Después de 168 años de historia ayer salió a los quioscos el último número de «News of the World», referente principal del periodismo amarillo británico. El eco del escándalo de las escuchas telefónicas a miles de ciudadanos, entre ellos víctimas de los atentados del 7-J o familiares de niños asesinados, ha sido demasiado intenso y su dueño, el magnate Rupert Murdoch, ha decidido echar la persiana. No como ejercicio de responsabilidad y autocrítica al sentirse descubierto ejerciendo prácticas tan detestables, sino a modo de cortafuegos, para que el escándalo no afecte al resto de las cabeceras del grupo. No le será fácil, al menos a corto plazo, ya que importantes firmas han retirado la publicidad de los medios de News Corporation, y la anunciada adquisición del 100% del canal de pago BSkyB ha quedado pospuesta.

Pero pretender ceñir el debate abierto en torno a este caso al ámbito periodístico supondría eludir una derivada tan importante como es el de sus consecuencias políticas y, concretamente, la influencia del imperio Murdoch en Gran Bretaña. Tras la detención y posterior puesta en libertad del ex director del semanario, Andy Coulson, se ha destacado que éste fue también jefe de prensa de David Cameron, pero se ha abordado este hecho como algo circunstancial, importante, sí, pero aislado, cuando lo cierto es que Coulson no ocupó ese puesto por casualidad, del mismo modo que Cameron no residiría hoy en el número 10 de Downing Street sin el apoyo de Murdoch. Son muchos los que dicen que el millonario australiano lleva décadas poniendo y quitando primeros ministros. Y a nadie se le escapa que si este escándalo no hubiera saltado, ahora estaría en una situación monopolística en los canales de pago.

Por tanto, el cierre de «News of the World» debe servir para abrir una reflexión sobre el modo en que se ejerce el periodismo y la necesidad de desterrar prácticas como las que ahora se han destapado, pero esa reflexión debe alcanzar también a la influencia que tienen determinados grupos mediáticos y empresariales en la actividad política, y no sólo en Gran Bretaña.