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Campeonatos del Mundo

Phelps quiere volver a ser Phelps, con o sin récords

El mejor nadador de la historia pretende recuperar una temporada en la que ha tenido que asumir derrotas dolorosas. Los nadadores pelearán en bermudas contra las plusmarcas obtenidas con bañadores prohibidos.

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Miren SÁENZ

Transcurrida la primera semana, los Mundiales de Shanghai están a punto de cerrar los trampolines, despedir los artísticos ejercicios de sincronizada y descansar de las largas distancias para llegar a las principales fases del waterpolo y sobre todo a la natación en línea.

Dos cuestiones centran el interés: la primera si habrá récords del mundo y la segunda cuál será el rendimiento de Michael Phelps. Las carreras en el agua han recuperado la austeridad de antaño, tras el empacho de marcas vivido durante la época de los bañadores impermeables, que alcanzó su punto culminante en Roma 2009, el anterior Mundial, donde llegaron a batirse 43 universales.

Los costosos trajes de baño de alta tecnología -además de suponer una suculenta operación comercial- dispararon los registros. El 1 de enero de 2010 los deportistas recuperaron los bañadores de tela, pero los registros conseguidos con mucho esfuerzo y algo de neopreno seguirán vigentes hasta que alguien lo remedie. Entre 2008 y 2009 se llegaron a contabilizar 121 récords mundiales además de producirse decenas de marcas nacionales e incontables personales. Un atracón sin precedentes antes de la sequía.

Acabada la fiesta, la natación volvió a su versión más rácana. A nivel individual en 2010 sólo Ryan Lochte fue capaz de batir un par de récords y en piscina corta (25 metros).

Phelps cree que las plusmarcas volverán y también Ian Thorpe -el australiano que colgó el bañador en la cumbre de su carrera harto de la presión mediática-. Recuperada la motivación, el Torpedo se prepara para llegar en forma a Londres 2012. Pentacampeón olímpico y autor de trece récords individuales, con él llegó la moda de vestirse aunque tanto él como Phelps hayan superado cronos inéditos en slip, bermudas o trajes de poliuretano.

Pese a ser el primer Mundial de natación celebrado en territorio chino -y el segundo en Asia-, la cercanía en el tiempo de los Juegos Olímpicos de Beijing'08 mantiene fresco el recuerdo de las hazañas de sus dos grandes protagonistas. Tanto el atleta jamaicano Usain Bolt como el estadounidense Michael Phelps protagonizaron entonces actuaciones memorables.

Los dos vuelven a Asia por el mismo motivo: los Mundiales. El rey del sprint defenderá sus títulos a finales de agosto en Daegu, el deportista olímpico más laureado lo hará a lo largo de la semana en Shanghai. Phelps, ganador de 14 títulos en los dos últimos Juegos, no tendrá un calendario tan apretado como cuando se colgó los ocho oros en el Cubo de Agua, pero tampoco parece llegar en las mismas condiciones al imponente Centro Deportivo Oriental.

La estrella de Baltimore ha cumplido 26 años y ha limitado su programa. Aspira a seis medallas, día a día descubriremos de qué metal. Descartados los 400 estilos, se ha centrado en la velocidad apostando por los 100 y 200 metros libre, los 100 y 200 mariposa, los 200 estilos y los relevos. Tratándose de Phelps parece poco pero vuelve a ser una barbaridad. Y eso que no ha pasado un buen año.

Bajó su rendimiento y sobre todo la guardia y pasó lo inevitable. En los días previos, desde la concentración australiana de Gold Coast donde recalaba el equipo estadounidense antes de aterrizar el miércoles en China, daba su versión: «Estaba como dando patadas y gritando que no quería ir a la piscina. Este año ha cambiado mucho...No aguanto perder más, así que tengo que cambiar algo».

Tendrá al enemigo en su casa y en la del anfitrión. Su amigo Lochte, compañero de relevos memorables que también se ha inscrito en media docena de pruebas, se ajusta al primer caso. Ambos coincidirán en los 200 estilos y los 200 libre y prometen saltar chispas.

Otro del equipo, Tyler Clary, pujará con el divo en los 100 y 200 mariposa. Por si no fuera suficiente, en Shanghai le espera Peng Wu, el hombre que esta temporada acabó con casi una década de control absoluto de Phelps con los 200 mariposa.

El poderío asiático

Este chino de 24 años, finalista olímpico en Beijing, ha alcanzado cierta cota de notoriedad al batirle en una disciplina en la que hasta entonces fue intocable. Lo hizo en dos ocasiones y para más inri en el país de la mega estrella. Y como no hay dos sin tres, el polémico Nick D'Arcy, expulsado del equipo australiano por agredir a un ex compañero, firmó la tercera.

El surcoreano Taehwan Park, su verdugo en California en los 100 libre, andará cerca pese a estar llamado a protagonizar otras batallas como atacar el récord de 400 metros libre. Parece que todo gira en torno al mejor nadador de la historia. Sus habituales apuestas múltiples contribuyen a una lucha en diversos frentes con presencia permanente entre eliminatorias, semifinales y finales.

Desde los 17 años, cuando aterrizó en Barcelona para emprender un recorrido mundialista del que guarda 22 oros y 4 platas, ha sido así. Lochte también va a chupar cámara, mientras los asiáticos marcan territorio también en categoría femenina.

La generación de Pang Jiaying juega en casa e irá a por todas, aunque las europeas tienen algo que decir. Probablemente nadadoras como la italiana Pellegrini, la veneciana que reinó en Roma, no estarán solas. El fondo apunta al Viejo Continente con la británica Arlington como gran favorita en 800 metros, y quizá la danesa Friss en unos 1.500 más igualados.

CIELO ve el cielo

El último en confirmar su participación ha sido el campeón mundial de los 50 y 100 metros libre César Cielo. El brasileño podrá defender su doble corona tras ser amonestado por el TAS pero no suspendido por un asunto de dopaje. La medida no ha gustado en aquellas federaciones con posibilidades en sus pruebas, aunque han tenido que acatarla.

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