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Una reforma falaz y un ataque al país

El Consejo de Ministros español aprobó ayer la reforma de la negociación colectiva y, además, el Reglamento de los Expedientes de Regulación de Empleo que endurece la reforma laboral al permitir despidos en empresas que prevean pérdidas transitorias. Dando una nueva vuelta de tuerca, se agilizan las tramitaciones de los ERE y mediante la reforma de la negociación colectiva plantea dos grandes novedades. A saber: el acortamiento de los plazos en que se mantiene la vigencia del convenio caducado y la obligatoriedad de recurrir a una forma de mediación, arbitraje o solución extrajudicial. El Estado español cumple con los objetivos fijados por el pacto del euro y se somete así al dictado alemán.

Esta reforma representa una ofensiva en todos los frentes contra las rentas del trabajo. Los niveles salariales no destruyen empleo, y afirmar lo contrario constituye no sólo una falacia, sino también un chantaje moral inaceptable. Subir salarios es justo y socialmente avanzado, y hay margen para ello. Con la distribución justa de la riqueza como norte, defender los salarios y reivindicar que se incrementen por encima de la inflación favorece la economía real y el empleo. Esta reforma supone, a su vez, un ataque al derecho a negociar en Euskal Herria, al qué se negocia y al dónde se negocia. Centraliza la negociación, deroga la garantía de aplicación de un convenio concluida su vigencia y hasta que sea sustituido por otro, y aumenta la flexibilización empresarial al favorecer los descuelgues del convenio e individualizar las relaciones laborales. Finalmente, es un atentado mortal contra el ámbito vasco de decisión, que pretende convertir en irrelevantes e ineficaces a los sindicatos abertzales de clase, un golpe de estado de grave dimensión política que trasciende lo sindical y acentúa la dependencia en un tema de suma importancia, como lo es decidir la condiciones de trabajo.

Ante esta realidad, el Marco Vasco de Relaciones Laborales y Protección Social, lejos de ser una utopía sindical o un sentimiento abertzale, es una necesidad vital y urgente para la clase trabajadora vasca y el conjunto del país.

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