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Ińaki Uriarte | Arquitecto

Elorrio, ética y aritmética

Las elecciones han dejado en Elorrio uno de los casos más vergonzosos de la prostitución política a cargo del PNV. El partido ganador en la villa fue Bildu, - 1741 votos-, seguido por PNV, 1505; PP, 276; PSE, 223; y Aralar, 199. Como consecuencia otorga seis concejales a cada uno de los dos partidos vascos y uno al representante de la colonia española residente en el municipio. El indisimulado furor por el poder de la derecha vasca se reviste de indiferencia ideológica y es capaz de todo con cualquiera a fin de acaparar mando, y así ha sucedido en Elorrio. Con una absoluta carencia de ética, para que pudiera salir elegida alcaldesa la candidata jeltzale Ana Otadui ha admitido el voto del ambulante concejal Carlos García (PP) de lamentable recuerdo en su periplo por Bilbao. Presentado por su partido para incordiar en un municipio abrumadoramente euskaldun y abertzale, este personaje ultra español es un reconocido provocador nato con su bandera y feroz hostigador de la juventud y las comparsas. En definitiva, una calamidad para la convivencia social.

Esta maniobra aritmética alegremente aceptada revela una repúgnante idiosincrasia. El PP es un partido neofascista y antivasco sucesor en el tiempo de los esbirros de la criminal dictadura franquista, de aquellos que ordenaron a la 213 escuadrilla de la Aviazione Legionaria Italiana a las 8.45 del 31 de marzo de 1937 bombardear además de Durango y Otxandio, Elorrio, ametrallando posteriormente a la población causando siete muertos.

¿Es posible qué los elorriotarras y especialmente familiares de quienes sufrieron aquel asesino ataque, muchos de ellos probablemente afiliados o simpatizantes del PNV, puedan admitir moralmente que un sucesor de aquellos terroristas españoles que no han condenado 74 años después masacrar nuestra tierra con sus miles de criminales acciones, les ayude con su reaccionario voto a tener una alcaldía?

Era mucho más digno seguir en una honesta oposición en progreso de la villa. Despreciable ideología la del PNV que valora menos la historia, la memoria, la autoestima y dignidad colectiva por una makila manipulada. Algunos hipócritas de la dirección del partido, junto con los habituales medios de intoxicación comunicativa, reprochan que los votantes del partido mayoritario dieran la espalda a la alcaldesa impuesta y que justa y merecidamente abuchearan, lo contrario de aplaudir, a estos monigotes políticos. Traicionar la voluntad popular no puede ser olvidado, gratuito ni cómodo.

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