traslada a las instituciones, quien lo impida deberá responder ante la ciudadanía, y lo hará, probablemente, en la próxima cita con las urnas.

Golpe de mano en el PSOE

Las elecciones han tenido también importantes consecuencias en el Estado, especialmente en un PSOE que ha salido muy tocado. Esta circunstancia ha sido aprovechada por Alfredo Pérez Rubalcaba, quien ha exprimido la contestación interna al liderazgo de Zapatero y el miedo de muchos dirigentes de su partido a que el declive del aún secretario general les arrastre, para postularse como único candidato a las elecciones de 2012. Por contra, Carme Chacón, considerada como sucesora natural del presidente, pero mucho más débil y menos bregada que el ministro del Interior, ha tenido que hacerse a un lado. De este modo, el felipismo y el ala más securócrata del PSOE se hacen con las riendas y cierran el intento de renovación iniciado hace once años.

Imprimatu 
Gehitu artikuloa: Delicious Zabaldu
Igo