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«Cowboys & Aliens» combina el western y la acción espacial

Los miedos que despertaba este proyecto en los ejecutivos de Hollywood estaban justificados, porque después de catorce años de gestación no ha conquistado al gran público. El western no interesa a las nuevas generaciones, ni siquiera en clave futurista y con efectos digitalizados.

Mikel INSAUSTI | DONOSTIA

Fue en 1997 cuando se anunció por primera vez «Cowboys & Aliens» como proyecto cinematográfico, sin que el rodaje diera comienzo. Quedó paralizado por el fracaso dos años después de «Wild Wild West», fallido intento de western retrofuturista, basado en la serie televisiva «Jim West», de la que el público ya se había olvidado. Scott Mitchell Rosenberg, autor de la idea origina, empezó a ponerse nervioso al ver que la película no llegaba, motivo por el que en el 2006 publicó el cómic homónimo en el que se basa la actual versión dirigida por Jon Favreau.

Es difícil buscar un único culpable en el fracaso en la taquilla de los EE.UU., ya que «Cowboys & Aliens» no ha recuperado el dinero que ha costado, que asciende a más de 200 millones de dólares incluyendo los gastos promocionales. La responsabilidad está muy repartida, porque fueron varios estudios los que se unieron para producirla, principalmente Universal y DreamWorks. Spielberg era uno más esta vez y no tenía más poder de decisión que el resto de productores ejecutivos. A Spielberg el veterano Harrison Ford le había sido rentable todavía en la última entrega de la saga de «Indiana Jones», pero presentando al joven Shia LaBeouf como su relevo generacional. El fallo comercial de «Cowboys & Aliens» ha sido que no había ningún protagonista con el que los espectadores adolescentes pudieran identificarse.

Esto se ha debido a que los también productores Brian Grazer y Ron Howard apostaban por el western clásico, considerando que el hecho de sustituir como enemigos a los indios por extraterrestres ya era suficiente gancho. Puede que en la decisión influyera el éxito reciente del remake de «Valor de ley», con su vuelta al purismo del género, aunque los hermanos Coen conectan con un público más sensible hacia el cine de autor. Por lo demás, es cosa sabida que el western no interesa a las nuevas generaciones, a pesar de que en Hollywood intentan aplicarle el mismo tratamiento con efectos digitales que se utiliza a la hora de actualizar los clásicos del cine de aventuras, lo que se ha hecho con la nueva versión de «Los tres mosqueteros» en clave retrofuturista.

Los problemas

Los casi setenta años de Harrison Ford no pasan desapercibidos en la pantalla, y menos en una película de acción. Lo que cuesta más aceptar es que su compañero de reparto Daniel Craig, que está en plena forma, tampoco conecte con el público adolescente. Tal vez en el fondo del subconsciente colectivo prevalezca la idea de que sólo los superhéroes pueden luchar contra los extraterrestres, porque en «Thor» es un primitivo bárbaro el que se enfrenta a los peligros del espacio exterior, y por mucho que surja de la mitología siempre resultará más básico que un pistolero del Oeste.

De ser todo ello cierto, habría que hablar de un estancamiento en las tendencias, porque la idea del vaquero del futuro ya la planteó Michael Crichton en «Almas de metal», realización de 1973 protagonizada por Yul Brynner. Desde entonces ha encajado a la perfección en el cómic y en el manga, universos gráficos que, con el desarrollo de los efectos espaciales, están cada vez menos alejados del cine. Hasta para los niños de hoy en día el vaquero es una figura cotidiana, gracias a las sucesivas entregas de «Toy Story».

Quizás el western tenga más posibilidades tal como lo concibe Tarantino, que prepara «Django Unchained», inspirado en el spaghetti-western. El subgénero ha sido revitalizado por el cine oriental, con muestras recientes interesantes, entre otras las aportadas por Takashi Miike o Kim Ji-woon. Así que quienes afirman que el western está muerto se equivocan, porque vive dentro de la producción independiente. Donde no encuentra cabida es en las superproducciones de Hollywood, con o sin efectos de por medio. Es un género que necesita de la austeridad escénica, porque basta con un paisaje desértico y alguna figura solitaria.

EL ARGUMENTO

La novela gráfica de Rosenberg narraba una terrorífica invasión ambientada en las misteriosas tierras del Oeste de Norteamérica a finales del siglo XIX. Repleta de pistoleros, forajidos y peleas en el saloon, el rudo entorno ofrecía un marco extraordinario para un ataque extraterrestre contra nuestro planeta.

BOND, VAQUERO

Craig interpreta a Jake Lonergan, el forastero solitario y amnésico que llega al pueblo de Absolution para salvarlo de la aniquilación total. Al británico todos lo relacionamos con 007, pero «hablando con él y mirándole, me di cuenta de que tiene una cualidad ruda y atractiva, al estilo de Steve McQueen», dice el director.

Estreno

Dirección: Jon Favreau.

Guión: Roberto Orci y Alex Kurtzman, sobre el cómic de Scott Mitchell Rosenberg.

Intérpretes: Daniel Craig, Harrison Ford, Keith Carradine, Paul Dano, Sam Rockwell.

Fotografía: Matthew Libatique.

Duración: 118 m.

Jon Favreau no está hecho de acero u otros metales

En la industria de Hollywood basta con rodar dos películas de éxito seguidas para que te encumbren, y eso es lo que le ha ocurrido a Jon Favreau con las dos entregas de «Iron Man». Ni antes era tan bueno ni ahora es tan malo, porque en todos los casos se trata de películas de gran producción, donde los aciertos y los fallos recaen sobre todo un equipo. El fracaso de «Cowboys & Aliens» no es nada definitivo en la carrera de este actor pasado a la dirección, la cual empezó hace diez años con «Made», una comedia de decadente ambiente boxístico en la que formaba pareja con Vince Vaughn. Luego se especializó en cine familiar con la navideña «Elf» y la fantástica «Zathura», que contaron con sendos repartos de lujo. Parece que las estrellas confían en él, tanto o más que los productores. M.I..

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