Judas Priest, Motörhead y Saxon, tres veteranos y tres clásicos del metal, forman el triplete de la fiesta de despedida de las giras mundiales de Judas Priest. Es decir, que lo que parecía, si quiera por el lema, Epitaph World Tour (más pensado en el márketing que en la realidad) que era la gira del adiós del grupo, se convirtió, en otra nota remitida a los medios por el propio grupos, en una despedida parcial, ya que se referían a que no habría más giras mundiales, pero sí conciertos puntuales. Para mayor asombro, también se daba a conocer que estaban ya trabajando en un nuevo disco de estudio.

A quien todo esto no le debió parecer nada bien es a su guitarrista K.K. Downing, quien en abril de este año anunciaba que dejaba la banda por diferencias personales con el resto del grupo. Bajo estas circunstancias, el bajista Joe Hill quedaba como el miembro más antiguo del grupo.

Tras la huida de Downing el guitarra elegido fue Richie Faulkner, a quien se le había podido ver alardeando de buenos solos, al margen de varias bandas primerizas sin proyección, al lado de Lauren Harris, la hija del capo de Iron Maiden, Steve Harris.

Con los hechos aclarados, el 7 de junio comenzó la despedida internacional de la banda, gira que les llevará por Europa, Latinoamérica y Norteamérica, hasta el 3 de diciembre.

Durante lo que va de ronda, el repertorio de la banda se compone de temas clásicos y canciones no muy habituales en su repertorio, además de alguna versión. No faltan «Metal Gods», «Turbo lovers», «Painkiller», «Night crowler», «Living after midnight», «Judas rising», «The sentinel»... y alguna versión: «War pigs», de Black Sabbath, «The green manalishi», de los primeros Fleetwood Mac, y el «Diamonds and rush», de Joan Baez, aunque esta canción ya la grabaron para el álbum «Sin after sin», producido por Roger Glover de Deep Purple.

Inicio

Para muchos, Judas Priest es el grupo que inició el jevi metal clásico, el que perdura hoy en día con todas sus claves, pero señalar a un grupo en concreto es bastante temerario, en especial porque los Priest comienzan a utilizar un lenguaje claramente metálico a partir de su disco «Killing machine», 1978, refrendado, ya sin tapujos, en 1980 con «British steel», el álbum que mejor define el jevi metal y lo que sería el grupo a partir de ese momento.

Judas Priest se forma en 1969. Sus referencias musicales del momento son el rock-blues, el hard, el progresivo, la sicodelia... y las primeras bandas, tanto británicas como estadounidenses, que están liderando los sonido más rocosos y duros del momento. Formaciones a las que ya se las denomina, en parte, heavys, pero más por lo «pesado» de la sonoridad que por el metal. Para llegar a este punto aún habrían de pasar unos cuantos años. De hecho, los tres primeros discos de Judas Priest se componen de canciones aglutinadoras de los estilos señalados arriba. Versionan a Joan Baez, y toman su nombre de una canción de Bob Dylan, «The ballad of Frankie Lee and Judas Priest», del álbum «John Wesley Harding», publicado en 1967. Todas claves sesenteras.

Influencias

La banda las tuvo, pero es más importante el legado que dejan. El sonido metálico que ya aparece claramente en el inolvidable «British steel», 1980, casualmente el año de nacimiento de Faulkner. Con los himnos del disco, la sonoridad y el negro, cuero y tachuelas de Rob Halford, la tribu y el metal ya cuenta con unos líderes que marcarán el camino de miles de formaciones orientadas hacia el metal.