Koldo LANDALUZE

Antes de valorar la película de Ignacio Ferreras, merece la pena hacer una breve reseña del cómic original en el que se basa esta excelente película de animación en 2-D. El original, guionizado y dibujado por Paco Roca y publicado por la editorial bilbaína Astiberri, es una obra de obligada visión y lectura.

Entre sus viñetas, brillantemente perfiladas mediante un trazo fino en el que los cambios de color adquieren una dimensión muy especial en el tramo final, descubrimos la heróica y última aventura vital de un hombre marcado por los primeros indicios del Alzheimer. Ingresado en una residencia, este hombre que no hace mucho dirigía los designios de un banco, descubrirá un nuevo modelo de conducta regido por diversos niveles que diferencian a quienes comienzan a dar signos de demencia senil y los que ingresarán en una última sala de la que ya nunca más regresarán. En su titánica lucha contra lo inevitable, el personaje central (Andrés) topará con la ayuda inestimable de su compañero de habitación (Miguel) y este le ayudará a planear todo tipo de situaciones para impedir que su amigo sea trasladado a ese temido rincón donde únicamente le aguardará la soledad y la penumbra de los recuerdos perdidos.

El cineasta Ignacio Ferreras –curtido en el medio de la animación tras su paso por obras tan reseñables como “The Illusionist”, de Sylvain Chomet–, ha sabido trasladar a la pantalla este emotivo y muy sincero canto a la amistad y no ha dudado en dejar en el tintero algunas de las secuencias e intenciones cromáticas del cómic original para sacar el mayor rédito al discurso cinematográfico. “Arrugas” conmueve y elude en todo momento el discurso fácil de la sensiblería. Un obra muy hermosa.