GARA > Idatzia > Kultura

El aguafiestas

Ramón SOLA

Tiene que ser duro sobrellevar en las espaldas el pesado personaje del aguafiestas. Las fiestas populares vascos conservan un amplio catálogo de ellos durante décadas, siglos, seguramente milenios, pero siempre encuentran alguna versión actualizada que deja antiguas las anteriores.

Éste tiene disculpa. Debe ser duro también tener que zumbar día tras día al alcalde elegido por la ciudadanía cuando a uno no le ha elegido nadie, salvo el dedo de algún alto jerifalte del partido que debió correr luego a señalar qué tres compañeros que sí han recibido votos debían dejar sus sillas libres para hacerte sitio. Duro feo.

También debe ser duro, quién lo niega, asumir ese papel tan ingrato pensando que al fin y al cabo a la vuelta de la esquina el premio será la alcaldía, pero encontrarse luego con que uno no tiene amigos en los que apoyarse para asaltar la vara de mando. Y más duro aún cuando uno se precia ya de ser alguien bregado en política y quien le derrota es un desconocido. Con más amigos, eso sí. O con menos enemigos, por lo menos.

Y en fin, que debe ser pero que muy duro adaptarse al rol de azote de oposición contra un gobierno municipal legítimo cuando, ¡toma paradoja!, uno es al mismo tiempo viceconsejero de un gobierno tan ilegítimo como el de Lakua. Vamos, que puestos a elegir, mejor y más digno es justo lo contrario.

Con toda esta carga sobre sus espaldas, hasta reslulta comprensible que uno termine convertido en el caravinagre de la comparsa anti-Bildu por pura inercia. Pero la realidad puede ser peor todavía para el aguafiestas si no logra sus objetivos destructivos, porque las cosas funcionan, la ciudad disfruta, los turistas vienen, las fiestas marchan, sale el sol por la marcha y se respira más y mejor. Es entonces cuando el personaje aspirante a malvado se torna patético, casi casi hasta resultar entrañable en sus crecientes casquetas. ¿Cómo no conmoverse pensando en el mal trago de aquella tarde de la pasada semana en que la bandera española no se movía?

Decía el aguafiestas, en su discurso del día de constitución del Ayuntamiento, que Donostia se ha convertido «en un foco internacional de atracción de talento» debido a «su hedonismo y sus ganas de deleitarse de todo lo bueno de esta vida». Pues eso, señor Gasco, relájese y disfrute, hombre.

Imprimatu 
Gehitu artikuloa: Delicious Zabaldu
Igo