Si el tribunal termina aceptando la tesis de las acusaciones, la etiqueta de «todo es ETA» se habrá quedado ya corta. El asunto deberá quedar para los expertos en fenómenos extrasensoriales, porque esa teoría no sólo desafía la realidad de los hechos y la lógica política, sino hasta las leyes básicas de la física.

ETA es la única organización conocida que -a la vez que se la presenta como debilitada- tiene el don de la ubicuidad. Si la izquierda abertzale dice A es porque ahí esta ETA, si dice B también, y si dice Z lo mismo. ETA avala la estrategia militar, la político-militar y la política a la vez. Mueve a quienes quieren que atente y a quienes reclaman lo contrario. Hace las ponencias oficiales y las alternativas. Si existe lucha armada, es la prueba de que manda ETA; si no, también. La izquierda abertzale es digna de estudio igualmente, pero por lo contrario: para fiscales y policías, es el único sector político mundial en que no ha habido, hay, ni habrá debates, discrepancias, cambios, giros. Sólo cabe ETA, está y es todo. Otegi puso título a la película en la sala: «Buscando desesperadamente la violencia». La de ETA, claro, aunque ya no la practique.