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Mikel Jauregi Periodista

Me disculpo, no me disculpo

Permíteme que te tutee, que ya lo hice el día en que nos conocimos. Y para que entiendas bien lo que te quiero transmitir, escribo estas líneas en castellano, que ya me dijiste que de euskara andabas justito. ¿Me recuerdas? Espera, que te refresco la memoria.

El pasado jueves llegué a las 19.45 al parking de Lautximinieta, donde se encontraba estacionado mi coche (como todos los días) desde las 9.20. Y para alegrarme el día, sorpresa: multa al canto. Y en el del vehículo de al lado, y en el otro, y en aquel... Me dirigí a la máquina echando pestes, pero con la intención de pagar, callar y largarme al pueblo. Una niña y su madre se colocaron detrás (barkamen eskaera zuentzat da, entzun zenituztenak entzun behar izan zenituztelako) a la espera de que yo acabara, pero entonces apareciste tú: con tu gorra, tu uniforme y tu máquina de expedir multas. Y cuando te pregunté por qué nadie se había dignado a avisar con antelación a los usuarios de que ibais a empezar a multar, me mentiste: «Ya hemos avisss....». No te dejé acabar la frase, y ya no callé durante cinco minutos. Dije las de dios, pero creo que no te falté al respeto. Si lo hice, discúlpame. Pero me reafirmo en todos y cada uno de aquellos «cagüenlas» (bikote, barkatu berriz).

Os habéis aprovechado de la situación para recaudar fondos. ¿A costa de quién? Ya te lo dije entonces: de gente que de lunes a viernes tiene que venir (en su gran mayoría) de la provincia hasta Donostia a trabajar o estudiar, en muchos casos con un horario chungo, haciendo auténticas virguerías para conciliar vida laboral y familiar, dejando pasta en la ciudad en comidas, combustible, tabaco, periódico... Aquí -y como en Igara supongo que en el resto de polígonos en los que ha entrado o entrará en vigor la OTA- nadie viene por gusto. No tenemos más remedio. Y sí, muchos lo hacemos en coche, porque no tenemos alternativa. Y ahora no podemos aparcar si no es pagando. Y tus jefes lo saben -¿eh, Odón?-. Y también tú. Y el primer día (me refiero a Lautximinieta) ni siquiera nos avisasteis, lo que tiene delito. Y tú intentaste mentirme. Doble delito. Más grave que el de no poner el (piiiiiii) papelito.

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