Tras convertirse este verano en jugador de la primera plantilla a todos los efectos, Asier Illarramendi se encuentra ante una gran oportunidad para ir confirmando las esperanzas puestas en él. Con nuevo entrenador al frente del equipo y un sistema táctico que puede favorecer su capacidad para manejar el balón, el joven de Mutriku ya dejó algunas pinceladas de su calidad el pasado sábado ante el Beasain, donde los mejores minutos de la Real coincidieron con su salida al césped de Loinaz.

«La verdad es que estuve bastante a gusto, tuve bastantes balones y jugué el balón fácil», explicó el centrocampista con modestia, mientras destacaba que «lo más importante es ir cogiendo el ritmo y las ideas del entrenador poco a poco». Unas ideas que, por lo visto hasta el momento, consisten en «tocar mucho el balón y llegar arriba con el balón jugado».

A sus 21 años, Illarramendi va quemando todas las etapas que debe superar cualquier jugador de cantera que aspira a llegar al primer equipo. Y es que llegar arriba «es el sueño que tenía desde pequeño» el mutrikuarra, y ahora toca dar el siguiente paso: «Intentaremos trabajar lo mejor posible, convencer al míster y tratar de tener los máximos minutos posibles».

Pero está claro que en el deporte de élite no hay nada fácil, y si difícil es llegar hasta lo más alto, más difícil suele ser asentarse. Los problemas clasificatorios del equipo en la segunda vuelta hicieron que el año pasado Illarra no tuviera todos los minutos que aficionados y técnicos -y él mismo, claro está- hubieran querido. Desde ese punto de vista, la nueva temporada debe ser diferente.

«Yo lo que quiero es hacerme un hueco en el equipo, ir metiéndome poco a poco, y si tengo minutos pues mejor que mejor», aseguraba, mientras restaba importancia a los posibles fichajes que pudieran llegar para el centro del campo: «Eso son cosas del club. Si viene alguien más está claro que tendremos más competencia, pero yo me centraré sólo en trabajar lo mejor posible».

Un comodín por la izquierda

El otro potrillo de Zubieta que ha pasado a tener ficha en el primer equipo este año es Liassine Cadamuro. El defensa nacido en Toulouse, que también salió en la segunda mitad ante el Beasain, ha sido un auténtico comodín en el Sanse, jugando indistintamente de central y de lateral izquierdo. A ese respecto, aclaró ante los medios que tiene «formación de central», pero que «el que decide es el entrenador. Es el que tiene las llaves y yo jugaré donde él me diga, Y lo haré encantado», enfatizó.

Sobre la diferencia entre el filial y el primer equipo, Cadamuro destacó que «en los entrenamientos el balón va muy rápido y los jugadores son más técnicos». Y habló maravillas de sus entrenadores en el Sanse, Imanol Idiakez y Meho Kodro, que le han ayudado mucho, así como de Martín Lasarte.